De igual manera, hizo responsables a quienes ayudaron al derrocado presidente a retornar a su país y provocar la violencia
Lunes 28 de Septiembre. Tomado de El Diario de Hoy.
Aunque deploró las medidas del gobierno de Roberto Micheletti de expulsar a una delegación de la OEA y decretar el estado de sitio por 45 días, Estados Unidos calificó como una "estupidez" e "irresponsable" la decisión del derrocado presidente Manuel Zelaya de regresar de forma clandestina al país y de los países que facilitaron su retorno y propiciaron el agravamiento de la crisis en Honduras.
"El regreso de Zelaya a Honduras fue tonto ( "foolish") y tampoco le sirve a nadie. Los que facilitaron su regreso tienen responsabilidad especial por esa nueva crisis", dijo el representante de Washington ante la Organización de Estados Americano, Lewis Amsalem, quien no mencionó a los aliados de Zelaya por su nombre.
Durante la reunión de emergencia de los 33 países de la OEA en la capital de Estados Unidos, Amsalem también les envió un torpedo a Venezuela y otros en la región al comentar que las justificaciones del régimen para cerrar medios de comunicación seguían la misma lógica que han usado otros recientemente. De hecho, Caracas también ordenó el cierre de decenas de emisoras y canales de televisión por supuestas amenazas a la estabilidad del país.
El diplomático estadounidense le pidió a Zelaya que desista de formular sus acusaciones locas, "como si estuviera en una vieja película de Woody Allen", y a los países abstenerse de nuevas acciones que exacerben los ánimos.
En seguida, instó a Zelaya portarse como un líder, llamando a la paz. "Debería ejercer liderazgo y pedir a sus seguidores que se expresen pacíficamente".
El representante estadounidense señaló que en "muchas ocasiones" se le ha pedido "a Zelaya que no volviera a Honduras antes de que se haya llegado a un acuerdo político".
Brasil se sintió aludido y, a través de su embajador Ruy Casaes, elevó el tono aún más, desmintiendo que haya propiciado el regreso de Zelaya, pues, según alegó, el derrocado gobernante llegó por su cuenta a la sede diplomática y no había otra opción distinta a recibirlo. Acto seguido describió la situación como una amenaza para la paz internacional y sugirió llevar el tema ante el Consejo de Seguridad de la ONU. "Ha llegado el momento de dar un paso adelante. Me temo que se ha agotado todo lo que la OEA puede hacer... Hay una amenaza a la paz internacional y la comunidad debe responder de manera inequívoca y cortante", dijo.
Casaes agregó que el gobierno de Micheletti no tiene interés en negociar. "Nos estaríamos engañando si lo creemos", reflexionó.
Los demás países se sumaron a la condena por la expulsión de la delegación de la OEA y a la imposición del estado de sitio. Pese a existir unidad general en la condena, el tema volvió a fracturar a la OEA, que tardó muchas horas en la búsqueda de una consenso. Un bloque de países, entre ellos Argentina, Venezuela y Nicaragua insistían en la inclusión de un artículo en el que se dejaba claro que la OEA no reconocería el proceso electoral que se avecina si este no es liderado por Zelaya en la presidencia mientras Brasil empujaba por otro para remitir el tema a la ONU.
La declaración de Amsalem supone un giro en las política estadounidense sobre la crisis en Honduras, después que la semana anterior la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, celebró el retorno de Zelaya a Tegucigalpa, aunque posteriormente un informe de la Biblioteca del Congreso justificó el derrocamiento del gobernante, aunque no su expulsión.
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