23 de Julio. Tomado de Tendencia Revolucionaria.
POSICIÓN DEL SIMEDUCO. Ante el decreto que obliga a leer la Biblia en las escuelas los maestros y maestras no podemos menos que sentirnos aludidos porque somos nosotros quienes tenemos que hacer que este decreto se cumpla. Lo peor es que no fuimos consultados, se impuso sin pensar mucho. Ojalá que el señor presidente lo vete para salud de nuestra educación.
Lo primero que se viene a la mente cuando vemos y escuchamos a los diputados de derecha proponer la lectura de la Biblia para resolver el problema de la delincuencia es la duda, la que se puede expresar a través de una serie de preguntas: ¿Qué es lo que está en el fondo de este decreto? ¿Es una broma, una burla u otra forma de manipular? Porque lo que sabemos, leyendo la historia más reciente de la Asamblea Legislativa es, que una institución que ha servido de cobertura a escuadrones de la muerte, a narcotraficantes y para hacer negocios verdaderamente feos, como la compra-venta de diputados y que algunos diputados se dedican a la venta de armas, municiones y seguridad.Lo que uno esperaría es que los diputados estén pensando en serio y con responsabilidad en la solución de este grave problema y no aparecieran con propuestas que en verdad no son la solución y peor, que complicaran el problema. Porque la religión es parte de la mitología y la función de la escuela es enseñar ciencia, como parte de la formación profesional de los niños y jóvenes. Llama la atención que los diputados confundan las funciones de las instituciones y que piensen con tanta ligereza. La institución que tiene la función expresa para enseñar religión es la iglesia. ¿Qué pensaría el señor Antonio Almendáriz si otros diputados decretaran que en las iglesias se enseñara ciencia? Las enseñanzas religiosas tienen ventaja en nuestra sociedad, porque tenemos la iglesia en primer lugar, pero se puede enseñar religión en la familia, si los padres así lo disponen. Pero hay muchas radios y televisoras que enseñan los preceptos religiosos en forma expresa, además de las escuelas y colegios católicos y evangélicos de los más diversos signos.
De tal manera que el Decreto 411 más parece un acto de oportunismo religioso que busca ganarle ventaja a otras expresiones religiosas siempre dentro del cristianismo, una expresión de hipocresía moral y ganguerismo político. También pudiera ser un distractor para que no pongamos los ojos en la historia, las causas verdaderas y reales que producen la violencia y la delincuencia, y nos pongan a discutir sobre cosas irrelevantes.
En El Salvador ya se lee mucho la Biblia y es fuente de inspiración de todas las formas de la religión cristiana. Entonces, el problema no es que no se sepa de la Biblia y los valores que inculca, sino la forma como está organizada nuestra sociedad y quienes la manejan más allá del gobierno, que no entienden de valores sino de competencia, de hacer trampa, de alcanzar el éxito a cualquier precio sin importar destruir a los demás.
Es importante que debatamos entre nosotros este tema, que centremos la discusión e intentemos descubrir con los demás las causas del problema de la violencia y la delincuencia, que se lo expliquemos a nuestros alumnos y alumnas, que hagamos esfuerzo por explicarlo también a los padres de familia.
Al señor presidente de la República le llamamos a que no se deje impresionar por quienes quieren confundirlo, por los intereses partidarios de quienes promueven y aprueban estos decretos. Señor presidente busque soluciones reales a este problema, apuéstele a desmontar las causas de la delincuencia y la violencia. Vete el decreto 411, para salud de la educación y de su gobierno.
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