Casa para Todos= T1+T2+ …

Escrito por Juan Héctor Vidal.Lunes 27 de Julio.Tomado de La Prensa Grafica.

Me parece excelente la iniciativa del Gobierno de atacar el desempleo y el problema de la vivienda. En la situación actual, es la forma más efectiva de generar trabajo (T1) y de dotar a los pobres de un techo (T2). Es más, creo que es una alternativa ideal alrededor de un sector que ha estado al margen de las políticas públicas por muchos años, a pesar de sus innegables connotaciones sociales y económicas.

La cantidad de unidades habitacionales proyectadas rebasa con creces la tendencia histórica de los últimos 15 años. Por consiguiente, el impacto en la movilización de recursos humanos, financieros y materiales será muy importante. Dados los efectos multiplicadores que genera la industria, se esperaría un efecto indirecto importante, tanto en el empleo como en la demanda agregada. No es incidental que Brasil, entre otros países, haya hecho de la construcción un factor de contención de la crisis que azota al mundo. La figura del fideicomiso que manejará el BMI para garantizar a los bancos el pago del crédito de corto plazo que otorgará a los constructores les quita la excusa del riesgo que han estado manejando minimizar el acceso a ese financiamiento, mientras que el FSV abrirá líneas especiales, para garantizar el crédito hipotecario a tasas mucho más bajas que las que rigen en el sistema financiero tradicional. Potenciarán la reactivación del sector, los proyectos que serán financiados por FONAVIPO, los cuales contemplan un subsidio por el “costo cero” que se imputará a la tierra de propiedad estatal donde se desarrollarán los proyectos. En este caso, la decisión de segmentar los proyectos para facilitar la participación de empresas pequeñas y medianas es asimismo prometedora, lo mismo que utilizar preferentemente materiales e insumos producidos localmente. El valor agregado nacional será entonces mucho mayor.

Pero para no dejar en desventaja a las familias que no aplicarán a los proyectos financiados por FONAVIPO y que se ubican igualmente bajo la línea de pobreza debería también contemplarse una transferencia (T3) en forma de subsidio directo que debería incorporarse al presupuesto general de la nación. Con una partida de $20 millones se podrían otorgar 6,000 subsidios por una cifra equivalente al que se estaría concediendo al utilizar las tierras estatales. Sabemos que las restricciones fiscales son severas, pero ¿qué partido se opondría a una iniciativa de esta naturaleza, sabiendo que con ello se estaría contrarrestando la caída de la demanda efectiva? Además, una cifra de esa magnitud se podría financiar deteniendo la empleomanía y los gastos excesivos en publicidad que se están observando, así como vigilando de cerca los costos de los alquileres tipo FGR.

El Estado también tiene que asumir otra responsabilidad: reducir la tramitología (T4), considerando lo tardado y costoso que resulta desarrollar un proyecto habitacional. En la actualidad se estima que entre el inicio del proyecto hasta su conclusión, transcurren entre 20 y 24 meses, debido a los trámites burocráticos.

Los empresarios deben igualmente actuar con transparencia (T4) a través de lo que se conoce como pactos de integridad, a fin de participar bajo las mismas reglas y condiciones que deberá definir y respetar el mismo gobierno. En este caso, CASALCO ya tiene su propio código de ética, al cual deberían sujetarse por lo menos sus agremiados. Podíamos agregar un quinto elemento: la titularización (T5) de activos de parte del FSV para obtener recursos frescos en cantidades importantes y rescatar en buena medida el potencial de financiamiento con que contaba antes de la privatización de las pensiones.

Alrededor del efecto sinérgico que generarían estos conceptos simbolizados por cinco “T”, podría iniciarse una verdadera política de Estado, especialmente si se incorporan otros elementos a los proyectos habitacionales, como unidades de salud, escuelas, puestos de la PNC, recreación y medio ambiente. Y todo, a favor de los sectores más vulnerables.