Los mejores custodios de lo que se hace, se enseña y se maneja en las aulas son las familias cuyos hijos sufren las consecuencias de tener malos maestros
Editorial. Lunes 27 de Julio. Tomado de El Diario de Hoy.
Al hablar sobre los objetivos de la nueva Secretaría de Asuntos Estratégicos, Salvador Samayoa señala que "el tema de la descentralización y el desarrollo local puede evolucionar… este gobierno puede hacerlo mejor que los anteriores", ya que hay una intención de aumentar la transparencia y trabajar de manera conjunta con las comunidades para formular proyectos.
El problema es que lo que una mano quiere hacer -y aquí entra una de las variantes de la "democracia" que los efemelenistas siempre destacan-, la otra lo desbarata. Un programa muy exitoso que hizo participar a las comunidades en la implementación de políticas educativas, EDUCO, está siendo desmantelado para centralizar, en el MINED, todas las decisiones y los mecanismos referentes al manejo de las escuelas, el nombramiento de docentes, su evaluación y su conducta.
Es decir, cuando conviene se habla de descentralización y cuando no conviene se habla de dirección unificada.
EDUCO ha sido un éxito porque colocó en manos de los padres de familia lo que ninguna dependencia del gobierno central puede hacer: vigilar día a día la calidad de la educación impartida en las escuelas locales, además de involucrar a las familias y a toda la comunidad, en el objetivo común de formar de la mejor manera a las nuevas generaciones.
En esto vale recordar que sabe más el loco de su casa, que el burócrata de la ajena, más cuando el burócrata puede buscar finalidades distintas de lo que en verdad interesa a los niños y a las comunidades. Lo más grave es que el nuevo esquema se presta para revivir los conflictos sindicales de antaño y la intención de instrumentalizar la enseñanza para propósitos distintos de la verdadera educación.
No se embarranquen por no reflexionar
Lo que dio origen a EDUCO fue el desorden derivado de la falta de control de la autoridad central, el MINED y los sucesivos gobiernos, sobre el uso de recursos, la aplicación de los maestros a su sano cometido profesional, el cuidado de los niños, la defensa de las familias frente a individuos abusadores y los medios para remover incapaces.
Es imposible que las quejas de una comunidad respecto a malos desempeños, a abusos, a ignorancia crasa, a faltas de asistencia y a comportamientos impropios de un maestro, prosperen o sean resueltos siguiendo toda la tramitología que se impone al centralizar decisiones. Hasta ahora los maestros sabían que los reclamos, al igual que las felicitaciones y la amistad, eran una reacción inmediata; la centralización no democrática, pues eso es por desgracia la alternativa, se pone al servicio del intrigante, de las camarillas y de los aduladores.
El secretario Hasbún está en la obligación moral de revisar a fondo lo que está por ocurrir con EDUCO y los sistemas que, dentro de las circunstancias, han dado buenos resultados en el pasado reciente. No se puede hablar de descentralización y de tomar en cuenta las particulares condiciones de cada municipio y comunidad si algo de tan vital importancia, como es la educación, se centraliza y despersonaliza. Los mejores custodios de lo que se hace, se enseña y se maneja en las aulas son las familias cuyos hijos sufren las consecuencias de tener malos maestros y se benefician de los esfuerzos en pro de la enseñanza de las comunidades. No se embarranquen por no reflexionar.
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