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2010/04/23

Co Latino-Solo para abogados | 22 de Abril de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

 Escrito por Arturo Méndez Azahar.23 de Abril. Tomado de Diario Co Latino.

Definitivamente que se impone hacer un llamado a la comunidad jurídica para que hagamos un alto en el camino; y meditemos sobre lo que está aconteciendo en nuestro Estado de Derecho, que de Derecho, definitivamente, le está quedando muy poco.
Y, el problema, es que los Abogados solo tenemos razón de ser en un Estado de Derecho; que, de todas las formas de Estados, a través de toda la historia, en apenas los dos últimos siglos, es la única que ha posibilitado el grado de desarrollo en que se encuentra la humanidad.
Las nuevas generaciones deben saber que, hasta más o menos la década del 70 al 80 del siglo pasado, ser Abogado era de mucho prestigio. Eso sí, el Abogado cuidaba de su honor y calidad profesional como un tesoro de incalculable valor. Lo que tenía como consecuencia inmediata que el respeto hacia él era como algo inevitable.
Hasta 1980, la vida de los pueblos era conducida por una trilogía integrada por el sacerdote, el abogado y el militar. Es decir: la fe en Dios; y, la fuerza de la razón en equilibrio con la razón de la fuerza. De 1930 a 1950 el fantasma del comunismo apareció por nuestras tierras y, como un mecanismo de defensa, fue famosa aquella frase: “militares al PODER”. Y, es así, como de 1950 a 1970, los militares, poco a poco, fueron copando el Sector Público centralizado y descentralizado.
Y, se dieron cuenta que el PODER POLITICO era tan poderoso, o quizás más, que el PODER ECONOMICO. Y aprendieron a hacer PARTIDOS POLITICOS; y con ello se apropiaron del Sistema Democrático, con lo que comenzaron a apropiarse del ESTADO ejerciendo directamente el PODER FORMAL desde el EJECUTIVO, y a través de civiles afines el LEGISLATIVO y el JUDICIAL. De repente, con sus “ahorritos de Teniente” se les ocurrió incursionar en la Empresa Privada, con el efecto de desplazar de ella a la clase tradicional, al CAPITAL CRIOLLO, base fundamental del nacionalismo salvadoreño.
De repente, ya con el paladar endulzado por las mieles del PODER, comenzaron a empalagarse y se volvieron revolucionarios. Y se atrevieron a querer cambiar la estructura de la tenencia de la tierra. Primero muy tímidamente en 1975; y después, muy radical y agresivamente, en 1980.
Y como no estaban preparados ideológicamente para semejante osadía, la pagaron muy caro; el PODER REAL, tanto nacional como internacional, los lanzó a una guerra que redujo a la FAES a lo que es ahora, un sector al que para que no “despierte” lo mantienen con la ilusión de creer que son los únicos que han cumplido con los Acuerdos de Paz (¿?)
Pero volviendo a nosotros los Abogados, porque el tema de lo militar merece profunda reflexión en otro artículo, debe saberse que hasta, más o menos, 1980, el PODER REAL cuidó mucho de escoger de entre la comunidad jurídica lo más representativo del foro salvadoreño; y así ha quedado registrado en la historia salvadoreña el nombre de un Dr. Reynaldo Galindo Pohl que dejó su huella muy personal en la Constitución de 1950 y que sigue presente en la Constitución de 1983. Y como Presidentes de nuestros máximos Tribunales de Justicia a Doctores como Alfredo Martínez Moreno, Armando Arias, Rogelio Chávez, Arturo Zeledón Castrillo y como Jueces y Magistrado vitalicio como el caso del Dr. Manuel Rafael Reyes.
Y, con ellos muchos otros Profesionales del Derecho, verdaderos juristas de muy grata recordación, verdaderos maestros forjadores de nuevas generaciones de Abogados como el Dr. Alejandro Dagoberto Marroquín, Dr. José María Méndez; así como algunos que todavía nos acompañan en este mundanal ruido como el Dr. René Fortín Magaña, el Dr. José Napoleón Rodríguez Ruiz, para citar solo algunos cuantos que aún siguen siendo objeto del respeto, cariño y reconocimiento de antiguas y nuevas generaciones. Y que, por sobre todo, dieron su aporte dentro de las circunstancias en que les tocó que actuar, prueba histórica de lo cual es el prestigio del sistema de administración de justicia de aquellos años. 
