01 de Febrero. Tomado de Voces.
El cansancio, un minuto antes de enfrentar la enésima entrevista del día, resulta evidente en el rostro del diputado Ottón Sigfrido Reyes. No obstante, la amabilidad no abandona ese rostro cansado. Saluda con la cordialidad habitual, se acomoda en su sillón, en el elegante despacho de la séptima planta de la Asamblea Legislativa.
Un despacho adornado con recuerdos de viaje, platos decorados de Vietnam que descansan en la mesa de centro. Al frente, enmarcados, varios títulos, diplomas, acreditaciones universitarias y reconocimientos de diverso tipo. Una impronta personal domina el lugar que, suponemos, será abandonado este próximo 1 de febrero para ocupar la planta del despacho de la Presidencia del órgano legislativo.
El hasta entonces vicepresidente de la Asamblea Legislativa, una vez cómodo en su sillón y sin abandonar su sonrisa amable, parece despojarse del cansancio a la espera de la primera pregunta. El hecho histórico del acceso por vez primera de la izquierda a la presidencia del máximo órgano legislativo se ofrece como tema natural para la reflexión.
Para Reyes, el significado de todo esto es “que el proceso que abrimos el 16 de enero de 1992, está dando los resultados que esperábamos, y que aunque ha tomado mucho tiempo, la transición política que abrieron los Acuerdos de Paz está culminando”.
“Tomó casi 18 años para que se diera la alternancia en la Presidencia de la República, un poco más para que se generara una alternancia positiva en la Corte Suprema de Justicia, y hoy le llegó el turno a la Asamblea Legislativa. Ya no se puede detener la fuerza y el empuje de las ideas de izquierda en el país. Si bien es cierto, la derecha, durante más de una década, construyó todo un dique para que el FMLN no lograse presidir la Asamblea Legislativa, aunque tuviese la legitimidad y el mandato popular, también ese dique se terminó rompiendo, en parte por esa gran fuerza del FMLN y el respaldo que tenemos en el pueblo, y en parte por la crisis misma que la derecha vivió y sigue viviendo después de su derrota electoral”.
Una victoria no solo política sino ética y moral
Para Sigfrido Reyes el hecho de lograr finalmente la presidencia del llamado primer órgano del Estado “tiene un simbolismo histórico extraordinario. Creo que no solo es una victoria política sino ética y moral del FMLN. Finalmente derribamos esa resistencia de la derecha. Llegamos a la presidencia con toda la legitimidad del voto popular. No es una presidencia impuesta, no es una presidencia ilegítima, tejida entre conspiraciones o negociaciones oscuras, sino que lo hacemos con toda la solvencia de ser la primera fuerza política del país, la fuerza promotora de los cambios en El Salvador.
Cambios y retos
SR.- La Asamblea tiene varios retos, y ubicaría los principales retos en el terreno de la política. Todo parlamento en cualquier país del mundo, y sobre todo en un sistema de rasgos democráticos debe de contar con autoridad moral para que sus decisiones generen un impacto positivo y de largo plazo en la sociedad.
El nivel de credibilidad del parlamento anda en el orden del 25%, mientras que en países como Uruguay, el parlamento o la asamblea tiene un nivel de confianza del 62%. Eso nos da la señal de que el parlamento salvadoreño debe hacer un esfuerzo extraordinario por ganarse la confianza y la credibilidad.
Un parlamento desacreditado, subordinado, termina siendo un parlamento con pocas posibilidades de darle sentido a la democracia y a las aspiraciones ciudadanas.
Yo veo el reto de tener un parlamento con prestigio, con credibilidad, que sea depositario de la confianza de la gente. Hay una encuesta de Latinobarómetro de hace más de un mes que establece que nuestro parlamento ocupa el lugar número 15 entre 19 parlamentos en América Latina, por el índice de confianza. Creo que esa es una señal que hay que atender. El nivel de credibilidad del parlamento anda en el orden del 25%, mientras que en países como Uruguay, el parlamento o la asamblea tiene un nivel de confianza del 62%. Eso nos da la señal de que el parlamento salvadoreño debe hacer un esfuerzo extraordinario por ganarse la confianza y la credibilidad.
