Escrito por José Tomás Calderón González.23 de Julio. Tomado de La Prensa Gráfica.
Optimismo. Satisfacción. Orgullo. Con esos adjetivos, y entre lágrimas de emoción, salimos muchos salvadoreños luego de ver la producción “UNO: la historia de un gol”. Ya era hora, que entre tanta noticia bélica, divisionismo ideológico, ineficacia en la gestión pública y quebrantamiento institucional de este país, surgiera un documental del séptimo arte de salvadoreños nos invita a reflexionar sobre la importancia de sellar un compromiso de unidad nacional y derribar toda barrera que sea un obstáculo para alcanzar ese fin, inspirándonos a pasar de la pasividad ciudadana a la acción para alcanzar la deuda pendiente de los Acuerdos de Paz de 1992, el vivir tranquilos y en plena libertad.
La producción cinematográfica resalta cómo en medio de una guerra civil, las balas que tiraban el FMLN y la Fuerza Armada se silenciaban cuando la selecta que nos llevó al mundial de España 82 jugaba, al punto que incluso guerrilleros y militares convivían anónimamente en el estadio, lo que evidencia lo importante de que como sociedad hagamos que las diferencias no sean sinónimo de violencia y concluir que esas mismas diferencias nos deben unir para lograr nuestro anhelado progreso económico y social; como bien dijo el productor de “UNO” en el cine fórum del evento: el título “UNO” del documental proviene no solo para resaltar el gol contra Hungría, sino representar la “UNIÓN” que en tiempos de guerra existió por el fútbol, y de ahí que se utiliza como derivación de la palabra “UNIR”.
Pero lo que más conmueve es el espíritu de lucha y hombría de esos guerreros cuscatlecos del fútbol. Se pone en evidencia que jugaban con un profundo amor hacia la “azul y blanco”, y que sus rivales no eran solamente otros equipos de fútbol, sino que jugaban contra los vicios de siempre del fútbol salvadoreño, la violencia de una guerra civil (el automóvil de Ricardo Guevara Mora fue ametrallado estando él adentro, recibiendo veintidós impactos de bala), el no recibir sueldos completos, la falta de pelotas y zapatos para practicar, teniendo que hacer ellos mismos “recolecta” para llevar al mundial a los jugadores suplentes, porque la dirigencia alegó que no existían fondos suficientes. A más de 25 años de aquel evento, este país sigue bastante igual, una sociedad con vicios estructurales, sangre en las calles y oportunidades casi a cero, por lo que lo importante de este documental es entender que llegó el momento de tirar la pasividad y las ideologías recalcitrantes, luchar por este país y nadar contra la corriente, porque esos jugadores mundialistas jugaron contra todo eso y ganaron, nosotros en el plano ciudadano tenemos la capacidad y debemos embarcarnos en lograr la paz social.
Luego de ver el documental “UNO”, los logros salvadoreños enorgullecen, por minúsculos o mayúsculos que sean, aprendiendo a verlos desde toda óptica posible, ya que por ejemplo en cuanto frías estadísticas de mundiales, nuestro “Pelé” Zapata es más efectivo que Lionel Messi, tienen ambos un gol, pero Messi ha jugado más partidos en dicha fiesta futbolística, y eso debería ser suficiente para que el Águila tenga más seguidores que el Barça.
Amemos lo propio. Luchemos por ello. Esta es nuestra casa, nuestra tierra. Gerardo Muyshondt, productor de “UNO”, nos quitamos el sombrero.
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