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2010/04/29

EDH-Los fanáticos de los totalitarios

 Escrito por Marvin Galeas.29 de Abril. Tomado de El Diario de Hoy.

¿Por qué enormes multitudes se unieron al Partido Nacional Socialista de Hitler? ¿Cómo fue que millones de italianos se volvieron fanáticos de Mussolini y su partido fascista? ¿Qué motivó a grandes "masas" de rusos a "adorar" a Stalin como a un dios? Estos tres dictadores, los más crueles del Siglo XX, no hubiesen sumido al mundo entero en una sangrienta tragedia, sin el apoyo multitudinario que, en algún momento, recibieron.

Aquí en nuestra América Latina, en los años sesenta y setenta, Fidel Castro levantaba el puño izquierdo y millares de enardecidos militantes gritaban: "Para lo qué sea, cómo sea y cuándo sea… comandante en jefe, ordene", igual ocurría en Nicaragua con la famosa consigna, copia de la cubana: "Dirección nacional, ordene". Ahora en pleno Siglo XXI, en Venezuela no son pocos los fanáticos de Hugo Chávez y Daniel Ortega, muy a pesar del desastre en el que estos dos caudillos totalitarios han sumido a sus respectivos países.

¿Qué hace que una persona entregue su propia libertad para seguir a un caudillo y hacer cualquier cosa, repito cualquier cosa, con tal de satisfacer al caudillo o a la máxima dirección?

Yo me metí al Ejército Revolucionario del Pueblo cuando tenía 21 años. He meditado mucho sobre las razones que me impulsaron a mí y a otros miles de jóvenes a jugarse la vida. En la guerrilla había que darlo todo, todo, incluso la vida misma. ¿A cambio de qué? Por supuesto no había salarios ni ningún otro incentivo de carácter material. Ni siquiera había la certeza de salir vivo, para disfrutar de la victoria.

La incorporación masiva a las filas de la guerrilla en la mayoría de los casos era por un ideal que se expresaba con algunas palabras de fuertes connotaciones positivas como justicia y libertad, pero sobre todo por encendidas consignas negativas: "Muerte al imperialismo yanqui", "la paz para los ricos ha terminado", "el poder nace del fusil", "revolución o muerte", "lucha armada hoy, socialismo mañana".

Pero tanto las evocaciones idealistas como las consignas de odio, se daban en un contexto muy diferente al actual. Había gobiernos militares autoritarios y la Unión Soviética comandaba un campo socialista de naciones en donde, se nos decía, los pobres y los humildes vivían en una especie de paraíso. Cuba, nos repetían algunos maestros, algunos sacerdotes, era un ejemplo de dignidad en un continente dominado por el imperio.

Todo eso ha cambiado. El llamado campo socialista se desplomó como castillo de naipes. La caída del Muro dejó al descubierto el horror que se vivía en esos países. Y Cuba, ya sin el subsidio soviético, quedó desnuda ante el mundo entero, tal como realmente es y como fue desde que Fidel Castro se hizo con el poder: una despiadada dictadura que ejerce el poder total y que ha sumido en la miseria a todos, menos a los encumbrados miembros del Partido.

Sin embargo no pocos, aquí y en todas partes, alaban nostálgicos a Lenin y Stalin y son abiertos seguidores de oscuros sujetos como Daniel Ortega y Hugo Chávez. Justifican los fraudes electorales, los cierres de medios de comunicación, las violaciones a los derechos humanos y hasta la evidente corrupción de los comandantes que hablan en nombre del pueblo.

¿Qué características tienen estos grupos siempre propensos a apoyar los "hombres fuertes", a "los comandantes", "vanguardias" y a cualquier líder populista cuya mayor habilidad es la de ser un gran comunicador?

En su libro "Camino de servidumbre", Friedrich Hayek señala tres grandes rasgos que caracterizan a estos grupos seguidores del totalitarismo y el populismo: Primero, la mayoría se encuentra en los sectores menos educados de la sociedad, incapaces de diferenciar entre mensajes falsos y verdaderos.

Segundo, personas dóciles, sin criterio, sin convicciones propias. A estas personas el caudillo totalitario o populista las manipulas con facilidad. También resulta sencillo enardecerlas hasta el odio, si se les repite constantemente cierto tipo de mensajes. (Hay que ver el veneno y resentimiento que destilan en la actualidad ciertos blogs).

Tercero, son personas que generalmente se movilizan como masas, estimuladas por consignas de odio y programas negativos. El caudillo totalitario, dice Hayek, lo sabe. Por eso siempre habla de "ellos" y "nosotros". Se trata siempre de tener o inventarse un enemigo externo: la burguesía, el imperialismo, los vendepatria, el enemigo de clase, etc. En un próximo artículo seguiremos profundizando sobre ese tema.

(Este jueves tendremos una reunión con la mamá de Carlos, el estudiante asesinado a puñaladas. Las decenas de personas que han escrito para apoyarla pronto tendrán noticias).

elsalvador.com :.: Los fanáticos de los totalitarios

2 comentarios:

  1. ¿Qué hace que una persona entregue su propia vida profesional y con ellos su dignidad para seguir al poder del dinero en un pais fallido como el nuestro y hacer cualquier cosa, repito cualquier cosa, con tal de satisfacer sus necesidades economicas, a la elite economica derechista?

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  2. Si la alternativa es apoyar a la derecha salvadoreña es automaticamente desechable la idea de no apoyar otras cosas. No todos podemos hacer cualquier cosa por el dinero y mucho menos mantenernos alli y menos aun sostener que hemnos hecho lo correcto. Son algunos los que pueden vender su alma al diablo y pretender ser felices. Pero es valido... el diablo tambien necesita fanaticos, indiferentes ante el desastre humano que se vive en nuestro pais. Como puede proponer venderle el alma a una elite como la salvadoreña, sanguinaria y retrograda, principal actora en el fracaso estatal que vivimos? Este o es o se hace(por unos deolares mas)

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