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2009/09/19

De la necesidad de acuerdos básicos

Escrito por Eduardo Torres.Viernes 18 de Septiembre. Tomado de El Diario de Hoy.

Varios son los llamados a la unidad nacional que ha venido formulando el Presidente de la República, incluso invitando en últimas alocuciones a la formulación de un pacto de nación. ¿Quién puede negar que requerimos en El Salvador de acuerdos básicos que nos den mayor viabilidad en el marco de la convivencia democrática, en la búsqueda de un mayor grado de desarrollo económico? Una de las claves del éxito, para poner un ejemplo, que tuvieron los "tigres asiáticos" fue su capacidad para lograr objetivos comunes que les permitieran desarrollar sus países en una generación plazo -–partiendo desde la pobreza extrema--, a pesar de los vicios y errores cometidos.
Siendo ministro de Economía en la década de los sesenta, me contó mi querido y recordado tío Abelardo Torres, que recibió una misión de empresarios surcoreanos que vinieron al país a vendernos peinetas de cuero. "Quedaron destrozados por la guerra y hoy (ha transcurrido más de una década de que me lo dijo) se han convertido en un gigante industrial". Hay casos más cercanos a nosotros, como los de España y Chile, que en definitiva gustan más y nos dan una mejor hoja de ruta. Más acorde con nuestra realidad pero siempre sobre el establecimiento de una visión conjunta, aunque sea en los temas más básicos, que posibiliten salir adelante en especial ante escenarios de crisis global como el que vivimos.

Los Acuerdos de Paz en nuestro país, firmados el 16 de enero de 1992 en el Palacio de Chapultepec, fueron un gran acuerdo político que puso fin a la lucha fratricida, ocurrido tan sólo meses después de la caída del Muro de Berlín, hecho histórico que se registra como el del desplome del socialismo real. La gente, de buena fe celebró hasta con euforia la llegada de la paz; aunque quedara tan pronto en evidencia la necesidad de que se retomara en alguna forma el "espíritu de Chapultepec". En esa línea, el esfuerzo más serio que hubo fue la creación, en 1997, de la Comisión Nacional de Desarrollo (CND).

Dicho esfuerzo logró niveles nunca vistos de consulta, a nivel nacional, "mapeando" la totalidad del territorio y aterrizando hace diez años en puntos estratégicos como el desarrollo de la zona oriental vía el Puerto de La Unión, la construcción del canal seco y la recuperación de la cuenca del río Lempa. El fomento del turismo en occidente con la franja de la Ruta de las Flores hasta el Volcán de Santa Ana; el cómo hacer que el Gran San Salvador funcionara y haber definido que de no tomarse acción entre el corredor comprendido entre el Puerto de la Libertad hasta Zacatecoluca, se convertiría éste en otro Lourdes, Colón. Grande fue el aporte de la CND durante sus doce años de vida, pero no sólo de ella: ahí tenemos los Enades, los documentos de Fusades y un largo etcétera.

Bien hace el Presidente en hacer llamados a la unidad y a la búsqueda de acuerdos, pero para darle consistencia y credibilidad a sus iniciativas deberá plasmar los mecanismos de participación que se requieren para ese tipo de esfuerzos. En el tema seguridad, para iniciar, se requiere de inmediato un esfuerzo más amplio que conlleve a una verdadera política de Estado. Iniciando por acuerdos básicos en los temas más candentes, bien podríamos llegar mucho más lejos a futuro, dentro de la democracia y la economía de mercado. ¡Claro que vale la pena intentarlo!

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