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2010/04/24

Co Latino-La herencia de nuestros antepasados es el patrimonio cultural de nuestro país (Parte 3) | 23 de Abril de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

Escrito por Ramón D. Rivas.24 de Abril. Tomado de Diario Co Latino.


En el artículo de la semana pasada afirmé que nadie va a proteger nada, ni mucho menos apropiarse de algo, si no se le ha enseñado con antelación el valor de lo que es. Eso implica que, en nuestro caso concreto, la educación y los medios de comunicación tienen una obligación fundamental en la promoción y difusión del patrimonio cultural de los salvadoreños.
Es necesario que la población y las autoridades tomen en cuenta que el patrimonio cultural se encuentra diseminado en todo el territorio nacional y que es tangible e intangible y que pertenece a las tres dimensiones del tiempo, y que va más allá de las visiones limitadas que se han venido ofreciendo.
Ahora hay que preguntarnos: ¿Cuáles son los tipos de patri-monios culturales existentes en una nación? He aprendido en la antropología que la herencia patrimonial cultural de una nación se divide  en lo que se llama el patrimonio cultural arqueológico, el patrimonio cultural histórico y el patrimonio cultural artístico.
Soy de la opinión de que el patrimonio cultural arqueológico, bien preservado e investigado, nos puede indicar cuáles fueron las necesidades y problemas de nuestros antepasados y cómo los solucio-naron, y comparando estas alternativas y problemática podemos aplicar a nuestro presente muchas cosas, salvando las distancias sociales, científicas y técnicas, pero también se puede reforzar nuestra identidad.
En esto hay que tener mucho cuidad ya que en países como los nuestros aún hay mucho que redimensionar sobre lo que se entiende por identidad. Pero, volviendo al patrimonio cultural arqueológico, este, es rentable, si se sabe presentar.
A la larga no todos los turistas nacio-nales y extranjeros en los últimos años quieren ir solo a las playas, se constata ese creciente interés por la cultura del pasado manifestada en lo arqueológico, y eso es bueno. En lo que respecta al patrimonio cultural histórico, su devenir, como proceso, se origina también en las bases de las ciencias históricas.
En la actualidad los historiadores tienen como objeto principal de estudio a las culturas y sociedades reflejadas en documentos cuyos datos sirven para interpretar cómo se desenvolvió la sociedad dentro de una determinada época.
Pero para facilidad nuestra, desde la antropología,  —lo histórico— es a partir de esa fusión cultural; es decir, desde el momento de la conquista y la colonización. Para muchos pueblos la presencia de documentos está ligada a los inicios de la ocupación colonial hasta nuestra época, y, por ende, a todo aquello que se relaciona con esta actitud que se relaciona con la fusión de culturas.
Esta fusión de culturas —evitando aquí la terminología de “sincretismo”—  es muy fuerte, tan es así que influye en muchas de nuestras antiguas costumbres (alimenticias, comportamiento, vestimenta, etc.).
Pero no únicamente son los documentos y el idioma lo que está ligado con nuestro proceso histórico, también son las manifestaciones religiosas, como las procesiones y los ornamentos de los templos; son: las pinturas con motivos foráneos y autóctonos, los altares de los santos en las iglesias, las representaciones de las imaginería, los retablos, y la arquitectura que los contiene, como las iglesias entre otros; pero también, las tiendas e ingenios que se ubicaban en antiguas haciendas, las antiguas viviendas, esas “casonas” de la gente común y corriente; es decir las familias extendidas en el campo, los obrajes para procesar el añil y otras cosas que sería muy largo enumerarlas aquí.
Y es que la importancia de conservar e investigar el patrimonio cultural histórico radica, entre otros aspectos, principalmente, en que no solo es un testimonio importante de nuestra historia, sino también porque debemos mantener siempre presente que es a partir de esos momentos que otras gentes se unen con la historia de una nación y afrontan juntos un solo presente y un futuro.
Y aquí me refiero a la fusión de pueblos desde antes de la conquista y los años que le siguieron a esta. Ahora bien, por patrimonio cultural artístico entendemos que se trata del que nace como producto de una actividad de recreación, formación, instrucción y educación de la gente. Y de esto la importancia de la educación, entendida esta como ese proceso de formación y no de repetición de conceptos como sucede hoy en día y, en el mayor de los casos.
Es así que, como por ejemplo, las danzas de una región, junto con la música y la festividad en las que se encuentran inmersas expresan la época de la cosecha y la fecundidad de la tierra. El arte en sí representa el ánimo, la manera de hacer y la cultura de quien lo ejecuta. Este tipo de patrimonio tiene dos períodos: antiguo y moderno. El origen del primero es obvio.
Aquí cabe lo que son los componentes indígenas antiguos que existieron y que aún se mantienen, y se manifiestan en las diferentes expresiones: música, danza, creencias, comida, etc.; pero también en otros aspectos, como ser la manera de pintar y su manejo del espacio y los colores, la talla de madera y piedra, los acabados que se les dan a los cuadros y esculturas; los cantos, las danzas, las narraciones, las tradiciones, las leyendas, los mitos, las representaciones teatralizadas, la manera de confeccionar las telas, las ropas, y por qué no, las cocinas autóctonas,  por no decir; las “hornillas”, así como las ollas, los comales, los jarros, los cántaros y todas las manifestaciones artesanales en barro o arcilla. Pero, ¡atención…! No que por ser antiguas eso signifique que son estáticas, al contrario, es lo que más se mantiene, se usa y se transforma y adecua al tiempo sin dejar su esencia.
El otro período —el moderno—,en cambio, desde su origen son las artes que tienen un desarrollo más reciente y que se incluyen igualmente dentro de nuestra historia, sobre todo desde los años de la colonia, aunque por lo general estas artes quedan reducidas a un restringido círculo de personas que saben disfrutarlas, o por lo menos lo aparentan.
Pienso en esto, entre otros, en ese tan bonito baile de los «chapetones» de Panchimalco. Una formidable sátira de los últimos días de la colonia.  En este país hay mucho que estudiar, en eso del patrimonio cultural —en todas sus manifestaciones— ya que en su valoración y su historia estamos aún en pañales. (Continuará).

La herencia de nuestros antepasados es el patrimonio cultural de nuestro país (Parte 3) | 23 de Abril de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

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