Escrito por Carlos Ponce.28 de Abril. Tomado de El Diario de Hoy.
Según diferentes publicaciones de los medios de comunicación nacionales, los índices criminales han alcanzado niveles sin precedentes. La efectividad de las estrategias de seguridad, en consecuencia, ha sido cuestionada por diversos analistas, expertos, representantes de sectores de la sociedad y generadores de opinión.
Actualmente, la atención está centrada sobre la conveniencia de extender o no el apoyo que la Fuerza Armada brinda a la Policía en el desarrollo de actividades de seguridad pública. Este tipo de iniciativas operativas, como he manifestado en artículos anteriores, representa un álgido punto de debate a nivel mundial en el campo académico y político. El caso de El Salvador no es la excepción, hay quienes están a favor y otros en contra.
El análisis de la criminalidad es un ingrediente que hasta el momento ha sido aparentemente superficial y, en algunos casos, nulo, dentro de la formulación y ejecución de estrategias antidelincuenciales oficiales, lo cual ha limitado el impacto de las acciones adoptadas y, en ocasiones, llevado a basar el diseño y desarrollo del trabajo de seguridad en apreciaciones equivocadas sobre la dinámica criminal. Probablemente, esta ha sido la razón por la cual los resultados de la incursión castrense en el combate de la delincuencia no han sido los esperados y se encuentran muy por debajo de la reducción del 10% pronosticado inicialmente por las autoridades de Defensa.
El trabajo de seguridad efectuado por los contingentes militares, según las publicaciones de los medios de comunicación, se limita a actividades de patrullaje. La literatura criminológica establece que este tipo de labor policial constituye la "columna vertebral" de la visibilidad de la autoridad policíaca y se desarrolla generalmente de dos formas: a pie y en vehículo.
Diferentes investigaciones académicas demuestran que variaciones en la intensidad de ambas modalidades, manteniendo todo lo demás constante, tienen efectos divergentes sobre la sensación de inseguridad y prácticamente ninguna influencia sobre la incidencia delincuencial. La bibliografía establece que variaciones en la cantidad de patrullajes motorizados no está relacionada con el nivel de inseguridad percibido por la población, pero que los cambios en la intensidad de patrullajes a pie están inversamente asociados con el sentimiento de inseguridad. En otras palabras, incrementar los patrullajes a pie se traduce en una reducción del sentimiento de inseguridad y disminuirlos conlleva un efecto opuesto.
Estos postulados académicos son congruentes con los resultados obtenidos a través de involucramiento de la Fuerza Armada en labores de seguridad pública, la cual se limita a patrullajes a pie. La ciudadanía se siente más segura con la presencia militar, pero los índices delincuenciales no bajan. Sin embargo, esto no quiere decir que los patrullajes castrenses no tengan el potencial de contribuir a la disminución de la incidencia criminal. Una fuerte y relativamente reciente corriente académica de las ciencias policíacas, demuestra que el trabajo policial cotidiano tiene que ser guiado por el análisis de criminalidad para asegurar la disminución significativa de la delincuencia.
La clave del éxito está en la recolección, análisis y tratamiento de la información obtenida por todas las unidades. El producto resultante sirve como insumo para planificar y desarrollar toda actividad policíaca. Consecuentemente, los patrullajes persiguen objetivos específicos y no se reducen a caminatas sin rumbo definido en zonas de alta incidencia delictiva.
Considerando el breve análisis antes expuesto, la presencia militar es aún necesaria, ya que contribuye a disminuir la sensación de inseguridad y esto tiene sus beneficios en términos de colaboración ciudadanía-Policía. No obstante, tiene además el potencial de contribuir a la disminución de la delincuencia, siempre y cuando el análisis, tratamiento y diseminación de la información criminal mejore sustancialmente.
elsalvador.com :.: Reflexión sobre la ampliación del apoyo castrense a la Policía
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