No obstante ello, el Profesional del Derecho, tradicional y hasta culturalmente, ha sido  y es objeto de opiniones más negativas que positivas. A tal grado que, el mismo Abogado, ha comenzado a marginarse hasta de sus responsabilidades que como tal tiene en un Estado de Derecho. Su imagen está tan deteriorada que mas de alguno se avergüenza de lo que es. Todo lo cual ha producido la inevitable frustración profesional, hasta conformarse con quedar desperdiciado y reducido, a trabajos del más bajo rango operativo en la escala de burocratización tanto pública como privada.
Nuestros enemigos gratuitos no han escatimado esfuerzo para ofendernos hasta literariamente. Un  intelectual salvadoreño tuvo el atrevimiento de escribir que las Escuelas de Derecho “eran escuelas de criminales” y mi repudio inmediato se materializó suspendiendo la lectura de dicha obra y lanzándola a la basura. Y, en una novela muy famosa, el autor escribió que el jefe de una de las mafias más criminales – y por lo tanto más poderosa –, de los Estados Unidos, motivando a su hijo  para que estudiara Derecho, le habría dicho: es que “Los abogado pueden robar más dinero con una cartera, que un millar de hombres enmascarados y con pistolas”.
Sin embargo, no obstante lo anterior, son las Escuelas de Derecho de las diferentes Universidades de El Salvador las que más demanda tienen y no precisamente para graduarse de delincuentes. A esta fecha los Abogados ya hemos alcanzado la cantidad de más de veinte mil profesionales. Un verdadero ejército envidiable para resguardar cualquier Estado de Derecho.
Los Profesionales del Derecho, definitivamente que no somos eso que se dice de nosotros. Las nuevas generaciones de Abogados se gradúan fieles a los valores de justicia, seguridad y bienestar común. Sin embargo se les lanza a un “mercado” en donde se les reprime en todas las formas posibles para que renuncien a esos valores y son obligados a claudicar ante la injusticia y la inseguridad. Abogados que han muerto civilmente cuando no físicamente, como consecuencia del fiel ejercicio de su profesión ya hay muchos; y sus casos han quedado en la impunidad a pesar de que el Sistema de Administración de Justicia está presidido precisamente por Abogados.
El aparato estatal que, material y formalmente, investiga el delito ya ha tomado la decisión de declarar sumarísimamente como el principal sospechoso al Abogado defensor o acusador en su caso.
Económicamente se le ha lanzado a la criminal, reprochable y vulgar competencia del “sistema de mercado”, en donde sus honorarios profesionales son indignos como consecuencia de que quien los fija es el que contrata sus servicios, quien frecuentemente no tiene escrúpulo alguno en pagar una buena “mordida” a un funcionario público corrupto que honorarios justos a su Abogado. El sistema financiero es responsable de haber prostituido la función del notariado al ofrecer sus servicios sin ningún gasto de naturaleza jurídica, engañando a los usuarios pues el cobro se encuentra encubierto y al Notario le paga una ínfima cantidad quedándose ellos con el resto del dinero.
La sociedad salvadoreña debe saber, entender y comprender que un Estado de Derecho sin Abogados no existe. Toda otra forma de ejercer cualquier clase de PODER es efímera y siempre termina en la irracionalidad cuyo límite con la violencia es imperceptible. Los 20 a 25 homicidios diarios, los ya insoportables niveles de corrupción e impunidad están confirmando que de Estado de Derecho nos está quedando muy poco.
Por eso se impone que los Abogados hagan un alto en el camino. Confrontar con los otros sujetos de poder como el económico y el mediático en nada sirve para resolver la crisis en que se desarrolla nuestro Estado de Derecho. Consecuencia del proceso de democratización, Economistas, Administradores de Empresas, Auditores, Periodistas, solo para citar unos cuantos, han logrado incorporarse en aquella trilogía que relacionábamos antes, de la que fue un error eliminar a los militares así como de pretender reducir a su mínima expresión al Abogado.
Por eso se impone que los Abogados hagamos un alto en el camino y contribuir a refundar, entre todos, nuestro Estado de Derecho.

Solo para abogados | 22 de Abril de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

1 comentario:

  1. Una Justicia eficaz e independiente es irrenunciable para construir una Democracia. Y los abogados son los paladines que deberían defenderla.

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