Escrito por Juan A. Valiente. Jueves 30 de Julio. Tomado de El Diario de Hoy.
A menos de dos semanas, después de la toma posesión del actual gobierno, ya en los periódicos nacionales aparecían noticias sobre la necesidad de evaluar el programa "Educación con Participación de la Comunidad (EDUCO)", un movimiento liderado por las gremiales magisteriales. Entre lo que éstas han propuesto hay diferencias. En lo que no hay diferencia sustancial es en que quieren nuevamente blindar los contratos laborales, incorporando a todos los maestros y maestras a la ley de salarios. Al parecer tales intenciones ya cuentan con el apoyo de los funcionarios actuales del Ministerio de Educación.
Es cierto que esta medida puede proteger de la arbitrariedad a los educadores, aunque ya no estamos en la década de los años 60 y 70. Pero es igualmente cierto que esta medida desprotege a los estudiantes y a los padres y madres de familia de la irresponsabilidad, de la falta de compromiso, de la incapacidad, de las ausencias injustificadas y de tantos otros males que este blindaje ha traído históricamente al sistema educativo público.
En el año 1991 nace el programa EDUCO como una estrategia para enfrentar el reto de la cobertura, luego de la guerra civil de doce años que vivimos en el país. Aprovechando los esfuerzos educativos que las mismas comunidades habían hecho florecer durante la guerra, EDUCO se convierte en una forma de proveer servicios educativos públicos en el área rural, con participación de la comunidad en la administración de dichos servicios. EDUCO ha sido un ejemplo de política educativa reconocida internacionalmente como un modelo a imitar, especialmente por el Banco Mundial.
Hace casi 20 años EDUCO beneficiaba a poco menos de 10 mil estudiantes e involucraba a menos de 300 docentes. En la actualidad beneficia a cerca de trescientos cincuenta mil estudiantes y a más de 8 mil docentes. El éxito en el incremento de la cobertura en estos pocos años demuestra la importancia de involucrar a los padres y madres de familia, de involucrar a las comunidades en la provisión de servicios educativos.
El Programa de Promoción de la Reforma Educativa de América Latina (PREAL), ha insistido desde hace años en la importancia de involucrar al conjunto de la sociedad y sus actores en el perfeccionamiento de las políticas educativas. En sus últimos informes de progreso educativo de la región ha mantenido que es necesario "transferir un amplia cuota de responsabilidad del manejo del sistema educativo y de la administración de las escuelas a los padres de familia, a los docentes y a la comunidad en general".
EDUCO ha sido una estrategia que fomenta la participación de la comunidad y que ha permitido aprovechar el capital social y político de las comunidades, combinando las capacidades del Estado con las de la comunidad. Ha tenido logros importantes como aumento de cobertura en el área rural, asistencia regular de la mayoría de los docentes, institucionalización de la participación ciudadana y aumento en la capacidad de gestión y capital social de la comunidad.
Es cierto que debemos reflexionar sobre los diversos modelos de autonomía escolar existentes como estrategia de mejoría de la calidad, no sólo de incremento de la cobertura educativa. Es necesario revisar el modelo administrativo de EDUCO para evitar los abusos de poder y las arbitrariedades, pero hagamos las modificaciones preservando lo bueno que hasta la fecha hemos logrado como país. Un maestro de centros escolares rurales puede hacer la diferencia en el futuro de la educación en el país. Un líder gremial, como el actual Ministro de Educación, puede ayudar al magisterio a dar el paso hacia la calidad. En lugar de apostarle a medidas del pasado que ponen en mayor riesgo la educación del país, debemos apostarle a medidas que mejoren la calidad y que aumenten las posibilidades de mayores réditos en el futuro. Los maestros y maestras deben liderar un proceso de cambio signado por la calidad educativa.
Estoy seguro que la mayoría de ciudadanos comprometidos con el país estamos dispuestos a invertir más en los maestros y maestras y en su profesionalización, si recibimos a cambio no sólo el compromiso con lo mínimo esperado: 200 días de clases y asistencia al centro escolar; sino que además recibimos un compromiso genuino con los máximos: más y mejor aprendizaje. Al maestro y a la maestra los hacen los que hemos sido sus alumnos. Nuestro éxito como personas y como país debe ser su principal responsabilidad. No defendamos el pasado. Construyamos juntos el futuro.
ningun mecanismo puede ser la solucion absoluta al problema educacionla de pais. Entiendo lo contraproducente que es meter a todo ese cuerpo docente bajo un lay que les ampara sin importar su rendimiento. Espero sinceramente que no hayan nostalgias de los 70 y 80s detras de las intenciones del gobierno. Pero tampoco creo que EDUCO sea el milagro que nos va a sacar de nuestros problemas educacionales. Es imposible dar buena educacion con sueldos de hambre a una poblacion hambrienta desde siempre. Para participar activamente en la actividad escolar como padre o madre se requiere de tiempo, conocimiento minimo de los programas educacionales etc. Ese mecanismo de participacion queda corto con poblacion que no tiene ni tiempo ni ganas de participar, no por que no quieran, sino por que no pueden ni saben como utilizar la posibilidad de participacion de la mejro manera. Lo mejor sera un sistema flexible que se adapte a las caracteristicas locales y si piensan meter a todos los maestros en un solo fijo contrato laboral deben incluir mecanismos que faciliten la observancia y seguimiento del desempeño de cada profesor.
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