El mandatario pidió perdón por el magnicidio del religioso durante la develación de un mural conmemorativo a monseñor Romero en el aeropuerto Internacional de El Salvador, ubicado en Comalapa, departamento de La Paz.
Escrito por Marcela Solís. 24 de Marzo. Tomado de La Prensa Grafica.
El presidente de la República, Mauricio Funes, pidió perdón hoy en nombre del Estado salvadoreño por la muerte del arzobispo de San Salvador, monseñor Óscar Arnulfo Romero, el cual ocurrió el 24 de marzo de 1980.
"En mi calidad de presidente de la República, pido perdón en nombre del Estado salvadoreño por ese magnicidio perpetrado hace 30 años, en nombre del Estado salvadoreño pido perdón a la familia de Romero y hago llegar mis condolencias", declaró Funes, de manera pausada, en el pasillo entre las salas 8 y 9 de la terminal aeroportuaria, donde fue develado un mural conmemorativo al líder religioso.
A las palabras de Funes, Gaspar Romero, hermano del arzobispo mártir, declaró: Acepto con humildad, amor y gratitud el pedido de perdón, aunque sea 30 años después".
Al final de la ceremonia, durante una rueda con la prensa local, Funes aclaró el ritual de reconciliación: "He pedido perdón porque el Estado no investigó, pero no me corresponde a mí investigar, eso le compete a los jueces de la República", aclaró.
Funes, durante la ceremonia oficial, además pidió perdón al pueblo salvadoreño, a la iglesia nacional e internacional. También recalcó que se compromete a colaborar con la justicia para el esclarecimiento de los crímenes efectuados durante el conflicto armado de la década de los 80.
El mural conmemorativo es autoría del pintor Rafael Varela, reconocido dibujante salvadoreño, de tendencia figurativa y alumno del renombrado pintor español Valero Lecha. Varela pintó el mural junto a Rafael Escamilla durante jornadas de has 18 horas y en el cual se invirtieron 45 días de trabajo.
Hay una alto riesgo de que estos gestos formales pierdan significado. ganarian efecto si las disculpas llegaran de parte de arena. Al no ser asi, y al dejar entrever en diferentes ocasiones por los representantes areneros, de lo necesario que fue asesinar a Monseñor queda como una evidente prueba de la falta de peso en el gesto. Entiendo que la intencion es la mejor y la formalidad pues alli esta pero queda un sin sabor cuando los areneros reacios no dan muestra de haber entendido la magnitud del crimen. Solo el hecho de asesinar para solucionar un problema es un principio del que los derechistas salvadõreños deberian de retractarse.
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