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2010/04/17

ARGENPRESS- Una herramienta para el trabajador: Los sindicatos son indispensables para la vida democrática

Escrito por Diego Tomas (PRIMERA FUENTE). 17 de Abril. Tomado de Argenpress.

Desde el punto de vista de un patrón, los sindicatos son organizaciones no queridas. Estar sindicalizado es mala palabra. Aunque saben que no son necesariamente algo negativo para su negocio. Su peor pesadilla, obviamente, es que sus trabajadores se organicen.

En la actualidad, la sociedad en su mayoría desconfía de la actuación de los sindicatos como defensores de los intereses de los trabajadores y tienen dudas sobre la libertad interna en los gremios, aunque una buena parte de los sindicalizados considera aún que son democráticos y que se necesita de los gremios para defender sus derechos.

En estos momentos difíciles que vivió la provincia y el país los gremios fueron alternativas compactas con propuestas para salir de las diferentes crisis y que se articularon a raja tabla en la protección a las personas, el impulso a la actividad económica, con inversiones en infraestructuras, sanidad, educación y dependencia laboral. No es cierto lo que siempre nos quieren hacer creer, que el mejor sindicalista es el muerto. Los sindicatos han encabezado las batallas más importantes en la historia moderna para lograr que las riquezas generadas en parte por el trabajador le beneficien a él también. Y que su voz se escuche y no sea una simple herramienta de los dueños del poder económico y político.

Los sindicatos son indispensables en una democracia porque como representantes auténticos del trabajador son interlocutores valiosos en las discusiones y en las decisiones para un mejor futuro.

Los gremios surgieron en Europa durante la Baja Edad Media. Sus fines tuvieron esencialmente un carácter económico y social, que consistía en controlar la oferta y los precios de los productos que manufacturaban. Regulaban la actividad laboral, la formación y aprendizaje de sus asociados.

A lo largo del siglo XVIII, los gremios de carácter feudal, ya muy debilitados, fueron desapareciendo, siendo sustituidos por la iniciativa privada, la libertad de industria y comercios propios del capitalismo. El trabajo infantil, la total desprotección de éstos frente a los abusos de los capitalistas con prolongadas jornadas de trabajo, mujeres mal remuneradas, fábricas insalubres, hacinamiento, despidos sin indemnización, miseria, y otras injusticias sociales, los empujó a organizarse en asociaciones para protegerse en caso de enfermedad, paro o inactividad huelguística.

A finales del siglo XVIII, en Inglaterra, nacieron las primeras asociaciones de trabajadores, las llamadas sociedades de ayuda mutua o "socorro mutuo". Su objetivo era la unión de los obreros para conseguir mejoras laborales y salariales resistiendo las adversidades como la enfermedad o el desempleo.

En nuestro país, el Virrey Juan José Vertiz, en el año 1780, intimó a los artesanos de Buenos Aires a constituirse en gremios. En primer lugar se ordenó el gremio de los zapateros de Buenos Aires, con posterioridad y sobre la base de un dictamen del Síndico Procurador del Cabildo, don Cornelio Saavedra, los gremios quedaron abolidos. En 1877 se creó la estructura gremial moderna, la Asociación Tipográfica Bonaerense, que al año siguiente realiza una huelga por la reducción de salarios que afectaba a sus afiliados y que con el triunfo de sus trabajadores marcó la celebración del primer convenio colectivo de trabajo.

Hipólito Yrigoyen, asumió la presidencia en 1916, representó un frente de clases con la presencia de peones, artesanos, pequeños industriales, pequeños ganaderos, militares y grupos médicos, y fue el primer intento de limpiar el poder de la oligarquía. Yrigoyen, se vio sometido a una serie de vaivenes que hacían contrastar su política general con las medidas impulsadas por el a la oligarquía de su partido, que trajo como consecuencia, la semana trágica en 1919 y la masacre de obreros en Santa Cruz en 1921/1922.

Ante todos estos hechos históricos, los Derechos Humanos es una de las luchas más importantes que los trabajadores pueden realizar desde sus organizaciones sindicales. El reconocimiento de los derechos de libre sindicalización, de pensamiento y de expresión implica luchar por la democratización. También es importante que los sindicatos sigan participando en la vida política, para que los gobiernos sean justos en sus políticas económicas y sociales y que a su vez el conjunto de los trabajadores participe directamente en el interior de sus mismas organizaciones, así la lucha por la democratización sea total dentro de los sindicatos.

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1 comentario:

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