P.- ¿Son conscientes los parlamentarios de esa situación?
SR.- No estaría seguro de que todos compartan esta reflexión, porque algunos se han acostumbrado a hacer política a la usanza antigua, la política de los privilegios de las prebendas, de los intereses que finalmente pueden dictar una ley o un decreto, torcer la voluntad de la gente; una política opaca que le huye a la luz, que le tiene miedo al escrutinio de la gente. Política desgastada y desacreditada. Pero yo creo que buena parte de los diputados y diputados, más allá del FMLN -donde yo creo que la posición es clara y es inequívoca en el sentido de reivindicar el parlamento, porque reivindicar el parlamento es reivindicar la política- hay una cantidad significativa de diputados y diputadas que comparten esta visión de que hay que dar pasos extraordinarios para aceptar y encarar ese desafío.
Tenemos distintas formas de llegar a la ciudadanía, y las tecnologías modernas nos permiten que nuestra actividad, nuestras decisiones, instantáneamente estén en cualquier lugar del mundo a través de internet, y en el caso local también a través del cable o de la radio. En ese sentido vamos a dar un gran paso.
Otro aspecto muy importante que yo veo de cara a reforzar el papel político del parlamento en la sociedad salvadoreña es convertir nuestro parlamento en un escenario de negociación política legítima y transparente, donde se logran grandes acuerdos, grandes concertaciones en beneficio de la nación. Para eso es importante que la presidencia del parlamento juegue un papel de liderazgo y de convocatoria; que sea capaz de movilizar, de dinamizar, de invitar a los distintos grupos en el parlamento y a los grupos fuera del parlamento pero que tienen intereses legítimos en las políticas públicas, a ser parte de un proceso participativo para llegar a grandes entendimientos. Hasta hoy ese papel, a mi juicio, no se ha jugado, y más bien se ha preferido jugar el papel de una presidencia anónima, subordinada y opaca.
Política de puertas abiertas
SR.- Yo preveo dos tipos de medidas en el sentido de políticas de puertas abiertas en la Asamblea Legislativa. Una tiene que ver directamente con la ciudadanía, volviendo más participativos los procesos internos en la formación de leyes, con más consulta, más apertura, escuchar más a los sectores, dar a conocer más lo que la Asamblea hace. En ningún lugar de nuestro reglamento interior está prohibida la consulta a los sectores. Es más, se establece que esa consulta debe darse. Tenemos oficinas departamentales a las cuales hay que darles un nuevo dinamismo. Tenemos distintas formas de llegar a la ciudadanía, y las tecnologías modernas nos permiten que nuestra actividad, nuestras decisiones, instantáneamente estén en cualquier lugar del mundo a través de internet, y en el caso local también a través del cable o de la radio. En ese sentido vamos a dar un gran paso.
La otra línea va directamente con los medios de comunicación. Creo que los medios de comunicación son vehículos importantes para acercar a la Asamblea Legislativa con el ciudadano, y para ello debe haber una actitud de apertura, de puertas abiertas, de accesibilidad de los medios de comunicación. Creo que la presidencia del parlamento debe ejercer una vocería fuerte sobre los asuntos del país, la presidencia del parlamento no puede permanecer anónima ni mucho menos esconderse sobre los grandes asuntos del país.
El país necesita que su Asamblea se pronuncie. Obviamente tiene que hacerse desde una perspectiva que refleje no solamente el punto de vista del partido político que encabeza la presidencia, sino que debe reflejar lo variado que es el pensamiento en la Asamblea Legislativa, pero que al fin de cuentas hay puntos donde hay una expresión institucional de la Asamblea. Yo creo que el presidente tiene que jugar [ese papel], y tiene que tener además una actitud muy abierta, muy accesible para que también las dinámicas legislativas sean del conocimiento de la prensa. Por ejemplo, creo que un presidente tiene que informar al pueblo a través de los medios el trabajo de una plenaria, anunciar qué es lo que se va a tratar en una plenaria; anunciar los acuerdos, señalar los desacuerdos, consignar los temas que se van a conocer. No tiene que ser eso asunto de sorpresas, obviamente en el marco de las competencias de la presidencia [porque] los diputados y diputadas pueden transformar una agenda a la hora que lo estimen conveniente. Pero la presidencia no tiene por qué tener un papel que raye en el secretismo sobre los temas que se ventilan en la Directiva, en la Comisión Política, en las comisiones. Asi que yo creo que en ese sentido la actitud hacia los medios tiene que ser una actitud abierta, totalmente accesible.
