Limpieza institucional a fondo y permanente

Todo lo que ha venido surgiendo a la luz pública, en buena medida por efecto de importantes investigaciones periodísticas, es muy útil para abonar al esfuerzo de autodisciplina depuradora que debe ser una práctica espontánea y natural.

Escrito por Editorial. Miércoles 22 de Julio de 2009. Tomado de La Prensa Grafica.        

El ya famoso y tristemente emblemático caso de la banda de Los Perrones en relación con distintas estructuras dentro de la Policía Nacional Civil grafica el imperativo de regularizar los debidos controles internos en dicha institución, que, como ocurre en cualquier parte respecto de entidades de la misma naturaleza y función, está bajo constante acoso contaminador por parte de las diversas y cada vez más complejas avanzadas del crimen. Es claro, porque las investigaciones tanto externas a la institución como internas de la misma lo indican, que desde hace tiempo hay una infiltración de los intereses criminales en los tejidos de la institución. Ahora hasta se ha iniciado una investigación de las actuaciones de un ex director de la PNC en el caso aludido.

Por las cosas que van saliendo a la luz, lo que ha habido es un círculo de apañamientos debidamente calculados, que es preciso esclarecer a plenitud, sobre todo para sentar precedentes que aseguren la transparencia en todo el manejo institucional. En muchas ocasiones hemos subrayado la importancia de volver a los criterios originarios sobre los que se construyó la estructura orgánica de la PNC, y uno de esos criterios básicos es la autonomía de organismos como la Inspectoría General. Progresivamente se ha venido metiéndolo todo en el mismo saco, con esa intención concentradora que tiende a dominar las instituciones. En este caso, eso puede volverse un verdadero peligro para la integridad del ente y de su función, como lo demuestran los hechos.

El trabajo de la Inspectora General en funciones es de resaltarse, y ojalá que se siga por esa ruta, para bien de una entidad esencial para la democracia y su proceso.

Promover la transparencia

En múltiples oportunidades nos hemos referido a la necesidad imperiosa de que la institucionalidad en general opere bajo el signo de la transparencia, y muy en especial cuando se trata de entidades que, por su función específica, son vitales para el buen desenvolvimiento del proceso nacional en su conjunto. En este orden se encuentran las que tienen que ver directamente con la justicia, como la PNC, la Fiscalía General de la República y el Órgano Judicial.

En el caso concreto de la PNC, la propia índole de su trabajo en el terreno hace aun más imperativo un ejercicio constante de autodepuración, que vaya reduciendo al mínimo, para llegar a la erradicación total, los riesgos de contaminación por parte del crimen, organizado o común. También hemos alertado con frecuencia frente al riesgo del “espíritu de cuerpo” mal entendido, que tantos trastornos produjo en los organismos que existían antes de que surgiera la Policía Nacional Civil, como fruto excepcional de los acuerdos de paz.

Todo lo que ha venido surgiendo a la luz pública, en buena medida por efecto de importantes investigaciones periodísticas, es muy útil para abonar al esfuerzo de autodisciplina depuradora que debe ser una práctica espontánea y natural. Afortunadamente, hay ahora una atmósfera social e institucional crecientemente receptiva de la necesidad de fortalecer la transparencia en todos los órdenes, y eso debe ser aprovechado en función de una democratización más sólida y consistente.