EDH-Se toman la medicina cuando agoniza el enfermo

 Editorial.10 de Abril. Tomado de El Diario de Hoy.

De ser un país en problemas bajo un autócrata, Nicaragua pasó a ser la nación más pobre del Istmo Centroamericano, con muy pocas posibilidades de reconstruirse en el futuro previsible

Moisés Naím describe en EL DIARIO DE HOY los procesos, siempre similares, que llevan a un país democrático a la bancarrota, desastre que se agrava cien veces más cuando se trata de regímenes con tendencia dictatorial.

El caso más cercano de un colapso es el de Nicaragua, que se ha ido empobreciendo hasta los harapos desde que los comunistas, el FSLN, tomaron el poder como resultado de las maquinaciones de Jimmy Carter. De ser un país en problemas bajo un autócrata, Nicaragua pasó a ser la nación más pobre del Istmo Centroamericano, con muy pocas posibilidades de reconstruirse en el futuro previsible.

En una democracia los correctivos a ruinosas políticas económicas, al populismo y la corrupción surgen espontáneos, como sucedió en El Salvador después de los excesos y atropellos perpetrados por el duartismo, el primer régimen de izquierda que padeció nuestro país.

Al cambiar el gobierno, en 1989, las finanzas se sanearon e inició un período de reconstrucción nacional, que a la par de rescatar lo destruido por la agresión armada, pudo reducir los índices de pobreza y crear decenas de miles de nuevos puestos de trabajo.

Se dice que en Estados Unidos toca a las presidencias republicanas poner en orden las finanzas públicas después de los despilfarros de los demócratas, papel que tocó a Ronald Reagan al final del desastre de Carter y que tendrá que asumir otro republicano con lo que deje el actual presidente Obama.

Gastan sin reflexión en medio de la crisis

El problema, que se da en Europa, es que muchos de los programas impuestos por presión populista son difíciles o imposibles de corregir, al menos hasta que el aparataje asistencial colapsa. A los obreros les cuesta renunciar a muchas de sus prestaciones, sin darse cuenta de que los recortes de personal y el subsiguiente desempleo son consecuencia de un bienestar artificialmente montado. Las empresas se ven obligadas a los recortes para sostener los empleos de los que quedan; cuando las reducciones no son posibles, las empresas no tienen otra salida que cerrar del todo.

Los mercados siempre corrigen, aunque la corrección sea dolorosa. Reducir salarios y aceptar quiebras empresariales son los remedios a una previa expansión que resultó insostenible. Esos son los pasos a los que se refiere Naím que, obviamente, cuesta muchísimo aceptar. Es lo que en la actualidad sucede en Grecia: los sindicatos están presionando por aumentos cuando toda la economía va en picada.

Reagan no sólo consiguió recuperar la economía del manoseo carterista, sino que para reducir los déficits fiscales redujo los impuestos, lo que en su momento se vio como una contradicción, pensando que al bajar tasas se iba a disminuir la recaudación y a agravar el problema.

Sucedió todo lo contrario: al bajar los impuestos las empresas y la gente quedaron con más dinero para invertir y gastar, lo que actuó como un poderoso motor que potenció la economía, elevó la producción y el consumo y, como lo esperaba el presidente, se incrementaron los ingresos fiscales.

Las medidas económicas de Reagan fueron el punto de partida de la más larga y sólida expansión económica de la posguerra.

Para enfrentar una crisis lo peor es elevar impuestos, emprender programas benefactoristas (equivalentes a repartir dinero) e incrementar el gasto gubernamental. No sólo no se sale de una crisis, sino que se profundiza la pobreza

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