Los partidos están llamados a representar y organizar las aspiraciones y demandas sociales hacia el poder político.
Escrito por Zarko Pinkas.24 de Julio. Tomado de La Página.
En las últimas décadas, la mayoría de los países de América Latina han vivido profundos procesos de transición hacia sistemas democráticos, lo que ha llevado a un desmantelamiento de las estructuras pasadas y la búsqueda de un marco institucional que ha intentado establecer una relación fluida y constante, entre procesos de decisiones políticas y la ciudadanía; promoviendo y construyendo canales de participación institucionales que contemplen la constancia de los procesos electorales y la real vigencia de un Estado de Derecho.
Sin entrar en un debate conceptual sobre el significado de las transiciones y las consolidaciones democráticas, porque nos interesas evaluar como los sistemas de partidos, son necesarios para alcanzar con éxito el cambio político, asumiremos que toda transición es un proceso complejo que supone el recambio de ciertas estructuras y el establecimiento de alguna forma de democracia, y por el otro lado la consolidación requiere, que necesariamente la mayor parte de los conflictos se solventen por medio de las instituciones democráticas (eficientes en teoría).
Al observar el rol que han desempeñado los partidos políticos en la evolución democrática de nuestra sociedad, debemos tener en cuenta, que estar organizaciones están principalmente llamadas a cumplir una función central dentro de los procesos democráticos, que es expresar, representar y organizar las aspiraciones y demandas sociales hacia el poder político, superando los intereses de sus miembros, porque de esa capacidad depende el éxito, que tenga en los procesos electorales, donde son protagonistas principales.
Esto les permite tener la opción de hacer llegar a sus líderes al gobierno y detentar el poder político. Función central en las democracias, porque permite legitimar la acción de las autoridades, otorgándole gobernabilidad y estabilidad al sistema político.
Sin embargo, en estos tiempos, a pesar de las obligaciones descritas, es común escuchar una serie de críticas sobre la incapacidad de las colectividades para responder a las expectativas de los electores, y que por el contrario, en vez de entregar las bases necesarias para que las democracias adquieran la legitimidad necesaria y se consoliden, han terminado produciendo un profundo desgaste de la motivación cívica inicial hacia la participación, que se vivió con el retorno a procesos democráticos competitivos y de mayor transparencia.
Lo cierto que es, que mucho países, los fantasmas autoritarios y totalitarios han surgido con diversas mascaras, siendo un permanente recordatorio de la fragilidad de nuestros sistemas políticos. A lo que debemos sumar, en muchos casos, una creciente apatía por la política, particularmente en los jóvenes, los que responsabilizan a los partidos políticos de centrar el trabajo de la gestión del poder., delimitando la acción de las colectividades como una mera pasión por buscar un beneficio por el poder.
Lo cierto, es que, aunque muchas críticas pueden resultar válidas, existen elementos que debemos considerar cuando hacemos una evaluación de la labor desempeñada por los partidos en los procesos de transición, consolidación o evolución que han vivido las democracias en la región.
Debemos tener en cuenta, en principio, que nuestras sociedades han vivido un complejo proceso de construcción de instituciones democráticas, lo que conlleva los riesgos propios de echar las bases para que el sistema político funcione con la participación de la ciudadanía. En este aspecto, la función de los partidos resulta indispensable, negociando, conciliando posicione, legitimando instituciones, antes que lo hiciera la ciudadanía, lo que involucró una gestión más próxima al poder que a la participación, pero lo cierto es que sin esos espacios abiertos, por estas instituciones habría sido muy difícil, construir las estructuras democráticas que ampararon posteriormente la gestión de la ciudadanía.
De esta misma forma, hay que poseer una visión que todo proceso, en el interior de los sistemas de partidos políticos, tiene que ser evolutivo, en búsqueda de ir mejorando sus liderazgos y dándole mayor claridad a la ciudadanía de sus actos, considero que este el reto actual de dichas organizaciones. Esto permitirá no solamente vivir en una democracia, sino en una “democracia inteligente”.
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Muy buen análisis. Profesionales de este perfil deberían formar parte de este gobierno, ya que tienen una visión amplia y sin ataduras ideológicas.
ResponderEliminarRealmente, el señor Zarko Pinkas, debería ser tomado en cuenta para formar parte del gobierno actual de El Salvador. En el se puede ver la "meritocracia" de la cual hablo el presidente Funes.
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