Tema del momento Al igual que con el dinero ilegal en todas partes, el objetivo está en lavarlo e invertirlo en negocios legales en los que puede producir más dinero
Escrito por Ricardo Esmahan.27 de Abril. Tomado de El Diario de Hoy.
Todos conocemos sobre la lucha sin fronteras que existe entre el Estado mexicano y los carteles de la droga, especialmente en las regiones fronterizas entre México y Estados Unidos. Uno de los carteles más emblemáticos es el de los Zetas.
Se tiene conocimiento que este poderoso grupo ya incursionó en Guatemala por lo que su expansión a El Salvador no está fuera de la realidad, una realidad que el Presidente Funes advirtió al declarar: "Tengo información de que los Zetas han entrado a El Salvador con fines exploratorios, han hecho algunas exploraciones, algunos contactos probablemente con algunas pandillas o con algunos carteles de la droga que operan en el país". Una declaración preocupante debido a que muchos piensan que México se ha convertido en un "Estado fallido".
Considero que México no se está convirtiendo en un Estado fallido. Un Estado fallido es aquel en que el gobierno central ha perdido el control sobre áreas significativas del país y es incapaz de funcionar. En cambio, según analistas, el Estado mexicano se ha acomodado a la situación, ha diseñado estrategias para aguantar la tormenta y a la vez para maximizar los beneficios de esa tormenta para el crecimiento económico de México.
Mientras el gobierno mexicano lucha para mantener presión sobre las operaciones que tienen que ver con producción y distribución de drogas y su trasiego en la frontera de los Estados Unidos, el tráfico de drogas reforma sus instituciones y al mismo tiempo, paradójicamente, estabiliza la economía mexicana.
El hecho es que Estados Unidos es un gran mercado de consumo de estupefacientes, que, aunque ilegales allí, se abren camino en abundancia. Narcóticos derivados de productos agrícolas de bajo costo se convierten en consumibles con un procesamiento mínimo. México se ha convertido en un gran productor, procesador y exportador de drogas ilegales. Su precio resulta de su ilegalidad y no por el costo de producción. Esto significa beneficios extraordinarios.
El resultado es una guerra entre las organizaciones competidoras. Dada la cantidad de dinero que están aportando en la entrega de su producto en las ciudades norteamericanas, estas organizaciones están bien armadas, dirigidas y motivadas por el lucro.
La cantidad de dinero que se vierte anualmente a México es impresionante. Se estima entre 35 y 40 mil millones dólares anuales. Los extraordinarios márgenes de beneficio que resultan de esta operación la hacen aún más atractiva. Supongamos que el sector manufacturero mexicano produce ingresos de 40 mil millones de dólares al año en exportaciones. Presumiendo un generoso margen de 10 por ciento de beneficios, el margen real sería de 4 mil millones de dólares. En los estupefacientes, sin embargo, la tasa de rentabilidad, según un cálculo conservador puede situarse alrededor del 80 por ciento.
En general, México es un gran beneficiario del tráfico de drogas. Aunque algunos de los beneficios se invierten en el extranjero, la piscina de dinero restante que fluye hacia México crea una liquidez enorme en la economía mexicana en un momento de recesión mundial. Es difícil determinar a dónde se va el dinero de drogas, que se deriva de su ilegalidad.
El dinero fluye en manos de los hombres armados y aunque el dinero puede ser y es a menudo oculto, el valor del dinero está en su uso, en ponerlo a circular. Al igual que con el dinero ilegal en todas partes, el objetivo está en lavarlo e invertirlo en negocios legales en los que puede producir más dinero. Eso significa que tiene que entrar en la economía a través de instituciones legítimas, con el efecto multiplicador keynesiano. Todo apunta que Centroamérica está en la mira, ávida de atraer inversiones.
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