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2010/04/09

EDH-Celibato y pederastia

Escrito por Carlos Mayora Re. 10 de Abril. Tomado de El Diario de Hoy .

Si es grande, gris y con trompa, se trata -–nos indica la lógica y la experiencia-- de un elefante. Pero también podría ser una camioneta de las de antes o un manatí, o cualquier otra realidad que imaginariamente corresponda a esas características…

Vivir la sexualidad dentro de los límites de la moral natural, es decir, como un medio privilegiado para la donación de uno mismo, es arduo. No nos lo indica sólo la lógica, sino la vida misma, la experiencia personal. Quizá por eso las personas que tienen una vivencia positiva de su sexualidad desearían, porque cada quien cuenta la feria como en ella le va, que todos la disfrutaran al modo de ellos.

Pero resulta, que cuando se habla de sexualidad también se habla de libertad y capacidad de donación. Por eso, los cristianos creemos que es posible darse a sí mismo, comprometerse, tanto renunciando libremente al uso de la sexualidad, como viviéndola en una relación estable que fundamente la familia.

Esta tormenta que se ha desatado por la publicidad de casos de abuso sexual, cuyos protagonistas son personas nominalmente ordenadas al servicio de sus hermanos, parece grande, gris y con trompa…, pero no termina de ser ese elefante que la pura lógica puede poner ante nuestros ojos.

Se quiere dar la impresión de que algunas personas que en una etapa de su vida asumieron con libertad el compromiso del celibato como manifestación de su entrega total a Dios, han sido arrastradas por la pasión que -–reprimida violentamente-- ha encontrado como válvula de escape la maldita pederastia… Pero no es, repito, elefante. Sería demasiado simplista explicar con esos términos un problema de suyo tan complejo.

Uno puede apoyarse en las estadísticas criminológicas, en estudios modernos y serios sobre sexología, y en la experiencia multisecular de personas que han vivido el celibato y han encontrado en esa condición la felicidad, y comprobar que la externa correlación que en estos días se hace entre celibato y pederastia es falsa. Ni el primero es causa de la segunda, ni protagonizan más casos de abuso infantil las personas célibes que las que no lo son.

Lo que pasa es que -–como decía--, tendemos a contar la feria como nos ha ido en ella. Si vivimos en un mundo erotizado por los medios de comunicación (aunque quizá sería mejor decir por algunos comunicadores, especialmente agresivos en este campo); si, además, el tono general en la sociedad es de descreimiento y negación de los valores que tienen su fundamento en la fe y en la Gracia de Dios… Es lógico que nos fijemos en el punto negro sobre el fondo blanco, y tendamos a pensar que el problema es el celibato, cuando en realidad es completamente al revés: si no fuera por el celibato vivido por el reino de los Cielos, quizá las cosas estarían mucho peor a nivel personal, en particular, y social en general.

Se equivoca quien piensa que el celibato es la causa, tanto como quien quisiera quitar importancia al asunto alegando que los casos de abuso por parte de clérigos son muy pocos, en comparación de los que se dan entre personas sin ningún compromiso religioso.

Se equivocaría quien quisiera encontrar "la" causa única, en la búsqueda de un remedio singular para este gravísimo problema. No seríamos sensatos si nos fiáramos sólo de nuestra experiencia particular. Erraríamos el camino si pensásemos que la realidad es siempre cómo se nos muestra lógicamente.

A veces no, a veces es mejor ser prudentes y reconocer que aunque aparentemente se cuente con todos los elementos para juzgar, podría ser que nos falten algunos.

*Columnista de El Diario de Hoy. carlos@mayora.org

elsalvador.com :.: Celibato y pederastia

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