Las autoridades del FMLN han tratado de procesar de muchas maneras su relación con el presidente de la República, quien llegó al poder con su bandera en la papeleta. Ha tragado grueso. Ha mirado hacia otro lado. Ha intentado diferentes tonos y discursos para enfrentar los regaños, desaires y sobre todo la declaración de independencia que constantemente les recuerda el mandatario.
Escrito por Gabriel Trillos. 18 de Abril. Tomado de La Prensa Gráfica.
Ya para nadie es un secreto, y eso ya hasta los más radicales blogueros y analistas lo han tenido que procesar y aceptar, que la relación entre el FMLN y Mauricio Funes es complicada, pero eso no aparta al partido de izquierda de ser partido en el gobierno.
Ahora bien, se vienen momentos claves que el FMLN ya ha identificado como oportunidad de utilizar su fuerza y cobrar algunas acciones que el presidente ha tomado en franca contrariedad a los pensamientos del partido y que la cúpula del partido lo define como afrenta. Los ejemplos sobran: la posición en el conflicto hondureño y el nuevo presidente de esa nación, la nula relación con Hugo Chávez, la reunión con Barack Obama y el impulso a ciertas plataformas conjuntas con Estados Unidos, el respaldo recibido del presidente Lula da Silva, la negativa de la ALBA, la destitución de mandatarios cercanos al Frente y muchos otros más.
Las señales son claras. Uno de estos se vivió en la plenaria pasada de la Asamblea Legislativa cuando de forma inexplicable el FMLN no votó a favor de que el Ejecutivo inicie negociaciones de dos créditos que suman $161.7 millones, destinados, entre otros proyectos, al Hospital de Maternidad y a la modernización del Sistema de Emergencia 911, Salud y Seguridad, rostros de los grandes problemas de la nación. Desde la misma noche del jueves, los dirigentes han intentado explicar, eligiendo un argumento claro para justificar un fin obscuro de revancha.
Los efemelenistas intentan utilizar un telón técnico para esconder actores y decisiones políticas que tiene a la base mandar un mensaje claro al presidente y a su grupo de confianza, entre los que por supuesto está el ministro de Hacienda, que no la van a tener fácil en los casos en que necesiten los votos del FMLN como los préstamos que el Gobierno necesita para emprender proyectos sociales.
La dirigencia del partido de izquierda se justifica en que quiere hacer un análisis profundo de cada préstamo, argumento que siempre utilizaron cuando la derecha ocupaba la silla presidencial; sin embargo, ahora la silla presidencial es parte del partido y basta con tener reuniones de trabajo en Casa Presidencial. Por tanto, no tiene lógica que quieran profundizar en algo que se supone deben conocer y que quieran sentar en la comisión y cuasi interpelar al titular de Hacienda. Eso se llama revancha política utilizando los procedimientos y el peso de 35 escaños en la Asamblea que son vitales para cualquier aprobación de mayoría calificada.
La otra señal por concretar se gesta de cara al 1.º de mayo. El año pasado, siendo Funes presidente electo, casi fue obligado a participar en las marchas y en el acto final que tuvo mensajes de conciliación. Este año, como presidente de la República el FMLN coincide con muchos de los sindicatos con quienes tiene alianzas y ya se prevé el regreso a la radicalización de esas marchas y de la forma de los reclamos. No sería extraño que dirigentes del FMLN ya hayan realizado reuniones con algunos dirigentes sindicales para que sean estos como movimientos de trabajadores los que hagan reclamos al presidente que el FMLN no quiere hacer en estos momentos. Uno de estos dirigentes sindicales lo dejó bastante claro al inicio de esta semana en el programa de Entrevista En Línea de Laprensagrafica.com. Por eso digo que el 1.º de mayo seguramente veremos concretado otro acto de revanchismo político.
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