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2010/04/27

LPG-El agua necesita una política de estado

“El Salvador puede ser sostenible en agua, incluyendo a los marginados, reteniendo lluvia, utilizándola racionalmente, todos pagando adecuadamente, subsidiando a los pobres. Solo puede lograrse con una política de estado, reordenando el marco legal e institucional.”

Escrito por Rafael Castellanos.27 de Abril. Tomado de La Prensa Gráfica.

 

La Tierra, llamada el planeta azul por ser el agua su componente mayor, vive la paradoja que el agua dulce, indispensable para los humanos, es un recurso escaso en vías de serlo más. Las próximas guerras pueden ser por el agua.

En El Salvador podemos ser sostenibles, utilizándola racionalmente y reteniendo lluvia. Se requiere una política de estado para ello.

Llueve anualmente más de 1,800 mm, debiera darnos suficientes reservas para garantizar la sostenibilidad, con un altísimo porcentaje de la población accediendo al agua. Una gran parte no se infiltra al subsuelo, se desliza a los ríos debido a la deforestación de décadas, muchas laderas son cultivadas con maíz por minifundistas que no tienen otra opción, en vez de siembras que protejan la erosión y retengan el agua, no hay planes generalizados para retener el agua lluvia.

Su uso está pobremente regulado. Grandes usuarios no pagan nada por su uso, como CEL para producir electricidad y el agua para riego, que es aproximadamente el 40% de la usada. Decenas de miles de pozos en la zona rural y en casas recreativas en costa y campo la usan gratis, el agua de lagos es usada por regantes agrícolas y casas de recreo sin pagar. Los vendedores de agua la extraen y con poca o ninguna transformación la venden carísima, pagando (los que pagan) una cantidad risible a ANDA por derecho de uso.

Hay otras distorsiones importantes en el precio. El ejemplo más chocante es que por el agua tratada suministrada por ANDA, aún con el nuevo pliego tarifario, los que tienen capacidad, pagan de $0.21 a $1.96 por metro cúbico (el promedio quizá $0.53), mientras los pobres que no tienen servicio, además de caminar largos trechos para ir por ella y cargarla, pagan más de $6.00 por metro cúbico. Eso no puede ser.

Los bajos precios facilitan las pésimas prácticas de uso, matar el tiempo “manguereando”, barrer con agua, derrocharla lavando carros, dejar el grifo corriendo y uno grotesco, los “car wash” usando agua subsidiada o a muy bajos precios.

ANDA sufre enormes pérdidas de agua en su transporte, 40% o más queda en el camino, tuberías viejas o de mala calidad en un país que tiembla tanto. Es urgente corregirlo aunque el costo sea alto.

Existen miles de conexiones ilegales que no pagan. En residenciales de clase media y alta, hay quienes construyen un “puente” al contador para no pagar. Es el colmo, ¡duro con ellos!

Mucho del mal uso se regularía por sí mismo, si pagáramos el precio real, el costo de extraerla, tratarla y distribuirla, más el costo de las obras de conservación que sería necesario emprender.

La situación actual es de un manejo descuidado, sin un orden integral establecido, con un marco legal insuficiente e inadecuado para manejar un tema tan delicado y urgente. Hay diferentes leyes que regulan y reglamentan su uso, esparcidas en diferentes espacios, sin una uniformidad de criterio, sin que den lugar a construir a partir de ellas una política nacional de agua, una política de estado.

La institucionalidad que se relaciona con el agua es inadecuada, muchas instituciones tienen autoridad sobre su uso y manejo, el MARN, el MAG, ANDA, CEL, las municipalidades... y todas regulan o facultan su uso, atendiendo prioritariamente su punto de vista, sin una coordinación estrecha con las demás instituciones, a falta de una política nacional, integral de agua, algo absolutamente necesario.

Dicha política debe partir porque todos debemos pagar por su uso el precio adecuado y subsidiar exclusivamente a los pobres, la potable, de generación eléctrica o riego. El tema de los autoabastecidos o los que usan pozos igualmente.

Adicionalmente debe fomentar y obligar prácticas modernas de uso, plantas de tratamiento en municipalidades, urbanizaciones, edificios, etc., para aguas grises y negras, que devuelvan agua limpia para riego, lavado de carros, etc. Toda vivienda debiera tener dos tuberías de ingreso, la de agua potable y la de reciclada.

Es necesario adoptar prácticas de infiltración en el suelo, grandes reservorios y recoger agua lluvia en casas, edificios, etc.

La acción más relevante y necesaria es reforestar seriamente. Solamente la cuenca del Lempa es la tercera parte del territorio, aproximadamente 7 mil kilómetros cuadrados, 700 mil hectáreas a 10 mil árboles por hectárea, serían 7 mil millones de árboles. Es una tarea monumental que no puede hacer el estado, pero si facilitarla, estimulando la acción masiva de los privados como se dio en Chile y Finlandia.

Es urgente establecer una política de estado sobre agua. Aunque no es fácil. ¿Cuándo empezamos?

El agua necesita una política de estado

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