Escrito por Teresa Guevara de López.04 de Abril. Tomado de El Diario de Hoy.
Y volvemos de vacaciones y la fiesta de la Resurrección del Señor nos recibe, como todos los años, con lista de muertos de todo calibre: Ahogados, accidentes de tránsito, asesinatos cada vez más crueles, perpetrados con saña y lujo de barbarie, por niños con mentes retorcidas y capaces de atrocidades peores que los adultos. Dolorosas situaciones que tienen un común denominador: irresponsabilidad, mal uso de la libertad y falta de educación de la voluntad.
Se percibe una pérdida total de confianza en las autoridades, que muchas veces parecen desentenderse del problema, culpar a gobiernos anteriores, asegurar que vamos mejorando, y tomar las medidas más absurdas, carentes de todo sentido común y contrarias al camino correcto para corregir el rumbo perdido. Hay un clamor general y la desconcertante pregunta: ¿Qué vamos a hacer?
Y la respuesta existe desde siempre, inscrita en el corazón del hombre, en la ley natural, en las legislaciones tradicionales, base de las civilizaciones: Está en el fortalecimiento de la familia, base y núcleo de la sociedad, porque las sociedades son sanas y se fortalecen, cuando están formadas por familias consolidadas, donde se sigue la ley natural, se cumple la ley de Dios, como lo afirman siglos de tradición en sociedades regidas por principios cristianos.
Pero el mundo parece haber perdido el rumbo y se ha dedicado a destruir la institución familiar. Y en nuestro país, cada día vemos cómo este patrón se está siguiendo fielmente. Los diputados se han negado a ratificar la enmienda, que como candado aseguraría que el matrimonio, institución que viene desde la creación del mundo, está constituido por un hombre y una mujer, seres complementarios, salvaguarda para la educación de sus hijos.
Se ha convencido a la sociedad, especialmente a los jóvenes, que la homosexualidad es moda, costumbre y casi un signo elegante, y que estas personas tienen pleno derecho de adoptar hijos y educarlos. La pornografía, el sexo, el amor libre parecen ser opciones, que cada quien puede elegir para su propio placer, sin considerar las consecuencias nefastas que de ellas se deriven. Y las drogas ofrecen un mundo falso, que sustituye el abandono en que muchos viven.
Y ante la apabullante cantidad de jóvenes delincuentes, nuestras autoridades están empeñadas en facilitar las fugas de los penales, el ingreso de drogas y celulares, rebajar el rigor en la seguridad, tratar a los jóvenes asesinos como niños, y en general, favorecer al criminal, castigando a las víctimas y sus familias con argumentos cada vez menos consistentes.
Señores legisladores, autoridades, instituciones a cargo de velar por el bien común:Abran los ojos a la realidad. Las pandillas no nacieron en El Salvador, ni fueron causadas por la pobreza o la desigualdad social. Se gestaron en Estados Unidos, con hijos de madres solteras, sin figura paterna porque ningún gobierno jamás se preocupó de promover el matrimonio, de castigar a los machos irresponsables, que sin merecer el calificativo de padres, han engendrado hijos como las bestias, ni a mujeres livianas que por un momento de placer, olvidan que la maternidad es un privilegio sagrado.
Esos hijos sin padres, encontraron en la pandilla un espacio que permitía el libertinaje, el sexo fácil, la droga y el alcohol, y al no tener el entorno familiar de amor, respeto, sacrificio y abnegación que nacen del amor, han sido materia dispuesta para llegar a cometer los más abominables crímenes, con tal de lograr la aceptación de sus compañeros.
Tal vez muchos sonrían de manera irónica al considerar ingenuos los criterios mencionados, y que son ilusiones con resultados a larguísimo plazo. Pero es la única solución al problema. La apoyan las palabras de Juan Pablo II en los inicios de su pontificado: "El futuro de la Iglesia y de la sociedad, descansa en la familia. La familia es la iglesia doméstica, y los padres, los primeros e insustituibles educadores de sus hijos".
Algunas frases con un poquito de contenido pero hayq eu revisar esto con lupa y rescatar esas cuantas frases del vergo de estiercol que escribem. Una pena!
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