La Asamblea Legislativa y la juventud
P.- ¿Cómo promover una revalorización del papel del parlamento ante los jóvenes?
SR.- Yo creo que podemos emprender programas educativos con la juventud, con los jóvenes. Programas de educación cívica, donde se destaque el papel que juega la Asamblea en el sistema político. Y podemos también multiplicar los esfuerzos para que más jóvenes vengan a esta Asamblea, y no sólo en el plan de un día, sino también, por ejemplo, ampliar su programa de pasantías para que jóvenes que están por graduarse, o recién graduados, puedan tener un involucramiento más profundo en los asuntos políticos y también legislativos.
Yo creo que hay muchas cosas que se pueden hacer. De hecho, una de las leyes que tenemos también pendiente es una ley de juventud que, entre otras cosas, promueva la participación política de la juventud. Estoy convencido de que la Asamblea tiene la posibilidad de salir adelante con abnegación, con audacia. La Asamblea no tiene que verse a sí misma como una entidad conservadora, sino que tiene que ampliar sus horizontes. Hoy tenemos programas de educación cívica, de educación ciudadana, pero me parece que todo eso se puede llevar a un nivel superior para que más niñas, más niños, más jóvenes puedan educarse en el rol institucional de la Asamblea.
La cuestión sindical
P.- Hay conflictos sindicales, conflictos sociales –reales o ficticios- pero que están sucediendo. Nos gustaría tener su posición al respecto, sobre todo lo relacionado con los conflictos en el órgano judicial.
Nosotros no estamos en contra de que los trabajadores se organicen en sindicatos. Ha sido nuestra lucha de toda la vida. Pero lamentamos el hecho de que grupos sindicalistas lleguen a cometer atropellos contra la ciudadanía.
SR.- Con respecto a la Corte Suprema, hemos visto con profunda preocupación como una demanda de aumento salarial degenera lamentablemente en la paralización de una de las funciones más importantes del Estado que es impartir justicia. Creemos que cualquier aspiración de los sindicalistas del sector justicia queda muy pero muy por debajo de la necesidad e importancia de que nuestro sistema judicial funcione y actúe de manera oportuna.
Nosotros no estamos en contra de que los trabajadores se organicen en sindicatos. Ha sido nuestra lucha de toda la vida. Pero lamentamos el hecho de que grupos sindicalistas lleguen a cometer atropellos contra la ciudadanía. El tener, por ejemplo, paralizado el sistema legal de reconocimiento de cadáveres me parece que es un atentado a la sociedad y a la salud pública, en particular. El cerrar tribunales y con ello posibilitar que reos sean liberados porque se terminan los plazos legales para poder ser enjuiciados nos parece que es una enorme irresponsabilidad. Creo que la Corte Suprema ha dado señales en el sentido de buscar una salida negociada a la situación que se ha creado. En ese sentido yo esperaría que los líderes sindicales sepan atender esa voluntad. La lucha que ellos emprendieron puede ser justa, pero los métodos que emplearon desacreditaron su lucha, y ante los ojos de la mayoría del pueblo su lucha ha quedado en muy mal predicado. No se ve justa, no se ve legítima, sobre todo sabiendo las condiciones del sector justicia, que es uno de los sectores con los niveles salariales más altos dentro del Estado salvadoreño. Entonces no se logra percibir por qué llevar una lucha reivindicativa a límites extremos que paralicen el sistema de justicia del país.
P.- También nos gustaría su opinión sobre un problema que consideramos estratégico para el desarrollo del país. Nos referimos al tema de la violencia y sobre todo la violencia que afecta a la juventud en El Salvador.
