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2009/09/21

Al fin salió humo blanco para elegir Fiscal

Se ha dicho que el titular de dicha institución debe reunir condiciones básicas como capacidad notoria, independencia comprobable y valentía moral. A esto habría que agregar el criterio equilibrado y la fortaleza de la voluntad.

Escrito por Editorial. Lunes 21 de Septiembre. Tomado de La Prensa Grafica.

Como decíamos el viernes pasado, no había ya ninguna justificación posible para que no se llegara a un acuerdo político para elegir al titular de la Fiscalía General de la República, y por fin se logró el acuerdo. Un acuerdo eminentemente político, como era previsible, y más que por la naturaleza del cargo por las ansiedades que venía provocando entre los políticos el pasar a una fase en la que la Fiscalía se decida inequívocamente a cumplir su función sin mediaciones ni dependencias. En los primeros cinco minutos del sábado fue elegido Romeo Barahona como nuevo Fiscal General, por voto unánime.

El elegido surgió en las últimas etapas de la negociación política, y su principal credencial es una larga y reconocida experiencia dentro de la Fiscalía. Esto, como todo, puede ser una ventaja o una desventaja, según la forma en que se maneje; pero en realidad el nuevo Fiscal tendrá que ser medido conforme a su desempeño de aquí en adelante. El punto clave está en marcar un nuevo paso, que se apoye en un nuevo enfoque y en una nueva práctica. Confiamos en que el esfuerzo será positivo, porque las condiciones tanto políticas como institucionales son propicias para ello.

La responsabilidad no es sólo del titular que llega, en quien recae desde luego la carga mayor; hay que esperar y demandar que las distintas fuerzas que operan en el ambiente reconozcan, respeten, apoyen, promuevan y vigilen el ejercicio institucional de entidades como la Fiscalía General de la República, en razón de un verdadero compromiso con el fortalecimiento y el desarrollo del Estado de Derecho y del régimen de libertades. Todos debemos estar al servicio del imperio de la ley, sin rodeos, privilegios ni componendas.

UNA FUNCIÓN TRASCENDENTAL

Aunque en el pasado no haya tenido el relieve que le corresponde, la función del Fiscal General es verdaderamente básica para la salud del proceso democrático y para el aseguramiento de la estabilidad nacional. Baste recordar las cuatro primeras funciones que la Constitución le asigna directamente al titular: “1. Defender los intereses del Estado y de la sociedad; 2. Promover de oficio o a petición de parte la acción de la justicia en defensa de la legalidad; 3. Dirigir la investigación del delito con la colaboración de la Policía Nacional Civil en la forma que determine la ley; 4. Promover la acción penal de oficio o a petición de parte.”

Se ha dicho que el titular de dicha institución debe reunir condiciones básicas como capacidad notoria, independencia comprobable y valentía moral. A esto habría que agregar el criterio equilibrado y la fortaleza de la voluntad. Y todo ello ponerlo en acción sin ataduras, fidelidades o compromisos que no sean los que corresponden al cumplimiento estricto del deber institucional. Esto habría que evidenciarlo especialmente en tareas tan desafiantes como la lucha contra todas las formas de corrupción o de abuso de poder, sean las que fueren y vengan de donde vinieren.

Con cinco meses de retraso, se tiene ya titular de la Fiscalía con todas las de la ley. Ahora lo que corresponde es emprender la labor de inmediato, y que desde las primeras señales se haga sentir que estamos de veras en un ejercicio que busca superar lo que se ha tenido.

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