Por Juan José Dalton.18 de Julio. Tomado de Contra Punto.
Anécdota sobre las distintas formas de lucha de los presos políticos durante la guerra civil salvadoreña
SAN SALVADOR
– No éramos entonces muchos los presos políticos y habíamos llegado a inaugurar el Sector II de Mariona, o “La Esperanza”.Frente a mi celda estaba otra en la que había un compañero que tenía apellido Marinero o Marinello. Del nombre no me acuerdo, pero era de la Resistencia Nacional (RN) –organización conocida dentro del FMLN como la “izquierda chévere”, por cierta pelazón desde sus orígenes-.
El caso es que Marinero un día de aquellos, llega a la puerta de lámina que dividía al Sector II (del los políticos), de los presos comunes. Parafraseando al poeta argentino Paco Urondo: “De este lado de la puerta están los presos políticos; del otro lado de la puerta están los presos comunes. La puerta era sólo una puerta de lámina de metal”.
El caso es que Marinero toca aquella puerta con el puño de su mano y llama al custodio que está del otro lado: “¡Señor Agente! Señor Agente!” La respuesta la recibe rápido y en tono amable: “Si Señor, diga, ¿Qué desea?”
Nunca nadie de los que escuchamos aquello nos imaginamos cuál iba a ser el pedido de Marinero, quien inmediatamente le dijo al custodio:
“Señor Agente, ¿Me puede prestar su culo por tres minutos?”
El custodio queriendo confirmar que no estaba equivocado en lo que había escuchado, le preguntó ya en tono enojado: “¿¡Cómo dijo!?”
Y Marinero le recalcó: “¿Qué si me puede prestar su culo por tres minutos?”. Con la misma salió corriendo a esconderse.
Del lado de allá de la puerta hubo un gran silencio, por varios minutos. Los que escuchamos aquella ocurrencia del compañero nos matamos de la risa. Pero la alegría duró poco.
Al rato la puerta de lámina se abrió y entraron varios agentes con silbato y obligando a todos salir de las celdas y tirarnos boca abajo. Los agentes corrían encima de nosotros y pedían que saliera el que le había faltado el respeto a la autoridad. El suplicio duró varios minutos, pero nadie denunció a Marinero ni él se culpó por lo hecho.
Finalmente, nos encerraron a todos en las celdas hasta el siguiente día.
En la mañana hubo reunión de todos los que estábamos en el Sector II. Alguien que no recuerdo quién fue, hablaba de la “irresponsabilidad y la provocación” que el compañero había hecho, y se echó un gran discurso político.
Al rato Marinero tomó la palabra: “Miren compañeros, pido disculpas por lo ocurrido, pero les quiero decir una cosa: ¡La burla y la irreverencia hacia la autoridad, son también formas de lucha contra el enemigo! Y como estamos presos, eso fue lo que se me ocurrió como una acción contra el enemigo”.
Los compas se rieron a carcajadas. “¡Con este baboso no vale ningún argumento ni reflexión!”.
¡Sr Agente! ¡Sr Agente…! - Noticias de El Salvador - ContraPunto
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