“La libertad de informar es inalienable, es uno de los más grandes logros en nuestra joven democracia y debemos protegerla a cualquier precio. Necesitamos jueces más preocupados por defender a la sociedad que a los delincuentes.”
Escrito por Rafael Castellanos. 30 de Marzo. Tomado de La Prensa Grafica.
La actuación de la jueza que adquirió notoriedad mediática por emprenderla contra LA PRENSA GRÁFICA y advertir en forma represiva al resto de medios sobre la publicación de datos sobre el asesino de la navaja, que segó la vida de otro joven a la vista de muchos en plena vía pública, debe mirarse con mucho detenimiento. No se trata únicamente de la interpretación ligera o proteccionista de la jueza del caso, es su privilegio, sino de un peligro grande que debe verse con todo cuidado para frenarlo cuando aparecen los primeros síntomas, de atentar contra el sagrado derecho de informar, uno de los valores más preciados que tenemos en el país, así como la obligación y deber de los medios: informar libremente.
Los jueces tienen la delicada misión de impartir justicia, concepto vago y de poca aplicación efectiva en nuestro país, la violencia está desbordando la capacidad del estado, la criminalidad ha experimentado un crecimiento exponencial y nuestro sistema de justicia ha sido excedido en su capacidad de proteger a la sociedad. Las leyes en teoría protegen a la persona de otras personas y del Estado. La sociedad es el conjunto de personas que habitamos el país, y esta sociedad está siendo sofocada por la violencia, que está bastante bien enfocada en un sector, jóvenes urbanos pertenecientes a pandillas u organizaciones delictivas, ahora con este caso, se revela que la actuación de pandillas, que actúa con gran impunidad, sirve de ejemplo a otros estratos de juventud, y estos estudiantes, supuestamente no inmersos en la vorágine de la vida pandillera, adoptan su cultura de matar sin remordimiento, fácilmente. Las imágenes del asesino huyendo con el trofeo, la camisa ensangrentada de la víctima y el cinismo de la cómplice del asesino ante los medios, asusta.
La sociedad está en gran peligro y un medio que cubre providencialmente el caso con pruebas certeras le hace un gran favor a la misma al poner en su conocimiento el drama como es. La actitud de la jueza de mandar a callar a los medios, al contrario, le hace daño a la ciudadanía. Los medios son fiscalizadores de lo que sucede y si no se publicaran, muchas cosas quedarían impunes.
¿Qué hubiera pasado si en el caso de Belloso matando policías con fusil de alto poder y a mansalva, no se hubieran captado las fotografías que se publicaron? Probablemente el FMLN habría insistido en la versión de que los policías en la azotea del Bloom eran los autores, el movimiento de la Brigada Limón y los otros grupos violentos que se estaban activando, habrían crecido y quizá ahora tendríamos un problema serio de comandos urbanos activos. La información gráfica oportuna cambió las cosas.
No estamos diciendo que es el mismo caso, comprendemos que la ley del menor infractor protege su privacidad, sea travieso asesino o violador. La jueza se aferró a la parte más proteccionista y su fallo tiene fundamento, aunque pudo haber visto el caso en una dimensión más amplia, interpretando esa ley, la Constitución y el Código Penal para evaluar mejor el caso. Y definitivamente, la jueza pudo haber actuado con la misma convicción, advirtiendo a LPG y a los otros medios, pero cuando carga contra ellos como debiera cargar contra los delincuentes, da a pensar muchas cosas sobre sus motivos. En la calle se especula tanto ¿tienen razón señora jueza o son pensamientos desquiciados?
Aunque no sea el mismo caso de Belloso, causa el mismo efecto, las imágenes gráficas in fraganti impactan fuerte a la sociedad y esta empuja por cambios, en la conducta de los jueces, quizá en el cambio de las leyes proteccionistas inadecuadas de las que estamos invadidos, quizá en la conciencia colectiva y ayude en más de una forma a la parte de prevención de la delincuencia.
La ley del menor infractor es parte de una serie de leyes proteccionistas que no ayudan nada a combatir la delincuencia desbordada. Esas leyes fueron impulsadas desde fuera, pensando en que antes de la guerra había gobiernos autoritarios y represivos y era necesario prevenir que sucediera nuevamente en la posguerra. Se equivocaron, la democracia y la libertad ha sido muy amplia, las leyes no son las adecuadas para la época de criminalidad global y narcoactividad, se necesita un cambio de leyes con un espíritu menos proteccionista y para combatir el crimen organizado, leyes específicas con fiscales y jueces sin rostro.
La libertad de informar es inalienable, es de las grandes ganancias que nos da la democracia, no podemos renunciar a ella y ningún juez debe atentar contra ella.
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