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2010/04/25

EDH-Respeto a la libertad de culto

 Un llamado No permitamos que un atropello a la libertad de cultos, termine con nuestras tradiciones y con nuestra paciencia

Escrito por Teresa Guevara de López.25 de Abril. Tomado de El Diario de Hoy.

 

Cuando en el Siglo XVI Martín Lutero se separó de la Iglesia Católica y su Reforma permitió el libre examen, o la interpretación personal de la Biblia, se iniciaron las sectas en Suiza, Francia y luego en Inglaterra. Ocurre luego uno de los capítulos más tristes y vergonzosos en la historia de Europa: las llamadas "guerras de religión", cuando católicos y protestantes usaron las armas para convertir al otro a su credo, matándose en nombre de Dios.

La libertad de pensamiento ha permitido hoy la proliferación de sectas evangélicas, existiendo sólo en USA más de 20,000 denominaciones que sobreviven en un clima de respeto, en cuanto a creencias, costumbres y estilos de culto. En América Latina, continente otrora mayoritariamente católico, el proselitismo evangélico ha tenido evidentes resultados, de manera que actualmente un alto porcentaje de la población pertenece a diversas sectas protestantes.

Como formamos parte de un mundo civilizado, donde reina la tolerancia, se supone que podemos vivir en paz, mediante el respeto al derecho ajeno. Hecha la salvedad, como afirma el escritor Arturo Pérez-Reverte, que en esto de respeto y tolerancia, no puede incluirse a los musulmanes, para quienes sigue vigente el mandato de Mahoma de la Guerra Santa: que matando al que no cree en Ala y en su Profeta, es como los creyentes se ganan el Paraíso.

La Constitución salvadoreña establece la libertad de cultos, para que los ciudadanos practiquen la religión de su elección. Y en esto los católicos hemos dado buen ejemplo, pues siendo antes un país con mayoría católica, hoy existe cantidad de sectas protestantes, que realizan fuerte proselitismo, celebran multitudinarios actos de culto y cobran el diezmo, sin que nadie se los impida.

Pero ha llegado el momento de recordarles, que si ellos han recibido respeto y tolerancia, están en la obligación de reciprocar en la misma moneda, y no pretender imponer a la fuerza sus creencias a toda persona que tiene la mala suerte de vivir cerca de uno de sus templos. El abuso que hacen de micrófonos, a volúmenes que sobrepasan lo permitido, hace que los vecinos se conviertan en mártires, sin el sagrado derecho al descanso, a la privacidad y al silencio, ni de día ni de noche. Y muchas veces los gritos del pastor se oyen a varias cuadras a la redonda, mientras en el templo se congrega un raquítico número de creyentes.

Ya es común entrar en oficinas, tiendas o restaurantes cuyos propietarios o empleados son evangélicos, y que el cliente que entró a requerir un servicio, tiene que sufrir la indoctrinación radial, que pretende inflamar a los involuntarios oyentes, en el celo que devora al predicador, que en muchos casos demuestra muy poco conocimiento de teología, con amenazas apocalípticas de los tormentos del infierno, para quien no se convierta.

También está ocurriendo que en muchos municipios del interior de la República, las autoridades se valen de su cargo para hacer proselitismo evangélico, usando espacios públicos para sus actividades y acabando con la tranquilidad de los vecinos con sus gritos desaforados, y recurriendo muchas veces al insulto contra los que profesan la fe católica. Hasta se ha llegado a boicotear las procesiones de Semana Santa, cerrando las calles por donde pasa el Vía Crucis o el Santo Entierro, para dar lugar a prédicas ensordecedoras, ridiculizando las tradiciones católicas. Nada de tolerancia ni respeto a la libertad de culto.

Es además un freno al incipiente pero muy prometedor turismo religioso que se existe en el país, de personas locales y extranjeras, deseosas de revivir esas tradiciones, de que sus hijos aprecien la belleza de la imagenería sacra, legado de la colonización española. Pedagogía audiovisual que usaron los misioneros para enseñar la doctrina, y que todavía mantiene todo su esplendor en Sevilla, en la Antigua y en Sonsonate. No permitamos que un atropello a la libertad de cultos, termine con nuestras tradiciones y con nuestra paciencia.

elsalvador.com :.: Respeto a la libertad de culto

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