El depuesto presidente hondureño aterrizó en Comalapa la noche del domingo 20 de septiembre y sostuvo una larga reunión con dirigentes del FMLN en un salón oficial. Era su cumpleaños. Fue el último lugar en el que públicamente se le pudo localizar. La siguiente mañana apareció en la embajada de Brasil, en Tegucigalpa.
Escrito por Carlos Dada, Daniel Valencia, Sergio Arauz y Carlos Martínez. 23 de septiembre de 2009. Tomado de El Faro.
A las 7:30 P.M. del domingo 20 de septiembre, un jet Falcon, con matrícula YV1495, propiedad de la petrolera estatal PDVSA, aterrizó en el aeropuerto de Comalapa proveniente de Managua. De su interior descendieron tres personas. Entre ellos un hombre alto, de bigote grueso y con sombrero blanco, de nombre Manuel Zelaya, que venía a reunirse con dirigentes del FMLN.
Las autoridades de CEPA le proporcionaron un salón oficial, en el que permaneció hasta casi las diez de la noche con sus anfitriones. No pasó controles migratorios. Y después desapareció. El avión que lo trajo partió a las 10 P.M. hacia Guatemala, y aterrizó en el aeropuerto internacional de La Aurora en la capital de ese país. Pero, al menos según los registros migratorios guatemaltecos, Zelaya no ingresó. Los efemelenistas Sigfrido Reyes, Orestes Ortez, Nidia Díaz y José Luis Merino fueron los últimos que departieron con Zelaya antes de que se perdiera en una larga noche que culminó, misteriosamente, con su llegada a la embajada brasileña en Tegucigalpa.
Zelaya contó a manera de resumen ejecutivo su periplo, asegurando que viajó “casi 15 horas a través de las montañas, haciendo uso de diferentes transportes”. La versión de Zelaya es materialmente imposible, porque, al menos hasta las 10 P.M. del domingo, se encontraba aún en San Salvador. Diez horas después brindaba sus primeras declaraciones desde Tegucigalpa. Ahí también dijo que no podía dar “detalles ni nombres, para que no molesten a nadie”.
Ortez, uno de los efemelenistas que llegaron a encontrarlo en el aeropuerto, cuenta su versión: “Eran horas de la tarde cuando nos dijeron que venía el vicecanciller (de Venezuela), no se nos dijo que venía Zelaya. Nos comunicamos con el encargado de negocios de la Embajada de Venezuela, y hasta entonces supimos que venía el presidente Zelaya”. Según Ortez, se reunieron con Zelaya, su asistente y la canciller del gobierno depuesto, Patricia Rodas. “(Zelaya) nos dijo que no tenía previsto quedarse y que pasaba haciendo una escala técnica y que dado eso había decidido lanzarnos la invitación. Era su cumpleaños así que mandamos a traer pupusas”.
Zelaya, que esa misma noche iba a emprender un camino clandestino hasta la capital de un país donde es buscado como delincuente, y al cual se dirige para reclamar su presidencia constitucional, comió pupusas en el salón del aeropuerto. Pero según Ortez no les dijo nada sobre su retorno a Honduras. “Él tenía que mantenerlo en secreto. Quiero decirle a El Faro que nosotros no participamos en esa operación”, dice. “Él se fue, se fue en el avión. Salió. Todo estaba bien custodiado para no saber… Ahí estaba migración”.
Pero migración no tuvo contacto con el presidente Zelaya. Ni la de El Salvador ni la de Guatemala. “Nosotros no tenemos registro de que haya entrado por frontera aérea”, dice Rubén Alvarado, el director de Migración de El Salvador. “Toda persona que ingresa al país debe someterse a control migratorio. Entiendo que él estuvo en Comalapa, y nuestros delegados nos informaron que partió. Es decir, él estuvo en tránsito y a esas personas no las registramos. Si él salió (del aeropuerto) por otra vía nosotros no tenemos control de todo el aeropuerto. CEPA tiene control del resto”.
CEPA tampoco lo vio salir. El presidente de la autónoma, Guillermo López Suárez, es responsable de los salones utilizados para personalidades, los llamados salones VIP o salones oficiales en los que Zelaya se reunió con dirigentes del FMLN. “Se ubicó en el salón oficial. Apenas lo supe le llamé al presidente para informarle que estaban esas personas en el salón oficial y el presidente ya estaba informado. Ellos recibieron miembros del FMLN allá abajo y me llamaron que también iba prensa, que si podía habilitar un salón para prensa y dije que no, que mejor dieran las declaraciones ahí mismo en el salón de la entrada. Me preguntaron de Aviación Civil si era un vuelo oficial y les dije que no sabía si era un vuelo oficial. Desarrollaron todos los procedimientos como un vuelo normal”.
