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2010/04/24

LPG-RNPN: miedos de un ciudadano

En nuestra entrega anterior “Reformas al RNPN” establecimos que el objetivo de las reformas debería de ser claro y contundente: “Garantizar la veracidad y la integridad de la base de datos”. El enfoque de nuestra entrega fue técnico. Nuestras conclusiones, claras: Si el objetivo es el antes mencionado entonces las reformas son inadecuadas, técnicamente incoherentes, huelen a política y a desperdicio.

Escrito por Carlos G. Romero.24 de Abril. Tomado de La Prensa Gráfica.

Hoy se informa en los medios que el señor presidente observó las reformas, que las “despartidizó”, como es de esperarse, unos respiran más tranquilos, otros gritan “favol”. La mayoría tenemos claro que no es aconsejable que un partido político condicione el nombramiento de los titulares de la institución, desde este punto de vista las observaciones son razonables, puntuales y hasta loables. ¿Por qué persiste en mi persona, como ciudadano, cierta inquietud? que va mas allá de lo técnico, del despilfarro del erario público, del clientelismo político, de esa intencionalidad de control de parte de los partidos políticos; elementos todos a los que ya estamos acostumbrados y no deberían de crear ansiedades. Sin embargo la inquietud persiste, algo no cuaja.

El meollo de la cuestión en realidad no es el RNPN, es el padrón electoral. La habilidad que se pueda tener de manipular dicho padrón en un momento dado; manipularlo para beneficio de un grupo de personas, gremiales o identidades políticas, alterando la voluntad del soberano, el pueblo. No puedo pensar en una daga mayor para la democracia y para la paz que dicha manipulación: erosiona la confianza del pueblo en sus instituciones, crea ingobernabilidad, rebeldía, anarquía; deja un recelo entre el pueblo y sus instituciones que perdura por mucho tiempo, muy difícil de superar, algo así como la infidelidad matrimonial. Las reformas son todavía a nivel político: “yo controlo, tú controlas...”, son un conjunto de leyes cuya misión es determinar quién controla el padrón, la pugna es esa misma: control. Las observaciones del señor presidente van al mismo tema: yo controlo, es mi prerrogativa; no conducen a la institucionalidad del proceso, al blindaje apropiado del padrón electoral. Todos sabemos que somos un país presidencialista, cuando Casa Presidencial llama, se atiende, se obedece. Somos un país donde el funcionario público, a todo nivel, es rey, está sobre la ley. La inquietud que siento es la realidad de ver nuestra democracia expuesta y amenazada por la carencia de controles institucionalizados que garanticen la integridad de la información de las personas naturales, controles que la protejan de los mismos que dicen representarnos. Hoy son unos, mañana serán otros. ¿Qué necesitamos? La creación de la Dirección de Protección de la Integridad de las bases de datos de personas naturales, del registro y del padrón electoral. Dirección independiente, con personal idóneo que encaje a cabalidad con las descripciones de los requisitos de los puestos de trabajo, ¡que no se permita personal de “confianza”! Dirección cuya función no es solo garantizar la veracidad de la información sino también blindar todo el proceso informativo contra cualquier atentado fraudulento o manipulación indebida; función diaria, agresiva y puntual. Las reformas deberían de incluir un conjunto de normativas que garanticen el acceso sin restricciones (transparencia total) por parte de la ciudadanía, medios, ONG, etc., a informes, procedimientos, auditorías, etc. Municipal, registro central, padrón electoral. Indudablemente no hay mejor garantía que la fiscalización ciudadana. Así como yo, ciudadano común y corriente, carente de ideologías extremas, con medio dedo de frente, habremos miles sufriendo la misma ansiedad. ¡Exijamos!

RNPN: miedos de un ciudadano

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