Escrito por Carlos Ponce.17 de Marzo. Tomado de Diario de Hoy.
La crisis de seguridad por la que atraviesa El Salvador es tema central en noticieros y programas de debate. Diferentes expertos en criminalidad y su combate analizan la situación y proponen soluciones, empleando en su discurso expresiones como crimen organizado, pandillas, maras, etc. Es necesario nutrir el contenido de estos espacios con la literatura criminológica relevante. A continuación se discute brevemente la trayectoria académica del término Crimen Organizado (CO).
La bibliografía que estudia el funcionamiento, estructura y operaciones del CO es amplia y variada, rica en posturas académicas y ángulos de abordaje investigativo y analítico. Durante mucho tiempo, sin embargo, las particularidades de La Cosa Nostra (LCN) en Estados Unidos, dominó en gran medida la percepción académica sobre el CO y, consecuentemente, las exploraciones científicas sobre la temática y el entendimiento popular al respecto. Como resultado, las palabras mafia (término derivado del italiano) y CO se convirtieron en sinónimos.
El testimonio de Joseph Valachi, miembro de la familia criminal Genovese de LCN, brindado ante miembros del Senado estadounidense, a principios de los sesenta, en donde se estableció la organización y funcionamiento de LCN en New York de aquel entonces, fue el principal insumo para los primeros estudios académicos sobre CO. Esta fue la primera ocasión en la que se reconoció públicamente la existencia de LCN en EE.UU., lo cual tuvo un especial y profundo impacto entre analistas y el público en general, ya que el informante era precisamente un delincuente de nivel operativo del bajo mundo. Un germinal estudio publicado a finales de la misma década, en el que se documentó, examinó y estructuró el contenido de las afirmaciones de Valachi, estableció el prototipo de lo que, por muchos años, sería considerado CO.
Aunque dicho documento, y las numerosas investigaciones académicas que basaron sus postulados en su contenido, pueden ser consideradas colectivamente como un integral y exhaustivo análisis de la situación particular de LCN en aquel entonces, resulta poco práctico y limitado tratar de emplear los argumentos de dicha literatura como criterio de discriminación para categorizar una agrupación criminal más contemporánea como CO. Incluso, el enfoque es demasiado restringido para aplicarlo a otras organizaciones delictivas de la misma época en la que Valachi brindó su declaración. Después de un tiempo, los criminólogos advirtieron esta limitante y empezaron a desarrollar otros modelos para explorar grupos criminales diferentes.
Este nuevo enfoque criminológico llevó a la creación de dos amplias categorías para clasificar las diferentes agrupaciones: CO tradicional y CO no-tradicional. Bajo la segunda se incluyen todas aquellas cuya operación y estructura difiera de la de LCN. Esto propició el surgimiento de diferentes modelos, teorías y definiciones de lo que constituye CO. Algunos académicos sostienen que al revisar la literatura sobre el tema pareciera que existen tantas definiciones y explicaciones como autores.
La amplia cantidad de definiciones ha motivado a que algunas investigaciones se concentren en la identificación de características recurrentes dentro de las propuestas por los diferentes autores que exploran el tema, con el fin de construir una definición integral o unificada. Otros estudios argumentan que la definición de CO no tiene que ser rígida, ya que existen diferentes niveles de organización y operación entre las diversas agrupaciones criminales. Consecuentemente, algunos académicos construyeron una escala utilizando las características identificadas por diferentes exploraciones que analizan a diferentes estructuras y proponen que ésta sea utilizada para identificar organizaciones que constituyen CO, pero que se encuentran en diferentes niveles de organización y evolución. El término continúa careciendo, no obstante, de una definición universalmente aceptada y muchas veces es utilizado como sombrilla para aglomerar diferentes patrones delictivos atípicos o complejos. Debemos, por lo tanto, estar atentos de cómo se utiliza en los debates nacionales sobre criminalidad.
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