EDH-Estrategias de los reos penitenciarios para controlar su entorno

Escrito por Carlos Ponce. 31 de Marzo. Tomado de El Diario de Hoy.

Diferentes publicaciones difundidas a través de varios medios de comunicación en el país, evidencian las debilidades del sistema penitenciario salvadoreño y su inefectiva conducción al más alto nivel. La semana anterior se publicaron dos artículos sumamente preocupantes que suman a esta percepción. Uno de ellos, escrito por un periódico digital, describe las violaciones de "bienvenida" perpetradas por reos en contra los internos que ingresan condenados por delitos sexuales.

Esta práctica es parte de una subcultura penitenciaria común dentro de sistemas penitenciarios alrededor del mundo. Sin embargo, lo alarmante del relato periodístico es que los mismos custodios, encargados de hacer prevalecer la ley y el orden dentro de los recintos, contribuyen indirectamente a la comisión de estas agresiones, formando inadvertidamente un vínculo intangible con los victimarios e incorporándose a la dinámica delincuencial desarrollada al interior de los presidios.

La segunda noticia, publicada por un medio escrito, incluye una entrevista con el director de un centro penal del país, quien revela que ha negociado con los internos para que no fabriquen bebidas alcohólicas con levadura de un programa vocacional, sugiriendo que pueden desarrollar dicha actividad con cualquier otro ingrediente. Esto indica la limitada autoridad ejercida por los administradores de los recintos penitenciarios e ilustra el poder de negociación de los reos sobre las autoridades.

La literatura criminológica señala que la mayoría de internos basa sus acciones en patrones de pensamiento delictivos y constantemente busca establecer control sobre su entorno, empleando diferentes estrategias que permitan la consecución de dicho objetivo. Adicionalmente, la bibliografía identifica diferentes líneas de acción frecuentemente empleadas por reos para ejercer ese control: (1) desarrollar acciones para determinar el temple y debilidades/fortalezas de los custodios y utilizar esta información posteriormente para su beneficio; (2) crear distracciones para perpetrar otras acciones orientadas a alcanzar un beneficio ulterior; (3) crear o identificar situaciones que involucren a custodios y puedan ser empleadas para extorsionarlos bajo la amenaza de hacerlas públicas; (4) atacar la reputación de personal penitenciario específico para proyectar una imagen profesionalmente desfavorable en términos de su capacidad laboral; (5) negociar situaciones aparentemente favorables para las autoridades pero que encubiertamente son desfavorables y de beneficio para los internos; (6) realizar acciones que acometan en contra de la honestidad e integridad de personal penitenciario; (7) tomar represalias contra custodios que representen un obstáculo o molestia; (8) adular a autoridades con el fin de congraciarse y lograr una actitud favorable que consecuentemente resulte en un trato especial que permita o facilite la comisión de actividades inadecuadas o ilícitas; (9) contraponer a custodios creando un ambiente hostil entre ellos; (10) formar lazos de amistad con personal penitenciario para eliminar su estatus de autoridad y control; (11) explotar recursos financieros, políticos y personales para desestimar la autoridad del personal penitenciario y evadir políticas y procedimientos institucionales; (12) organización colectiva de internos, basada en lazos de afinidad (como membresía a una misma pandilla), para obligar a las autoridades a desistir de la implementación de prácticas o iniciativas consideradas desfavorables para los internos.

El rumor que las autoridades salvadoreñas están negociando secretamente con las pandillas cada vez toma más fuerza entre analistas y profesionales del sistema de justicia penal. Algunos se atreven a afirmar que la leve disminución en la incidencia de homicidios anunciada por el subdirector de Investigaciones de la Policía obedece a esta estrategia. Independiente de la veracidad de estos rumores, es necesario que los titulares comprendan que al negociar con las pandillas, estarían cayendo en su juego, concediéndoles una cuota de control y empeorando el problema exponencialmente.

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