Francisco Rafael Guerrero.03 de Julio. Tomado de El Diario de Hoy.
En medio de los agobiantes problemas nacionales de estos días, bueno es dar un giro y trasladarnos a otra área, que si bien tiene origen en el derecho privado, su repercusión en muchos salvadoreños se está sintiendo muy fuerte. Me refiero al nombre de las personas físicas, el cual en muchos casos, está siendo objeto de movimiento con ocasión de la renovación del DUI.
Es bien sabido que en nuestro país existían grandes enredos para identificar a las personas, ya que en muchos casos el nombre o "gracia" resultaba distinto al leerse por primera vez la partida de nacimiento. Al recién nacido se le asentaba con el nombre que le correspondía según el calendario, basado a su vez en el santoral romano, nombre que después era motivo de mofa desde que se iniciaba la educación básica, agregándose a ello la costumbre de los salvadoreños de reducirlo con "ch" (Chano, Chilo, Chon, Chomo, Chus, etc.).
En otros casos era la propia persona la que lo reducía o cambiaba (Mariano a Mario, Julián a Julio, Victorino a Víctor). Lo mismo resultaba con los apellidos, más cuando se asentaban en alcaldías del interior del país. También cuando se trataba de apellidos bonitos o extranjeros, era costumbre ir pasando de generación a generación las mismas dos palabras que usó el patriarca.
Todo ese desorden trató de ser corregido con la "Ley del Nombre de la Persona Natural", vigente desde el 2 de agosto de 1990, la cual restringió el nombre a dos palabras y determinó la forma de establecer el apellido, dictando también que comprendería dos palabras, conforme al primer apellido de sus progenitores o sólo los de la madre. Así mismo, prohibió los nombres lesivos a la dignidad humana, impropios de personas o equívocos respecto al sexo, con salvedades en este último caso.
No obstante, muchísimas personas se quitaron o cambiaron "de hecho", el nombre o apellido que no les gustaba, lo cual les ocasionó problemas de identificación que trataron de ser corregidos con escrituras de identidad, en las cuales el notario concluye que los nombres señalados por el compareciente corresponden a su misma persona, "pudiendo usar cualquiera de ellos a su elección". Luego se marginaba la partida de nacimiento, la cual según el art. 31 de la Ley ENJVYOD, "servirá al interesado para obtener nuevos documentos de identificación".
Con base en lo dicho, muchos obtuvieron cédulas de identidad personal, pasaportes y otros documentos con el nombre "legalizado" e incluso su DUI por primera vez. Pero ahora resulta que al ir a renovar dicho documento, como está ocurriendo durante el corriente año, se encuentran con la desagradable sorpresa, que el nombre que habían "legalizado" ha bajado a segundo plano y en su lugar aparecen los apellidos y nombres conforme a su partida de nacimiento.
Entiendo que el cambio de criterio se ha debido al deseo de continuar ordenando el Registro Nacional de las Personas Naturales, pero en lo personal, me quedan serias dudas sobre la legalidad de tal acto, por las siguientes razones: 1º.- "Las leyes no pueden tener efecto retroactivo, salvo en materias de orden público y …" (Art. 21 Cn.); pero para el caso, la Ley del Nombre de la Persona Natural no es de orden público, puesto que no lo dijo expresamente, de manera que sólo rige para los actos posteriores a su entrada en vigencia; entonces, ¿cómo quedan los nombres "superados" antes?, ¿de qué ha servido que las personas hayan obtenido nuevos documentos en los que "legalizaron" su nombre?, ¿sólo para que ahora se los regresen a "conocido por…"?
2°.- La disposición que ha ordenado el cambio de actuar del RNPN no es una ley de la república, sino que proviene de un reglamento cuya reforma fue suscrita en el 2006 por el Presidente Saca; por lo menos antes, la cédula de identidad tenía su propia ley. Se me podría objetar que la solución es el cambio o la adecuación del nombre, pero estas figuras tienen sus propias condiciones y por ello no aplican para la mayoría.
Los medios reportan que en los cuatro primeros meses del año han dejado de expedirse más de cuatrocientos mil renovaciones de DUI. Si usted, estimado lector, no le ha correspondido ir todavía y se encuentra en la situación descrita, prepárese de antemano para enfrentar el amargo momento que le espera.
elsalvador.com :.: Más problemas con los nombres de las personas
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