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2010/04/06

LPG-GANA de ensuciar

Escrito por Carlos A. Rosales.06 de Abril. Tomado de La Prensa Grafica. 

Si los postes votaran, GANA sería la primera fuerza política del país. Pero, ni los postes de alumbrado eléctrico ejercen el sufragio, ni la mayoría de gente ve con buenos ojos que los actores políticos –cualquiera que sea– recurran a la odiosa práctica de la “pinta y pega” para buscar adeptos, y demostrar fuerza y territorialidad.

La Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA) dice haber conseguido las 50 mil firmas que requiere la ley para convertirse en partido político. Para aderezar su campaña de recolección de firmas, los ex areneros decidieron tapizar la topografía nacional con su nombre y colores, afeando todavía más nuestras ya sucias carreteras y caminos.

Pocos rincones del país se libraron del ritual. El “partido en organización” cree que ese despliegue hace flexionar su músculo político, y demuestra así fuerza y presencia territorial. Lo que, a su vez, le significaría mayor número de adeptos, de cara a los próximos comicios. Si esto hace ahora, qué no hará en 2012, cuando su aventura política bien podría quedar relegada a disputarse las migajas con el PCN y el PDC.

La “pinta y pega” es uno de los más elocuentes síntomas de nuestro subdesarrollo político. Además de atentar contra la estética y el orden, dicha práctica promueve la violencia entre los estratos más bajos de las militancias partidarias.

Por supuesto que en democracias modernas y avanzadas, los partidos políticos también recurren a hacer públicos sus colores y eslóganes, pero lo hacen bajo normativas claras sobre cuándo y dónde puede hacerse, y que garantizan además, el orden, la estética y su limpieza posterior.

Por cierto, ¿y el Tribunal Supremo Electoral? ¿Por qué el TSE no ha hecho ni dicho nada sobre la gana de ensuciar del “partido en organización”?

Para conquistar la simpatía de la población y conseguir adeptos, los partidos políticos deben diseñar una oferta política atractiva y ofrecer además una visión ideológica que sea clara, viable, coherente y creíble. Hasta ahora, GANA no lo ha logrado.

Hay varias pruebas de ello. Los ganistas dicen ser una cosa, pero actúan de otra manera. Dicen ser de derecha, pero han resultado siendo el principal aliado del FMLN en los temas más relevantes de la agenda política nacional. Da la sensación que ese es el resultado de oscuras componendas que esconden lo que GANA recibe a cambio.

GANA tampoco ha presentado un ideario claro y coherente. Sus voceros se limitan a atacar a sus antiguos correligionarios, como si eso definiera para sí una visión ideológica y programática. Ser anti ARENA no es, necesariamente, ser algo.

En cuanto a sus líderes, mucho se ha especulado sobre quiénes halan las pitas de los liderazgos visibles. A esta altura, todo el país sabe quiénes son, y sin embargo, ellos insisten en mantenerse en las sombras. La percepción generalizada es que quienes han dado la cara son peones del grupo afín a la antigua dirigencia arenera.

La gran incógnita sobre todo lo que GANA ha hecho hasta ahora es, ¿de dónde proviene la bastedad de recursos con que están financiando su actual campaña? Varias notas periodísticas han informado sobre las sendas renovaciones que GANA ha hecho en sus oficinas de la Asamblea Legislativa. El nuevo inmobiliario y equipamiento apunta a grandes reservas económicas de origen aún desconocido.

En El Salvador urge una reforma política profunda que incluya una ley de partidos políticos que logre transparentar el accionar partidario y sus fuentes de financiamiento. Dicha reforma debe incluir además la total despartidización del TSE. Solo así se podrá dotar de credibilidad a nuestra ya desgastada autoridad electoral.

GANA de ensuciar

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