“El llamado a la unidad del presidente Funes debe conducirnos a un nuevo Pacto Social, en que con tolerancia logremos acuerdos fundamentales que se conviertan en política de Estado.”
Escrito por Rafael Castellanos.Martes 22 de Septiembre. Tomado de La Prensa Grafica.
El 15 de septiembre el presidente Funes pronunció un discurso de estadista, que debe ser adoptado seriamente por la sociedad y constituirse en una piedra de fundación sobre la que edifiquemos una nueva sociedad; debe ser un evento que defina el inicio de una nueva etapa en la vida de la nación.
Una etapa en la que dejemos atrás el lastre de visiones diferentes, que nos han impedido avanzar ágilmente: se puede progresar con diversidad de pensamiento. Debemos también remover los obstáculos reales, los privilegios que prevalecen sobre la competencia, que nos impiden alcanzar un mayor crecimiento y desarrollo humano.
Funes llama a la unidad, como la única forma de superar los grandes desafíos que enfrentamos, precediendo el llamado por una declaración valiente, pero necesaria para construir esa unidad, manifestar que actúa como presidente de todos los salvadoreños y no como militante del partido que lo llevó al poder. Eso le ocasionará algunos costos políticos, entre los radicales de izquierda, pero sin duda le ganará muchos más apoyos en todo el espectro nacional. Puede convertirse en el líder que el país necesita.
En la polarización posguerra que hemos vivido, el llamado a la unidad debe llevar a la suscripción de un nuevo Pacto Social después de Chapultepec, en el que acordemos el rumbo del país, definido por grandes acuerdos básicos, que se conviertan en política de Estado, despejando los velos que no permiten ver con claridad el futuro y nutren las desconfianzas, enterrando los prejuicios que no permiten que hagamos equipo para enfrentar juntos nuestros grandes desafíos. Esa es la forma en que países como España y Perú salieron adelante.
Funes llama a todas las fuerzas vivas de la nación, a todos los sectores, a los demás poderes del estado, a unirse en la gran batalla contra la delincuencia y la inseguridad. El mayor peligro que enfrenta nuestra sociedad es que el Estado sea tomado por el narcotráfico y el crimen organizado, como en México y Guatemala. Ya existe un importante grado de infiltración en la policía, algunas alcaldías, organismos encargados de combatir el crimen y la Asamblea Legislativa. Pero aún estamos a tiempo.
El presidente enfatiza en la necesidad de juntarnos, de ser plurales. En sus palabras, “con humildad y coraje, convicción y respeto, inteligencia y ponderación”, en línea con la virtud más necesaria para la unidad, la tolerancia, superando uno de los peores defectos, el juicio descalificador y sustituirlo por el respeto a la diversidad de pensamiento. ¿Suena como una utopía? Quizá, pero no es tan complicado, hemos caminado mucho y los elementos están allí, es de pegarlos con voluntad y fe.
Declaraciones filosóficas fundamentales del discurso son el reconocimiento de que el crecimiento económico es indispensable, creciendo todos y no solo unos pocos. Al mismo tiempo, que el bien público jamás debe ser confundido con el bien personal. Ambas afirmaciones están en la base de lo que debe hacerse y por malas prácticas que del pasado, hacen ver demonios donde no los hay.
El crecimiento económico sostenido es sine qua non para combatir la pobreza y llegar a mejores niveles de desarrollo humano. Sin embargo, no hemos sido capaces de crecer, en parte por la visión opuesta de las grandes fuerzas políticas, en parte por la falta de competencia en el mercado, dicho de otra forma, por el exceso de comportamientos monopólicos que se encuentran en la economía.
Esto produce que seamos menos competitivos, que las instituciones no funcionen bien y que una parte de la sociedad no confíe en el llamado modelo de crecimiento económico, porque ha faltado equidad y eso provoca problemas sociales, y porque falta competencia y al faltar competencia la economía no puede crecer.
Es tiempo de remover esos obstáculos que no han permitido que la economía crezca como es debido, de identificar los motores que nos permitirán crecer y apoyarlos adecuadamente.
El llamado a la unidad del presidente Funes es exactamente lo que necesita el país. Debemos asegurarnos que se concrete. Es crucial diseñar el mecanismo idóneo para lograr lo planteado, de lo contrario la iniciativa puede naufragar. El Consejo Económico y Social es una buena instancia para ayudar al gobierno a legitimar su actuar, pero no es instancia suficiente para la gran concertación social. En ella deben estar los partidos políticos y otras organizaciones sociales y empresariales.
Siendo prácticos, debemos concentrarnos en unos cuantos consensos básicos, seguridad, crecimiento económico con equidad, educación, salud, atención a los pobres en extremo, agua y conectividad. Con eso se tiene bastante, lo demás irá cayendo a medida los actores se tengan confianza.
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