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2010/04/29

Simpatizantes del FMLN-Medidas ejemplares para combatir la delincuencia

Por Pocote. 30 de Abril. Tomado de Simpatizantes del FMLN.

Cuando escribo estas líneas, aún no hay pistas, indicio alguno, sobre èl o los asesinos de los tres profesores en el municipio de San Pablo Tacachico. Entre los habitantes hay zozobra, angustia, temor indefinido.
También sentimiento de repulsión por el acto delincuente; rabia en la impotencia de prever crímenes así y de cambiar el curso de las cosas. El miedo nebuloso de épocas recientes vuelve ahora, sólo que en esta vez los turbios asesinos se esconden en las sombras de la noche, lo hacen por rencillas personales, por envidias o simplemente para reclamar una “renta”.

Las medidas tomadas por el Ejecutivo de lanzar al ejército a las calles o incrementar los patrullajes urbanos y rurales, así como equipar con mejores unidades automotores y armas a los policías, parecen no haber dado resultado, lastimosamente hay sectores interesados que se alegran con esta triste y dramática situación. La delincuencia, las pandillas, los hombres y mujeres malos, de bajos sentimientos y pasiones, avanzan, crecen, se descara. ¿Cómo es posible haber llegado a esta situación? ¿Dónde están las causas y las causas que generaron esta pavorosa situación? La sed de sangre, de odio, no se reduce a exigencias por un trabajo o salariales, va mucho más allá.

Desde un año para acá se han intensificado los asesinatos, los hechos de violencia, las violaciones sexuales, se ha anunciado que el caos está a la vista, que se le fabrica minuciosamente, como si el crimen organizado o personas particulares estuvieran detrás dirigiendo y coordinando todo. Desde luego, el crimen organizado está presente; pero hay mucho más en el crecimiento de las pandillas, de los delincuentes comunes. ¿Por qué se permiten todavía las ventas de armas? ¿Por qué existen tantas empresas particulares de seguridad pública? ¿Quién controla esa vasta red de vigilantes de seguridad privada? Hay sitios y lugares perfectamente detectados donde se reúnen los pandilleros y delincuentes ¿por qué no se procede frontalmente contra ellos?

Aquí no se trata de “negociar” con el crimen organizado, con el bajo mundo, de limitar pruebas y dejar que impunemente se deje en libertad a criminales. La Fiscalía está en la obligación de profundizar en las pruebas, de verdaderamente cumplir con su labor, de actuar con mayor fuerza y creatividad y no simplemente escudarse en el pretexto de “falta de recursos”. Estamos frente a una delincuencia franca, cínica, despiadada. Hemos llegado al extremo de sentirnos todos inseguros, de simplemente esperar el golpe artero, la extorsión anunciada, el asesinato por el asesinato mismo. Como dicho está: como reto a las autoridades, como una señal que se manda a los que intentan controlar y combatir el contrabando, el narcotráfico o la tradicional evasión de impuestos.

Se trata de la búsqueda de la atemorización y el sometimiento del de arriba. Los “tenemos infiltrados y qué”, parece ser el grito unánime, la consigna reiterada de los dueños de la página roja, del crimen organizado. Una delincuencia sin signo ideológico; pero con motivaciones políticas. La sociedad salvadoreña está descompuesta y nos encontramos en una encrucijada: bien decía un experto en sociología: los salvadoreños no tenemos esperanza, no vemos la luz al final del túnel. El cuerpo policial no termina de hacer ni de cumplir con sus obligaciones, se diluyen en planes nunca concretados, en fatídicos anuncios y en amenazas. En el colmo de su accionar llegan ahora a cargar armas contra ciudadanos indefensos, mientras los cacos o maleantes roban en la casa de enfrente.

En comentarios anteriores nos hemos preguntado ¿a quién, a quiénes les interesa la confusión, la crisis, la violencia, la delincuencia desenfrenada, la inseguridad ciudadana? ¿Quiénes no sienten que la carestía llevada a niveles de crimen, la mano dura como sinónimo de sistema de orden dictatorial, la represión del salario bajo, no los afectan, no los ponen de mal humor, no les cierra caminos sino les abre posibles gordas, y decididamente sucias, ganancias? Lo decimos concretamente por esa cantidad de tiendas donde se venden libremente armas o por las mismas agencias de seguridad pública.

No somos expertos en seguridad ciudadana ni en estrategias para combatir semejante flagelo; pero si la policía y la Fiscalía tienen ubicados los sitios donde los delincuentes viven, descansan o planifican sus atrocidades, porque no mantener unidades especializadas en esos lugares y llevar obras de progreso. ¿Qué se ha hecho, por ejemplo, para erradicar de delincuentes La Campanera o Lourdes? El municipio de Apopa hace tiempo afronta hechos de sangre, asaltos y extorsiones ¿Cómo está actuando la policía en esa jurisdicción? ¿Cuáles son los planes actualmente en ejecución para proteger a sus habitantes, a los funcionarios y a los transportistas? Si los casos han sido debidamente documentados, ¿Cuáles son los mecanismos de coordinación y prevención que existen con la Alcaldía Municipal?

No somos creyentes; pero quizás las iglesias podrían jugar un papel importante en el control y la eventual erradicación de la delincuencia en el país: no se trata de simples oraciones o lamentos, debe procederse con talleres de capacitación, con la orientación de los jóvenes, en una clara disputa con el crimen organizado y los dirigentes de las pandillas. Debe irse en auxilio de las escuelas, de los padres de familia, de las autoridades municipales. Es tiempo de actuar con creatividad, inteligencia, proceder con sabiduría, rapidez y eficacia. Nosotros nunca estuvimos de acuerdo con lanzar al ejército a las calles, porque no está capacitado para ejercer este tipo de labores, la experiencia y el tiempo transcurrido desde que se tomó la medida, lo ha demostrado. Es necesario y urgente actuar de la forma sugerida, como dicho está, no somos expertos; pero si unimos las distintas sugerencias e ideas, algo podemos hacer en contra de una lacra social que se ha escapado de las manos de las autoridades correspondientes.

Hace muchos años un tratadista dijo que la guerra es una cuestión muy difícil para dejarla en manos de los militares. No estamos diciendo que se saque a la policía de la investigación, la represión o el combate contra la delincuencia o el crimen organizado, pero en la lucha frontal deben participar distintos sectores y entre más pronto mejor, porque de lo contrario seguiremos contemplando masacres como la de Suchitoto o crímenes tan espeluznantes como la de los profesores en el municipio de San Pablo Tacachico.

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