Editorial. Miércoles 23 de Septiembre. Tomado de Diario Co Latino.
Ni los golpistas internos ni los externos, han podido disfrutar, hasta hoy, de su aventura antidemocrática, de deponer, por medio de un golpe de Estado, utilizando a la Fuerza Armada, al Presidente Constitucional de Honduras, Manuel Zelaya.
Y es que desde el 28 de junio, cuando los militares irrumpieron en la habitación del mandatario Hondureño, en horas de la madrugada, armados hasta los dientes, para secuestrar al Presidente Zelaya, y expulsarlo hacia Costa Rica, violando la Constitución de la República de Honduras, luego de una breve permanencia en la base estadounidense de Palmerola, la resistencia no ha mostrado signos de agotamiento para exigir el retorno de su Presidente y la restauración del estado democrático.
Los golpistas, es decir, la cúpula militar, empresarial y política, ha utilizado todos los recursos que el poder les permite en su intento de subyugar a los hondureños y hondureñas de genuina aspiración democrática, pero, sus efectos han sido negativos.
La resistencia hondureña, conducida por dirigentes obreros, de docentes y campesinos, se han alineado a su Presidente Zelaya, y gracias a su movilización, y la necesidad de una conducción apropiada, propiciaron el regreso de su Presidente Manuel Zelaya.
El tema de Honduras ha estado en la agenda no sólo de los mandatarios y cancillerías a escala mundial, sino en la de los medios y en la de los movimientos sociales.
Y cuando parecía que el tema se desvanecía, en parte por la soberbia de los golpistas, y la política de distinción que suponía el Pacto de San José, el Presidente Zelaya dio un remezón, ante la opinión pública, al anunciar su entrada cinematográfica a Tegucigalpa, el corazón de la tierra del indómito Lempira.
Zelaya no pudo mantenerse fuera de su patria, desde donde alentó y dirigió la resistencia, pues, en la medida que aquella configuraba más organización, necesita de una dirección al más alto nivel, su Presidente, en tierras catrachas.
Gracias al gobierno de izquierda del Presidente Lula, el Presidente Zelaya fue acogido en la Embajada de Brasil, a su llegada a Tegucigalpa. Desde el lunes, el mundo tiene una vez más los ojos hacia Honduras, no sólo por lo que pueda pasar, en términos generales, sino para estar vigilantes de que se respeta la vida del Presidente Zelaya, y de su comitiva.
Por ello es que el mundo ha sido testigo del salvajismo de los golpistas que a fuerza de balas, garrote y gas lacrimógenos, quieren impedir, la movilización popular al lado del Presidente legítimo.
Sin lugar a dudas, el tema de solución del problema está fundamentalmente en territorio hondureño, pero es cierto también, que los avances internos dependerán de la decidida inclinación de la comunidad internacional a favor del estado de derecho en Honduras, el cual pasa por la reinstalación del gobierno legítimo.
Desde este espacio, lo menos que podemos pedir al movimiento popular es estar organizado presionando a nuestra clase política, empresarial y gobernante, a procurar una solución pacífica en Honduras, repudiando a los golpistas, y a favor del gobierno legítimo que encabeza Manuel Zelaya. Y es que la Resistencia hondureña, ha dado otro paso para la restauración constitucional de la hermana República de Honduras. No los dejemos solos.
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