El doctor Juan Carlos López Menjívar desapareció el sábado 17 de julio y su cadáver fue encontrado el jueves 22.En Dulce Nombre de María, todo un pueblo se ha unido para reclamar contra la violencia y para llorar por su amigo.
Escrito por Jaime Ulises Marinero.24 de Julio. Tomado de La Página.
Eran la 6:00 de la tarde del sábado 17 de julio cuando el doctor Juan Carlos López Menjívar se despidió de sus compañeros de maestría de la Universidad de El Salvador. Subió a su Toyota Yaris y partió con rumbo a Chalatenango, ciudad donde vivía junto a sus padres. Se despidió con un “hasta el próximo sábado”… un sábado que nunca más existiría para él.
Apenas tenía 17 años cuando con el apoyo de sus padres decidió ingresar a la Universidad de El Salvador para estudiar doctorado en Medicina. Con buenas notas logró coronar su carrera en los ocho años de ley. Comenzó a dar consultas en su casa de Chalatenango, donde muchos acudían porque de antemano sabían que el doctor no les cobraría la consulta.
“El cobraba por consulta, pero si alguien no tenía les decía que era de gratis y hasta les daba medicina o dinero para que comprara los medicamentos… su filosofía era que la medicina debería de estar al servicio de la humanidad”, cuenta Estela, una vecina que solía ser paciente del galeno.
La fama de buen médico, y sobretodo humanitario, fue creciendo un Chalatenango, a tal punto que un día le ofrecieron ser el director de la Unidad de Salud de Dulce Nombre de María, donde trabajaba como médico consultante. Aceptó el cargo.
Dulce Nombre de María pronto supo de aquel médico joven que llegó a poner orden a la unidad de salud y a priorizar la atención al paciente, sin importar su condición. Se ganó el cariño y respeto de la población y de los empleados y sin proponérselo, se fue metiendo en el sentimiento de toda una ciudad.
Catedrático de la Universidad Andrés Bello viajaba todo los días desde Chalatenango a Dulce Nombre de María. Siempre lo hacía solo, aunque a veces le daba “aventón” a sus subalternos y a las personas conocía.
Llegaba a su casa y casi siempre había alguien esperándolo para una consulta. “Al doctor se le podía legar a tocar en la madrugada y él salía a atender, sin importar horarios”, dice Estela.
Juan Carlos era una persona muy amena, le gustaba platicar con la gente y solía respetar mucho a las personas, especialmente a los más pobres. Sus alumnos de la Andrés Bello le tenían una estima especial porque el galeno siempre estaba preocupado porque aprendieran. Para ellos tenía siempre tiempo para atender cualquier asesoría.
“No solo era buen médico, era un gran catedrático, pero sobretodo un amigo especial”, señala Dinora, una de sus alumnas.
En Dulce Nombre de María se involucró como un ciudadano más. Como miembro del comité de autoridades locales apoyaba y participaba en las distintas actividades, sin ninguna intención particular.
Sin vicios, su mundo era dar consultas, administrar la unidad de salud y atender a sus padres. Sus hermanos se casaron, pero él por diversas razones estaba soltero y vivía con sus padres. “Tuvo novias, incluso alguna vez estuvo comprometido de boda, pero todavía no se había casado”, narra Romeo, un ex compañero suyo de la UES.
“Lo que pasa es que no le quedaba tiempo para pensar en casarse, siempre pasaba ocupado, estudiando, dando clases, dirigiendo la unidad de salud, atendiendo consultas en su casa y participando en varios comités”, cuenta José, un amigo suyo oriundo de Dulce Nombre de Jesús.
Así siendo una persona que estaba en todo, siempre fue un líder sin habérselo propuesto. A tal punto que cada vez que se acercaban elecciones municipales procuraba no atender a quienes tenían intenciones políticas partidarias, pues siempre lo buscaban como candidato a alcalde o a concejal.
“Con él platicaron los del FMLN, los de ARENA, el PCN, el PDC y otros partidos, que lo querían hacer alcalde de Dulce Nombre de María, incluso hubo quien le propuso ser candidato a diputado por el departamento de La Paz, pero el doctor nunca quiso porque pensaba que eso era alejarse de su profesión”, relata un pariente.
En Dulce Nombre de María hay quienes creen que López Menjívar iba a ser el candidato a alcalde del municipio por parte del partido GANA, sin embargo el pariente lo niega. “A él le ofrecieron ser candidato, pero no aceptó, aunque la gente lo relaciona con GANA porque tenía amigos bien identificados con ese partido”, agregó el familiar.
Una fuente de GANA confirmó que una de las proyecciones del partido en Dulce Nombre de María era impulsar al Dr. López Menjívar, que sin embargo ya les había manifestado su intención de no aceptar.
