El que haya elevados o bajos precios para las medicinas o cualquier artículo o servicio depende de muchos factores, pero principalmente de la competitividad y apertura en un mercado.
Editorial. 24 de Marzo. Tomado de El Diario de Hoy
Como sucedió en varios campos de la actividad productiva durante los dos primeros gobiernos de izquierda en el país, el de la Junta y el de Napoleón Duarte, el Ministerio de Salud ha presentado un proyecto que no sólo contempla controles de precios a las medicinas y todo lo relacionado con el sector, sino que pretende que la salud es "un bien público". De "bien público" a control sobre la práctica privada de médicos, caerle encima al Seguro Social e intromisión en clínicas y hospitales privados y expropiaciones, hay apenas un paso.
Ese paso sería ruinoso, pues lo que ahora funciona más o menos bien caería a los lamentables niveles de la medicina pública, en grave detrimento de la población y de la economía nacional. Adicionalmente la plaga de los médicos cubanos, activistas políticos con gabacha, se volvería intolerable, como ya está sucediendo tras bastidores en los hospitales.
El que haya elevados o bajos precios para las medicinas o cualquier artículo o servicio depende de muchos factores, pero principalmente de la competitividad y apertura en un mercado. Para muchos, los altos precios de los medicamentos son resultado en parte de las políticas y regulaciones que fijan condiciones a la importación de fármacos y además autorizan el uso de nuevos preparados.
De regular importaciones puede pasarse a privilegiar la compra de medicinas de determinados países por razones políticas, como ya se dice de fármacos elaborados en Cuba y Venezuela, cuya industria está muy retrasada con respecto a la salvadoreña. Que lo digan quienes han estado en La Habana y quisieron sin éxito comprar una aspirina o un jarabe contra la tos.
Los precios: señales vitales de la economía
Los precios, de medicinas o lo que se produce de cualquier género y especie, no se fijan al capricho de fabricantes, negocios o importadores, sino que responden a las condiciones prevalentes en los mercados y al grado de proteccionismo o libertad de comercio que haya. El ejemplo más repugnante de altos precios, desabastecimiento, carestías y productos de mala calidad fue consecuencia de las políticas de los ya mencionados primeros dos desgobiernos de izquierda que tuvo el país y que, de no haber sido por la alternancia, nos habrían hundido en una pobreza a lo nicaragüense o, todavía peor, a la cubana.
No hay precios naturales o justos o predecibles, ya que su nivel lo determina una infinidad de factores, desde la codicia hasta el suministro de materias primas, la inventiva, el valor de las patentes y, con gran fuerza, la competencia.
Los precios son algo muy distinto del costo de la mano de obra y los réditos a la inversión. Inciden el acceso a los mercados o la competencia de productos de baja calidad o falsificados. Los afecta el contrabando y la corrupción en abastecer entes públicos, pues las regalías se agregan al precio general que paga el público.
Los precios son las señales vitales de la economía, lo que articula producción, intercambio e inversiones. Los precios le dicen al que cosecha granos si vale la pena vender o esperar. El bloque comunista colapsó por carecer de los indicadores de los precios libres. Y en el caso de las medicinas, los precios no sólo ayudan a fijar la producción de determinados medicamentos, sino que también fomentan la investigación que lleva a producir nuevos fármacos.
elsalvador.com :.: El mejor control de precios es la competencia
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