Escrito por Roberto García. 02 de Abril. Tomado de Tendencia Revolucionaria.
Es interesante que a los 30 años un gobierno salvadoreño se una a la conmemoración que el pueblo hace de la muerte martirial de nuestro máximo guía espiritual: Monseñor Romero. Tenía que ser un gobierno de signo distinto. Por lo menos, con este gesto el presidente demuestra que no está a la ultraderecha en algunas cosas. Porque en otros como: delincuencia, telefónicas, Honduras, corrupción, amnistía, investigación del asesinato de Monseñor, etc. pareciera que Arena sigue gobernando.Si de verdad es el espíritu de Monseñor el que inspira al Presidente y su gobierno nos gustaría ver coherencia. Porque lo que vemos es una actitud “light” frente a lo de la investigación y la amnistía. Porque no nos gustaría pensar que lo que ha hecho con mucha pompa es para encubrir y no ir más allá y hasta donde se debe llegar. Entonces vamos a creer que lo que impera en su gobierno no es el espíritu de Monseñor sino el espíritu arenero, como muchas señales hay en esto.
La conmemoración de este treinta aniversario deja claro varias cosas: confirma el origen de los asesinos, que el personaje que encarna Monseñor sigue creciendo y que las palabras proféticas suyas de que resucitaría en su pueblo se han cumplido al pie de la letra. Pero lo más importante es que el ejemplo de Monseñor demuestra que cuando se tiene una opción y una definición clara del para quien gobernar y/o a quien defender, se expresa en la palabra y la acción es lo que demuestra el valor de las personas. Monseñor es grande, un santo, el más universal de los salvadoreños porque fue coherente y consecuente con lo que nos dijo e hizo. Por eso le queremos tanto, por eso nos dejamos influenciar, manipular y conducir por sus ideas, por su sabia y valiente palabra.
Recordando la actitud de Monseñor Romero y tratando de hacer un paralelo sobre el Golpe militar del 15 de octubre de 1979 y la actitud del pastor con las juntas de Gobierno que se instalaron. Con la primera junta él mantuvo una actitud prudente, de observar en los hechos hacia dónde se conducía, pero con la segunda junta él les dijo: …” de qué sirve que se hagan reformas si van teñidas con tanta sangre…” Mauricio Funes un personaje conocido, respetado y querido por un grupo bastante numeroso de la población nos dijo en campaña y ahora que es presidente de la República que él y su gobierno son conducidos por el “espíritu” de Monseñor Romero. Es algo que no ha sido demostrado. Pero qué pensaría Monseñor sobre esto que el Presidente cree que es un “Gobierno de Unidad Nacional”.
Monseñor era claro y contundente, le gustaba decir la verdad, y a quien fuera; llamaba las cosas por su nombre, no se andaba con medias tintas. Tenía muy claro quiénes estaban a su favor y quienes en contra por su actuación como pastor: sabía muy bien quien es Dios y quien es el diablo. No trató de quedar bien con todos: luchó por la justicia social. Luchó contra quienes son responsables de la miseria y la pobreza en la que se debate el pueblo salvadoreño. Se convirtió en “la voz de los sin voz”.
Si de verdad es el espíritu de Monseñor el que inspira al Presidente y su gobierno nos gustaría ver coherencia. Porque lo que vemos es una actitud “light” frente a lo de la investigación y la amnistía. Porque no nos gustaría pensar que lo que ha hecho con mucha pompa es para encubrir y no ir más allá y hasta donde se debe llegar. Entonces vamos a creer que lo que impera en su gobierno no es el espíritu de Monseñor sino el espíritu arenero, como muchas señales hay en esto.
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