SR.- Creo que estamos ante un reto grande como gobierno y como sociedad, de encauzar esta demanda de los ciudadanos por más seguridad, sin que eso signifique conculcar las libertades públicas y, sobre todo, que no se convierta al joven en un sospechoso de delincuente y que eso acarree consecuencias funestas para la juventud. Creo que esa experiencia ya la vivimos como país y no la queremos repetir. Hay ahora una visión nueva que busca combinar eficaz y efectivamente el enfoque de represión del delito con el enfoque de prevención del delito. Está de sobra demostrado que una inversión en prevención nos ahorra muchísimo más en cuanto a evitar que prolifere la delincuencia en el futuro. Un dólar invertido en prevención puede significar ahorrarnos 4 ó 5 dólares en el futuro en el combate al delito. Entonces, ese enfoque creo que está poco a poco ganando terreno al tiempo que se toman medidas para fortalecer los órganos de represión al delito, particularmente la policía y la fiscalía, porque tampoco vamos a caer en una visión idealista, dada la magnitud que está teniendo el problema, de creer que solo con prevención vamos a erradicar el problema.
Creo que estamos ante un reto grande como gobierno y como sociedad, de encauzar esta demanda de los ciudadanos por más seguridad, sin que eso signifique conculcar las libertades públicas y, sobre todo, que no se convierta al joven en un sospechoso de delincuente y que eso acarree consecuencias funestas para la juventud. Creo que esa experiencia ya la vivimos como país y no la queremos repetir. Hay ahora una visión nueva que busca combinar eficaz y efectivamente el enfoque de represión del delito con el enfoque de prevención del delito
Me parece que la policía ha dado pasos importantes en su vinculación, en su reorganización, a pesar de toda la resistencia a pesar de los viejos intereses de la derecha de mantener una policía corrupta y al servicio de sus intereses particulares. Se ha reorganizado todo el esquema de seguridad ciudadana y empiezan a verse resultados.
Yo estoy optimista. Creo que se ha iniciado un cambio, un giro en la situación delincuencial que se expresa fundamentalmente, por el momento, en una reducción del índice de homicidios y de otros delitos. Y esperaría yo que esa tendencia se consolide, y que poco a poco el país vaya dejando atrás ese esquema de violencia social y de criminalidad. Mientras tanto no debemos desistir de los esquemas de políticas preventivas, involucrando a las municipalidades, involucrando a las comunidades, a la sociedad civil, mientras tanto seguir en una lucha frontal bajo el marco del Estado de Derecho contra los criminales.
P.- Finalmente, ¿cómo se siente Sigfrido Reyes en lo personal ante los nuevos retos?
SR.- Ya me cansé antes de llegar (risas). Pero, ya en serio, yo lo veo como un gran reto personal el hecho de que mi partido me dé esta responsabilidad y deposite en mí la confianza para encabezar por primera vez el primer órgano del Estado y ser el protagonista de este gran cambio. Creo que eso me pone en un plano de mayor compromiso, no con un programa personal sino como una visión partidaria de lo que debe ser la Asamblea Legislativa. Nosotros no venimos a esta Asamblea Legislativa para acomodarnos a las circunstancias ni para practicar la vieja política. Nosotros venimos aquí para transformar la institución y para transformar la manera de hacer política en el país.
No ha sido fácil. Hemos estado enfrentando circunstancias muy adversas en todos estos años, pero finalmente se está haciendo justicia, y yo creo que la llegada del FMLN a la presidencia de la Asamblea Legislativa, más allá de ser una victoria política importante, es una victoria ética, es una victoria moral, porque enarbolamos principios que la gente aprecia y respalda, y que desde la Asamblea Legislativa se pueden hacer cosas en beneficio de la gente.
Esas son las razones que nos guían, y espero que al final de los quince meses podamos entregar cuentas y rendirle al país un informe de un desempeño satisfactorio. Y que todas esas dudas y ese escepticismo que posiblemente prevalezca en algunos, se haya transformado en un reconocimiento de que es posible cambiar una institución como esta, y que es posible hacer política desde una perspectiva distinta, poniendo en el centro la transparencia, la ética y la consecuencia con intereses populares.
P.- ¿El 1 de febrero estará Schafik en el ambiente?
SR.- Lo va a estar, ¡lo va a estar!
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