El linchamiento de Honduras a manos de la ONU y la OEA

Zelaya pretendió realizar un plebiscito ilegal que equivalía, además, a celebrar una elección con un único candidato, como es la práctica en todas las dictaduras

Editorial de El Diario de Hoy. Domingo 5 de Julio de 2009.

L Lo más grave de la actual crisis de Honduras es que entidades como las Naciones Unidas y la OEA pueden condenar a un gobierno sin antes oírlo, ver pruebas en favor o en contra suya y debatir el caso en presencia de las partes. Un auténtico linchamiento.

Zelaya cometió abusos que facultaban tanto a la Corte Suprema como al Congreso y demás autoridades de Honduras, a destituirlo y nombrar un sustituto. No hay ni hubo golpe militar; el Ejército removió al presidente y lo extrañó del territorio, en aras de la tranquilidad nacional y de superiores consideraciones.

Zelaya pretendió realizar un plebiscito ilegal que equivalía, además, a celebrar una elección con un único candidato, como es la práctica en todas las dictaduras. La Constitución hondureña no contempla la reelección de un mandatario ni que se realicen consultas para pasar por encima de ese mandato. La no reelección es un principio que ha venido rigiendo en el Hemisferio desde la caída de las dictaduras militares en los años Cuarenta y Cincuenta. No se permite la reelección porque la experiencia ha demostrado dos hechos:

El primero, que la reelección conduce a que se formen mafias y grupos de poder, que a su vez caen en corruptelas perniciosas para los países afectados;

el segundo, que sólo en raras ocasiones, como es el caso del presidente Uribe, de Colombia, hay fundamentados logros que deben consolidarse. Uribe ha combatido el narcotráfico y erradicar mucha de la violencia terrorista. No pretende un tercer mandato.

Tanto el Cardenal Rodríguez como el presidente Micheletti han destacado un hecho de suma importancia: a lo largo de la crisis no se había derramado la sangre de ningún hondureño, pese a las constantes provocaciones que turbas movidas por la extrema izquierda hacen a las autoridades. No había sangre aunque unidades del Ejército nicaragüense en cantidad no definida estuvieran tomando posiciones cerca de la frontera con Honduras. Este último país, dijo Micheletti, no busca conflictos con nadie pero está preparado para defender su territorio.

Es grave que a la desinformación y las falsas acusaciones que se hacen contra las autoridades hondureñas, que han procedido ciñéndose estrictamente a la letra de la ley, se monten espectáculos políticos, como la llegada a El Salvador de tres presidentes sudamericanos que no tienen asunto válido que hacer.

Es la OEA la que se ha vuelto irrelevante

Cuando Ortega perpetró el último fraude electoral en Nicaragua, reprimiendo por la fuerza manifestaciones en su contra y las que tuvieron un saldo indeterminado de víctimas, los adalides de la democracia que han llegado no dijeron absolutamente nada. Y las groseras violaciones que Chávez comete contra Venezuela, además de prolongar su mandato vía plebiscitos amañados, ni la OEA, ni las Naciones Unidas ni los presidentes amantes de la paz y la democracia que están hoy en nuestro país, protestan. No protestan por el atropello a la libertad de expresión, los cierres de medios independientes, la persecución a los opositores al régimen de Chávez.

En un momento de esta crisis, el secretario general de la OEA dijo que no podía renunciar al organismo un gobierno "que no existe". No reflexiona que con su condena y su subordinación al eje de la izquierda del Continente, es la OEA la que pierde autoridad moral y pierde relevancia. Cavan su propia tumba.