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2010/04/24

Contra Punto-La deshumanización de los inmigrantes

Escrito por Beatriz Cortez. 24 de Abril. Tomado de Contra Punto.

La deshumanización en los EE.UU demuestra que los DD-HH sólo les pertenecen a quienes gozan de ser residentes o ciudadanos

LOS ANGELES - La ley SB1070 que se implementa hoy en Arizona le proporciona a las fuerzas policiales de este estado la autoridad de detener y determinar el estatus migratorio de las personas por el simple motivo de que les parezcan sospechosos de ser indocumentados. Esta ley no solamente implementa un estado policial en Arizona sino que viola los derechos civiles que por la constitución le pertenecen a esta población y atenta contra sus derechos humanos. Por otra parte, atenta también contra aquellos ciudadanos y residentes legales que parezcan sospechosos a las fuerzas policiales de este estado. Es decir, legaliza el racismo.

La declaración universal de los derechos humanos emitida por las Naciones Unidas en 1948 adolece de un punto ciego: parte del presupuesto de que todos los seres humanos serán reconocidos como tales. Es así que el artículo 2 determina que “los derechos y libertades establecidos en esta declaración” le corresponden a todos “sin distinciones de ningún tipo, como aquellas basadas en raza, color, sexo, lenguaje, religión, opinión política o de otro tipo, nacionalidad u origen social, propiedad, nacimiento o cualquier otro estatus”. Mientras que el artículo 6 determina que “todos tienen derecho a ser reconocidos como personas ante la ley”.

Una ley como la SB1070 hace visible lo que ha estado oculto para la mirada de muchos—si bien no ha estado oculto para los inmigrantes en Arizona. Lo digo con conocimiento de causa pues viví mis primeros once años como inmigrante en este inhóspito lugar. Lo que esta ley hace visible es la precariedad de la humanidad—valga la redundancia—en el ser humano.

Como lo propone Hanna Arendt en Los orígenes del totalitarianismo, y como argumenta Giorgio Agamben en un ensayo sobre la figura de los refugiados, no es la vida a secas lo que define al ser humano, los derechos humanos le pertenecen únicamente cuando esa vida es reconocida además como la de un ciudadano. Es decir, los derechos humanos que se declararon universales en 1948 no aplican a aquellos seres humanos que no gozan del estatus de ciudadano. Por eso, la presencia de la muchedumbre de inmigrantes documentados e indocumentados, refugiados por motivos económicos y por motivos políticos en territorio estadounidense hace visible la deshumanización de esta sociedad, trae a la luz la crisis de la modernidad.

En un país donde la constitución garantiza la igualdad y los derechos intrínsecos del ser humano, la presencia de la muchedumbre de inmigrantes indocumentados y la persecución policial que enfrentan por medio de esta ley hace visible una enorme fisura: los privilegios y derechos de los ciudadanos se establecen sobre los despojos de otras vidas que no se reconocen como las de seres humanos. En otras palabras, las libertades se fundan sobre la deshumanización del otro de la nación, los derechos humanos se establecen por medio de la deshumanización del otro, la prosperidad se construye esclavizando al otro, sacando provecho de su mano de obra y de sus condiciones de vida subhumanas.

Y entonces surge el problema de la responsabilidad. No de los inmigrantes, que hoy salieron en masa a marchar y que sin duda van a ganar eventualmente esta batalla porque la ley SB1070 es una ley inconstitucional e inhumana que pone además en riesgo la emergente estabilidad económica del estado de Arizona y, simbólicamente, la de los Estados Unidos. La pregunta es qué van a hacer al respecto quienes se benefician directa e indirectamente del trabajo y las contribuciones de esa masa de inmigrantes: los ciudadanos que sí gozan privilegios y que cuentan con la labor de esos inmigrantes para el cuidado de sus hijos, la limpieza de sus casas y sus calles, el mantenimiento de sus jardines y la belleza de sus ciudades.

¿Seguirán siendo indiferentes además a las realidades con que los enfrenta la frontera, esa tierra de nadie poblada de cadáveres sin nombre que tampoco se reconocen como los de seres humanos? En ese lugar la deshumanización de esta muchedumbre se exacerba, allí hay quienes pasan los días feriados jugando a cazarlos como animales, allí se castiga a quien reconozca la humanidad en uno de ellos y ofrezca agua a un caminante moribundo. Darle agua al sediento en esta tierra de nadie es penado por la ley.

Y al otro lado de la frontera también surgen responsabilidades. Allí están los destinatarios directa e indirectamente de las remesas que mandan estos seres que habitan en el limbo. Ellos también tendrán ahora—ante la aprobación de esta ley—que tomar la difícil decisión de contribuir a su deshumanización o luchar por el reconocimiento de su calidad de seres humanos. Entre todos ellos, en nuestro país, sin lugar a dudas, el más beneficiado es el gobierno. Y la pregunta surge, ¿luchará como lo prometió nuestro gobierno antes del 15 de marzo por los derechos de estos seres que deberían ser reconocidos como seres humanos aquí, en el lugar donde nacieron, donde sí son ciudadanos, donde mandan sus remesas?

La deshumanización de los inmigrantes

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