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2010/04/06

RAICES - El Diablo en el paraíso-Periodismo Alternativo desde El Salvador

 Escrito por José R. Ramos López. 06 de Abril. Tomado de Raices.

Los pajes son coronados
los reyes friegan el piso
el diablo en el paraíso
y presos van los soldados
se perdonan los pecados
fusilamiento de jueces
en seco nadan los peces
será un acabo de mundo
cuando en los mares profundos
las arboledas florecen.

Los justos andan con grillos
y libres van los perversos
noventa cobres un peso
seiscientos gramos un kilo
los futres andan pililos
los gordos son raquíticos
brincaba un paralítico
sobre un filudo machete
ocho por tres veintisiete
divide un matemático.
VIOLETA PARRA

"Dios es búlgaro, pero el árbitro era francés"
HRISTO STOICHKOV

El diario italiano La Repubblica difundió el pasado 25 de marzo, imágenes de G. W. Bush en Haití dando la mano a ciudadanos haitianos y luego limpiando su mano en la camisa de Bill Clinton. Hay cosas que no cambian nunca, especialmente ciertas mañas -eternas- y limpiarse en otros [a sus espaldas] es una de las más célebres. Muchos salvadoreños amantes de la "viveza" sin duda darán la razón a G. W. Dar la mano a "haitianos pobres" bien podría ser considerado un gesto de simpatía, casi humanitario. Limpiarse en otro es... algo a la medida de un mentiroso emérito.

Este pecadillo de G. W. se podría categorizar como una nueva regla de lo que no hay que hacer, pero al revés: "Límpiate en otros, antes que ellos se limpien en ti". En manos de políticos inescrupulosos, esta acción es metáfora pura. En realidad, de acuerdo a Carl Sagan, esta regla, más bien es un caso especial de la denominada regla de hierro: "Haz a los demás lo que te plazca, antes que ellos te lo hagan a ti", pero por su aplicación en el campo de la acción política, la regla de las manos limpias, bien se merece una categoría especial.

En el mundo real, los códigos morales -aparentemente- han pasado a ser papel mojado, exceptuando aquellas reglas cuyo cumplimiento es de verificación difícil o imposible, como por ejemplo "Amar a Dios por sobre todas las cosas". ¿Cómo se puede probar que alguien cumple o no cumple esta regla? Pero cuando pasamos a reglas menos abstractas como por ejemplo "No matarás", resulta evidente -al menos para los violadores de las mismas- la necesidad de volver más compleja la interpretación de los códigos morales y legales, de forma que para algunos sea posible matar, y al mismo tiempo mantener el status de personas morales [personas decentes como decimos en El Salvador].

La BBC publicó hace pocos días el reporte especial "Diez mandamientos para América Latina", en donde se presentan 10 historias que exploran la imposibilidad de cumplir con algunas de estas reglas o mandamientos. La historia relacionada con el mandamiento "No matarás", se ilustra con el caso dramático de Samuel González, un soldado salvadoreño -matar es difícil- confiesa González, pero resulta evidente que es mucho más difícil no hacerlo.

Hace algunos años, el científico Carl Sagan, describió la dificultad de aplicar estas reglas o normas de conducta, como instrumentos efectivos de convivencia social. En el artículo "Las Reglas del Juego" que aparece en el libro "Miles de Millones", Sagan analiza la regla de oro, y otras normas de conducta. Los párrafos restantes están dedicados a comentar pasajes del artículo de Sagan, tratando de asumir un punto de vista salvadoreño. Finalmente, se ha agregado al repertorio la regla de las manos limpias, la cual seguramente no es una invención reciente, pero -hay que reconocerlo- no todas las generaciones tienen la oportunidad de presenciar una interpretación tan literal de la misma.

La Regla de Oro
"La norma más admirada de conducta , al menos en occidente, es la "regla de oro" atribuida a Jesús de Nazaret. Cualquiera conoce su formulación en el Evangelio de san Mateo del siglo I: "Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos"."

La Regla de Plata
"La regla de plata es diferente: "No hagas a los demás lo que no quisieras que te hiciesen". Martin Luther King rindió tributo a Gandhi como primera persona en la historia que convirtió las reglas de oro o plata en instrumentos eficaces de cambio social. Pero incluso Gandhi tuvo problemas para conciliar el empleo de la no violencia con las necesidades de la defensa frente a quienes seguían reglas de conducta menos sublimes. Además las reglas de oro y plata resultaban totalmente inaplicables en la lucha de Mandela y los suyos en contra del Apartheid." Lo mismo podría decirse del caso salvadoreño.

La Regla de Bronce
""Paga el bien con el bien, pero el mal con justicia", dijo Confucio en parte en respuesta a la regla de Oro. Esta podría llamarse regla de Bronce: "Haz a los demás lo que ellos te hagan". Es la lex talionis, "ojo por ojo y diente por diente"." Ojo por ojo, y el mundo terminará ciego, comentó Gandhi.

La Regla de Hierro
"De acuñación inferior es la regla de hierro: "Haz a los demás lo que plazca, antes que ellos te lo hagan a ti". Esta regla parece ser el precepto tácito de los poderosos."

La regla de Hojalata
En el inframundo se encuentra la regla de hojalata: "Trata de ganarte el favor de los que están por encima de ti y abusa de los que tienes debajo". La versión salvadoreña sería: "las gallinas de arriba se cagan en las de abajo". Es el lema de los matones y los "enrollones" (en la acepción salvadoreña).

Nepotismo
"La otra regla corriente es: "privilegia en todo a tus parientes y haz lo que te plazca con los demás". Esta regla, conocida como nepotismo, es llamada por los evolucionistas "selección de parentesco"." La versión aplicada a la política salvadoreña sería: "privilegia en todo a los de tu partido y haz lo que te plazca con el resto".

La Regla de las Manos Limpias
"Límpiate en otros, antes que ellos se limpien en ti". Ya hemos mencionado que esta regla bien podría ser considerada un caso especial de la regla de hierro, sin embargo su universalidad la hace merecer mención aparte. A principios de la década de los 90, el juez italiano Antonio di Pietro se convirtió en celebridad mundial, cuando envió a la cárcel a cientos de funcionarios del gobierno italiano y ejecutivos del sector privado, como resultado de la denominada operación Manos Limpias que investigaba la corrupción en las licitaciones públicas. Cabe mencionar que incluso Silvio Berlusconi, fue investigado por di Pietro. Pero al final Berlusconi se limpió en otros.... En una maniobra digna del libro Guinnes de Records, el susodicho aprovechó la atención que el país entero prestaba a la semifinal del campeonato mundial de fútbol en 1994 -jugada entre Italia y Bulgaria- para lograr la aprobación, con los votos de su coalición, del decreto Biondi que quitaba poderes a los jueces. La sesión parlamentaria tuvo lugar mientras la Bulgaria de Stoichkov perdía la semifinal con la mano de un árbitro francés. Tras el triunfo de la selección italiana, en los medios italianos -que en porcentaje nada despreciable son propiedad de Berlusconi- durante varios días solo se habló de la clasificación italiana a la final del mundial. Cuando los políticos de oposición intentaron reaccionar, el asunto ya era ley de la república, y así como va el mundo, y como dice la canción de Violeta Parra, lo más probable es que el juez di Pietro termine preso. "Límpiate en otros -incluido el juez- aunque necesites una pequeña ayuda de un árbitro francés". Esa sería, más o menos, nuestra pequeña versión ilustrada de esta regla.

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