LPG-La agenda centroamericana en ruta crítica

Mucho más allá de las escaramuzas seudoideológicas que vienen estallando, como bengalas bulliciosas, en el firmamento latinoamericano, Centroamérica se halla en un momento en el que repensar su propia vía es lo verdaderamente decisivo.

Escrito por Editorial. 17 de Marzo. Tomado de La Prensa Grafica.

Es claro que el proceso centroamericano, en sus distintas expresiones, debe ser el primer tema en la agenda regional de los países del área. Y en estos momentos las relaciones son complejas y difíciles, por distintos motivos. Uno de ellos, la fidelidad prioritaria del Gobierno nicaragüense a otro grupo, el ALBA, léase Hugo Chávez. La conflictividad intercentroamericana se disparó con la crisis golpista en Honduras, a partir del 28 de junio del pasado año. Hubo mucho teatro, pero las elecciones de noviembre, como era previsible, y así lo dijimos en su hora, vinieron a desencadenar la dinámica de la normalización. Hoy, bajo el liderazgo del Presidente Funes y con el apoyo del Presidente Colom, de Guatemala, avanzan los esfuerzos normalizadores.

Las experiencias deben ser ilustrativas, y lo que ha pasado en Honduras no es la excepción. El suceso golpista demostró que ese tipo de figuras son ya afortunadamente insostenibles; pero a la vez quedó demostrado, al menos en nuestro ámbito subregional, que el abuso del poder democrático también lo es. Y de seguro uno de los errores estratégicos de organizaciones como la OEA ha sido el haber dejado de lado, antes de la crisis y durante ella, y también en otros casos que no llegaron a detonar en crisis, este componente básico de respeto a la institucionalidad democrática desde el ejercicio del poder.

Ahora, Centroamérica debe reemprender la ruta, a la luz de experiencias recientes, algunas negativas como los sucesos de quebranto constitucional en Honduras y la arbitrariedad del régimen nicaragüense, y otras positivas, como las alternancias pacíficas en El Salvador y Guatemala y la renovada estabilidad costarricense.

Repensar la integración

Como todo, la integración centroamericana es un proceso, que va mostrando facetas y matices a lo largo del tiempo. Qué diferente es la Centroamérica de nuestros días de aquélla que dio los primeros pasos integradores allá en la década del 50 del pasado siglo, y también de la Centroamérica que en los años setenta y ochenta se enfrascó en intensos conflictos revolucionarios. Las pruebas de los años conflictivos fueron superadas con gran convicción de futuro, y hoy los desafíos y las dificultades, pese a ser tan complicados y apremiantes, son muy otros.

Los centroamericanos debemos asumir de una vez por todas que la gran tarea no es política al estilo tradicional, sino que apunta al encarrilamiento hacia el desarrollo. Algo que nadie puede hacer por su sola cuenta, pues la verdadera riqueza potencial la tienen nuestros países en ser un todo geográfico e histórico con oportunidades reales de hacerse presente de veras en la dinámica actual del mundo, que al ser globalizadora hace posible que todos tengamos un lugar propio en el mapamundi interactivo del hoy y del mañana.

Mucho más allá de las escaramuzas seudoideológicas que vienen estallando, como bengalas bulliciosas, en el firmamento latinoamericano, Centroamérica se halla en un momento en el que repensar su propia vía es lo verdaderamente decisivo. Y repensarlo no en forma nostálgica ni sentimental, sino en función del gran proyecto de nación abierta, moderna y competitiva que los tiempos demandan.

La agenda centroamericana en ruta crítica