López Suárez, quien no estuvo en el aeropuerto ese día, recibió los pormenores de la visita vía telefónica. Dice que, según los representantes de CEPA en Comalapa, Zelaya no ingresó al territorio nacional. “Del salón se regresaron al avión. No sé si todos, porque no tengo el listado de las personas que abordaron. Venían como cinco o seis personas”. ¿Partió Zelaya en ese avión? ¿Salió del aeropuerto de Comalapa, a la vista de todos, sin que nadie lo viera? “Sólo pudo haber salido del salón por la puerta principal”, dice López Suárez. “Pero ahí hay gente de cancillería y no lo hubiera dejado salir”.
A partir de ahí, Zelaya se esfumó. Transeúntes y agentes aduanales aseguran haber visto una caravana de camionetas con sirenas hacia y desde el aeropuerto, pero nadie sabe quién iba adentro. Y nadie vio salir a ese hombre alto, de bigote grueso y con sombrero, cuyas fotos han dado la vuelta al mundo en los últimos tres meses, que difícilmente pasaría desapercibido.
López Suárez dice que no cuenta con la lista de pasajeros y tripulantes, porque eso le corresponde a Aviación Civil. Pero el director de Aviación Civil, René Rodríguez, tampoco la tiene. Dice que le corresponde a CEPA. Rodríguez sólo conoce el número de personas a bordo del avión, pero los que se fueron. Eran nueve. No sabe cuántos venían. La solicitud de aterrizaje en Comalapa fue enviada vía fax desde Managua, y sólo incluía el nombre del piloto: Jaén Montilla.
El avión, antes de salir de Comalapa, reportó a Aviación Civil que partía con rumbo a La Aurora, Guatemala, y que tenía combustible para volar seis horas. La prensa guatemalteca confirma que el avión aterrizó en la Aurora. El Faro intentó comunicarse con el director de Aviación Civil de ese país, pero su personal nos negó la entrevista. Migración de Guatemala asegura que ni Zelaya ni ningún ciudadano hondureño ingresó ese día a territorio guatemalteco entre las 10 de la noche y la medianoche del domingo 20.
Según sus registros, la última vez que Zelaya ingresó a territorio guatemalteco aún estaba al frente del Ejecutivo hondureño, fue el 1º de marzo de este año, anotado en la delegación de El Carmen, en Malacarán, región de San Marcos (frontera con México). La prensa de Guatemala reportó el martes 22 que el canciller Haroldo Rodas negó que Guatemala haya recibido a Zelaya antes de que éste ingresara a Honduras.
El diputado de ARENA, Donato Vaquerano, solicitará este jueves en la Asamblea salvadoreña la conformación de una comisión especial para investigar qué pasó después de la llegada de Zelaya a Comalapa. “Como no se han mostrado registros de ingresos y de salidas de este señor, que se reunió con el FMLN, queda la duda razonable de que haya salido del país por la vía terrestre. Y de que hayan ocupado recursos del Estado para esa salida, porque había vehículos y seguridad pagada por el Estado”.
El pasado martes, el presidente de facto en Honduras, Roberto Micheletti, reveló que los servicios de seguridad de su país detectaron que Zelaya llegó a Tegucigalpa en el carro de un “conocido” político de San Pedro Sula, y que investigaban aún por dónde había ingresado a territorio hondureño. La policía, según el periódico El Heraldo, investiga otra hipótesis: que un empresario guatemalteco le facilitó una aeronave para viajar desde El Salvador a algún punto ciego en Honduras.
Otros representantes del FMLN, que se reunieron con el presidente hondureño en el exilio, niegan rotundamente que Zelaya haya permanecido en El Salvador. Sigfrido Reyes, secretario de Comunicaciones del partido, dice: “Yo lo que le puedo decir es que vino en un avión y se fue en otro avión. Como partido saludamos y aplaudimos que se encuentre en Honduras para instalar el gobierno constitucional”. Sobre los rumores de que Zelaya pudo haber entrado a Honduras vía terrestre, desde El Salvador, Reyes exige también aclaraciones. “Debería de citar a esa gente con nombre y apellido porque esa información es muy delicada”.
Nidia Díaz, diputada del Parlamento Centroamericano y miembro de la dirigencia del FMLN, no lo vio subirse al avión, pero asegura también que Zelaya nunca les reveló sus planes. “Él nos dijo que iba para Nueva York. Nos estaba diciendo cómo iba la situación y que esperaba que los presidentes con los que se iba a reunir fuesen más contundentes para la presión para su retorno. Estaba cumpliendo años, le habían partido un pastel. Nadie sospechó que fuese a entrar. Nosotros ni siquiera podíamos saber. Yo no lo vi que se subiera, porque nosotros solo estuvimos en el salon VIP y el protocolo lo llevó al avión, el capitán, todo mundo”.
¿Para qué, entonces, se reunió con la dirigencia del FMLN justo antes de emprender el retorno a Honduras? Nidia Díaz explica: “Fue una visita de cortesía”.
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