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2009/07/20

La nota del día: Consejo Económico y Social sin sentido en una democracia

Un circo montado a dedo por definición es incapaz de entender las implicaciones que encierran medidas económicas, controles y regulaciones

Domingo, 19 de Julio de 2009. Publicado por El Diario de Hoy.

Las instituciones, los procesos y competencias, los marcos jurídicos, culturales y morales de una democracia son esenciales para estructurar sus rumbos, se trate de políticas económicas, ordenamientos sociales o para resolver problemas. La evolución de la sociedad, los cambios tecnológicos, la mayor integración al mundo obligan a replantear con frecuencia los modos de hacer las cosas, pero manteniendo principios y tradiciones fundamentales.
Los partidos políticos, el gobierno, grupos de "la sociedad civil" (un concepto fascista) pueden montar los foros y consejos que les dé la gana, pero sus conclusiones no pasan de ser enunciados que no obligan a nada, no son vinculantes para nadie. Y eso debe tenerse presente cuando se hable de la formación y puesta en marcha de un Consejo Económico y Social, "con representación de todos los sectores", para decirnos a los salvadoreños lo que debemos y no debemos hacer.

La figura de asambleas y foros "representativos de todos los sectores" es una vieja estrategia de movimientos antidemocráticos, de corte totalitario, para usurpar una legitimación que únicamente corresponde a las instituciones del Estado, a los mecanismos de formación de opinión, a los partidos políticos y a los ciudadanos. Estas asambleas son parte de la vida en democracia, pero cuyos aportes no excluyen otros.

El argumento que se viene esgrimiendo desde la firma de los Acuerdos de Paz es que la formación del Consejo se pactó entonces, "siendo una de las tareas inconclusas". Pero el propósito no confesado es usurpar competencias y funciones de los poderes del Estado, pasar por encima de ellos para debilitarlos y legislar de hecho. Quienes organizan esos foros, consejos, simposios o como se les quiera llamar, cargan los dados a su favor escogiendo quiénes pueden estar y quiénes quedan excluidos, además de asignar cuotas de votación, fijar las reglas, nombrar mediadores y determinar las agendas y temas que van a discutirse.

Los votos no son cheques en blanco

Pero eso es, dentro de lo muy grave, lo menos grave. Lo absolutamente inaceptable es que temas de naturaleza técnica, compleja y que requieren mucho conocimiento e inclusive sabiduría, se decidan por votación y además votaciones que de antemano se sabe que serán amañadas. Un circo montado a dedo por definición es incapaz de entender las implicaciones que encierran medidas económicas, controles y regulaciones. Si la izquierda no logra comprender los mecanismos elementales del mercado, la formación de precios, la naturaleza de la especulación, el papel de las ganancias, etcétera, menos se puede esperar de sindicalistas, de transportistas o de los otros grupos con que usualmente se forma masa.

Nuestra Constitución, como las constituciones de todas las democracias reales, establece una democracia representativa y no "directa", pues sólo a través de mecanismos indirectos es que puede realizarse la adecuada discusión de los asuntos públicos y asignar responsabilidades a quienes participan en ella. Con su voto los ciudadanos delegan una parte de su soberanía a las personas que luego forman gobierno, pero eso no significa que al hacerlo renuncian a continuar participando en el debate de asuntos públicos o a sus libertades individuales. Esta delegación, a la vez, no es de por vida, sino que se renueva permanentemente, a diferencia de lo que sucede en las dictaduras donde los pueblos eligen una vez pero se ven despojados del derecho a retirar ese apoyo.

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