Y es que al profesional no le interesaba la política partidaria. Su interés siempre fue procurar salud para los demás por eso seguía estudiando, para saber más de medicina y aplicar sus conocimientos con sus pacientes. Cada vez que había brigada médica o campañas preventivas él era el primer en acudir. Enseñaba con el ejemplo.
Hace algunos meses alguien le llamó para decirle que ya no sería más el director de la unidad de salud de Dulce Nombre de María. El doctor se deprimió, pero esa misma persona le volvió a llamar hora después para decirle que ya no sería el director, porque lo iban a ascender a coordinador general de la unidad de salud y de FOSALUD, que funciona en la noche en el mismo local.
López Menjívar tomó en serio su futuro nuevo rol y comenzó a trabajar en los planes operativos. Precisamente en la semana de su desaparición terminó toda la documentación y los proyectos, pues el lunes 19 se iba a oficializar su nuevo cargo. Aún desaparecido, fue oficializado como el nuevo coordinador general.
Nelson Mejía, doctor y subalterno de López Menjívar , recuerda que éste estaba muy entusiasmado por el nuevo rol que iba a asumir y le dedicaba mucho tiempo. “Pasó planificado todo, por lo que cuando supimos que había desparecido nos pareció extraño porque él estaba entusiasmado y era muy responsable”, cuenta.
Además había otra razón de peso para que la desaparición no fuera voluntaria, ya que su padre iba a ser operado de la próstata el miércoles 21 y él había hablado con su personal para explicarles que personalmente lo iba a cuidar en el proceso de recuperación.
Todos lo buscaron por todas partes. Incluso su hermano Luis que es médico forense se metió de lleno a su búsqueda.
El miércoles 21 les dijeron que un cadáver se encontraba en Guazapa y rápidamente fueron a buscarlo. Falsa alarma. Ni siquiera su vehículo aparecía.
Cuando el pueblo entero supo que el doctor había desaparecido se organizaron y todos decidieron realizar una marcha de protesta el jueves 22, a las 2:00 de la tarde. A eso de la 1:00 comenzaron a llegar a la unidad de salud cientos de estudiantes, feligresas, autoridades y pobladores en general para comenzar la marcha hacia el parque. Habían preparado pancartas pidiendo el retorno del profesional y con oraciones pidiendo la intervención divina para que estuviera salvo.
Unos 20 minutos antes de que comenzara la marcha alguien llegó a confirmar: “Encontraron el cadáver del doctor”. Muchos lloraron y durante la marcha gritaban frases exigiendo el fin de la violencia.
Efectivamente el cadáver del profesional fue encontrado en la carretera Troncal del Norte. Dos kilómetros antes estaba abandonado su vehículo. Medicina Legal todavía no determina la forma en que fue asesinado. Se supone que le quitaron la vida el mismo día de su desaparición.
Todos en el pueblo pronto se dieron cuenta. Las campanas doblaron y por la noche se organizó un rosario en su memoria. Dulce Nombre de María, un pueblo de calles serpentarias, donde cada pared tiene dibujado un paisaje que denota la armonía ciudadana y la tranquilidad que se vive en este pueblo fronterizo con Honduras y enclavado entre montañas, había sido sacudido por la violencia.
“Este pueblo es tranquilo, todos se conocen, no hay pandillas, al doctor todo el mundo lo quería por respetuoso y humanitario, realmente no entendemos porque lo mataron” dice un agente del puesto policial local.
La reacción del agentes es compartida por sus empleados. María de Sales, empleada de la unidad, asegura que si alguien no merecía morir de esa forma era el doctor, porque era un gran ser humano como amigo, como compañero, como jefe y como profesional.
Un médico, compañero de maestría de López Menjívar, asegura que entre todos los compañeros era el más ecuánime. No tenía vicios y siempre andaba dispuesto a ayudar a los demás.
Por ahora su muerte es un misterio. No hay un móvil que explique que pudo haber ocurrido. Lo último que se sabe es que aquel sábado se despidió de sus compañeros de la UES con un “hasta el próximo sábado”, un sábado que llegará con el dolor de recordar a un gran profesional víctima de la violencia… de esa violencia que arrebata grandes vidas y siembra dolor.
Las pequeñas personas cuentan tambien. La cosa es que hay un nivel de violencia paralizador de la sociedad. Ese es el problema.
ResponderEliminarJuan Carlos un gran amigo. Es lamentable la situación que se vive en nuestro país, tan grave es la situación que la maldad está arrebatando a los buenos seres humanos, personas dedicadas a hacer el bien, serviciales, que se han esforzado por formarse academicamente para contribuir al desarrollo de nuestro país.
ResponderEliminarEstoy muy conmosionado por lo que le pasó a mi amigo.