Escrito por Federico Hernández Aguilar.14 de Abril. Tomado de El Diario de Hoy.
Está siendo cada vez más difícil ubicar ideológicamente el partido GANA, todavía en formación. La manera poco transparente (democráticamente espuria) en que ha conseguido hacerse con varios diputados, trastocando la voluntad de los salvadoreños, es apenas el primero de los muchos indicios que esta agrupación nos ofrece para identificarlos y calificarlos.
Como han escrito ya varios analistas, siempre son las acciones las que terminan definiendo a los políticos, tanto en su condición de promotores de unas ideas como en su papel de ejecutores de las acciones derivadas de esas ideas. En uno y otro campo, hasta el momento, GANA es una contradicción. Incluso llega a convertirse, a ratos, en un verdadero contrasentido.
Si lo que afirma sobre su compromiso con la defensa de la libertad es real, el apoyo de sus legisladores a las reformas del Registro Nacional de las Personas Naturales no puede sostenerse. Así de simple. Los vericuetos que tuvo que hacer el diputado Miguel Ahues para explicarle a Jorge Hernández esa descomunal incongruencia, son apenas la balbuciente (pero lógica) expresión de un asunto que, puestos a interpretar, no consigue entender nuestra conciencia ciudadana.
¿Cómo es que alguien asegura conocer el rumbo antidemocrático que el FMLN quiere darle al país y luego acepta que sea precisamente ese partido el que en la práctica doblegue al Presidente de la República para elegir a los titulares del Registro, fuente primordial del Padrón Electoral salvadoreño? ¿Quién puede hallarle a eso un ápice de coherencia?
Se comprende que una diputada del partido oficial tenga que ir a la televisión a decir, en pretendido descargo de las reformas aprobadas, que las críticas brillaron por su ausencia cuando las manipulaciones las hacía ARENA, en una forma descarada de asumir que ahora ellos están actuando "mucho peor" debido a que, antes, alguien actuó "muy mal". ¡Un argumento de antología, digno de Goebbels!
Pero que un diputado que fue elegido bajo unos principios claros de defensa de la libertad (independientemente de los métodos), se atreva a afirmar que fortalecer la democracia pasa por darle más poder decisorio a un solo partido político, y que este partido político sea, por cierto, el que está en el Poder Ejecutivo, eso (perdón por el "francés") es una chabacanada en toda regla.
¿Qué está sucediendo al interior de GANA? Y más concretamente: ¿qué estará pasando en las cabezas y en los corazones de esos legisladores que se han ido cambiando de camiseta en los últimos meses? ¿Estarán tranquilos? ¿Creerán realmente en todo lo que dicen? ¿Intuirán que sus acciones les están exhibiendo como cualquier cosa, menos como lo que juran y perjuran que son?
Si GANA quería presentarse como un partido moderno, responsable y creíble, alejado de las corruptelas y compadrazgos que suelen manchar a la política criolla, sus decisiones les están llevando, a pulso, en la dirección contraria. Pareciera incluso que cada desertor de ARENA que termina fichado por GANA desgasta más al partido receptor que al emisor.
Y no es que ARENA, dicho sea de paso, lo esté haciendo bien. El ex partido gobernante, en mi opinión, le concede un innecesario protagonismo a GANA, poniéndose a pelear públicamente con algunos de sus dirigentes. Los areneros deberían sentirse felices de que las ratas salten del barco a la menor provocación. Eso significa que se están quedando en cubierta los hombres y mujeres que sí entienden de principios, es decir, aquellos con los que se puede enrumbar la travesía.
No se trata, claro está, de despreciar a GANA. Las acciones coyunturales de este nuevo grupo político preocupan sobremanera, máxime en estos momentos en que la institucionalidad democrática se encuentra amenazada. Los caprichos de estos diputados pudieran destrozar irremediablemente el precario tejido en que descansa nuestro sistema de libertades.
Importará muy poco si, al final de sus vidas, estos políticos se arrepienten de lo que están haciendo. Bien pudiera pasarles lo que a muchos individuos que, por salir de deudas o por tener quince minutos más de "escenario", terminaron dándose cuenta de los trágicos resultados que sus decisiones le acarrearon a su país y se consumieron en una contrición amarga y desesperada. Pero ni esa compunción tardía, por llorada que sea, reparará el daño que se le haga a El Salvador. Y ese daño lo pagaremos todos los ciudadanos, hayamos o no simpatizado con GANA… o con ARENA.
La libertad es una condición humana que se pierde por diversas razones. Hay quien arriesga su libertad por ignorancia o por cobardía; otros por comodidad, inoperancia o ingenuidad. Pero los que juegan con la libertad propia y ajena por picardía, por pura mezquindad, son los que traicionan de verdad a la Patria. Esos pierden la libertad, finalmente, porque primero perdieron la vergüenza.
No me jodan si de vergüenza hablamos deberia todo el cuerpo politico salvadoreño no salir a la luz del sol por tan grande desastre social que han creado. Observe sr que las personas a quien ud ataca formaron parte de arena durante quien sabe cuantos años. No se quienes seran mejor o mas bien quienes seran peor para el pais: o los que se quedan o los que se van en todo caso todos se forjaron en la misma escuela. Digame que podemos esperar de los unos y de los otros. Tamos mal!!!
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