Nuestra Constitución establece: 1- el poder público emana del pueblo, 2- los funcionarios de gobierno son delegados del pueblo, no tienen más facultades que las que expresamente les da la ley.
Escrito por Luis Gómez Zárate.25 de Febrero. Tomado de La Prensa Gráfica.
La Constitución, como ley fundamental, debe respetarse a fin de mantener el orden, la unidad y la armonía social. Por eso establece el deber ciudadano de cumplir y hacer cumplir la Constitución; además da derecho al pueblo para restablecer el orden jurídico alterado por violaciones graves a la norma constitucional.
La actual administración gubernamental se caracteriza por irrespetar nuestra Constitución, desde la inscripción de candidatos, pero el pueblo se hizo “del ojo pacho”, porque tuvo confianza en la propaganda electoral: “somos la esperanza, viene el cambio”. Nada más falso, porque la realidad es otra, vamos de tumbo en tumbo, nos estamos ahogando, ni hay salvavidas que tengan la gallardía de rescatar lo que quedara de El Salvador.
El pueblo debe saber la verdad de lo que sucede, pues la verdad es la perfecta medicina para quien la dice, como para quien la lee o escucha. Así en seguridad pública, hay verdades que no pueden ocultarse, 4,005 homicidios en 2010, lo que nos permite calificar en lugar preferente entre los países más inseguros y peligrosos.
Aunque el encargado del Ejecutivo trata de ocultar el sol con un dedo, desestimando las críticas y soluciones con irrespetos, como lo hizo en una entrevista de televisión, cuando dijo: “La seguridad no es comida de hocicones”. Ser funcionario público implica responsabilidad, respeto al pueblo, a quien se debe, por ser su delegado, además somos sus patronos, pues con nuestros impuestos se le cancela su salario real, despilfarros y caprichos.
La criminalidad sigue galopante, asesinatos, a un sargento mayor, dos personas cortadas con motosierras, un recién nacido abatido a tiros, pozos macabros, asesinatos 2x1; 3x1, como si fueran ofertas comerciales.
Con este desorden macabro, aparece un “fulano” diciendo: “Que el presidente Obama viene porque hay seguridad”. Entonces ¿por qué los actuales funcionarios andan en camionetas blindadas y con enorme seguridad? Si el país es tan seguro, el encargado del Ejecutivo debería seguir el ejemplo del ex presidente Julio Adalberto Rivera, quien andaba solo, se le veía en motocicleta, en las graderías populares del estadio Flor Blanca, en el Carnaval de San Miguel. Realmente Julio Rivera fue todo un hombre, amigo del pueblo, estadista y presidente constitucional.
Con los fondos públicos han abusado, plazas fantasmas, 53 millones para viajes y viáticos, el despilfarro es público y así pretenden imponer nuevos impuestos. La alcaldesa de Ayutuxtepeque ha propuesto un impuesto a las remesas que mandan del extranjero los salvadoreños, donde se rompen el lomo para que sus familias tengan frijoles en su mesa.
Sobre los préstamos, se ha dicho todo, los economistas han expuesto el peligro en que estamos, incluso Salvador Arias, asesor económico del FMLN, pero las firmas a nombre del pueblo en los préstamos a bancos internacionales se realizan a cada momento.
En la empresa privada, cuando un gerente se sobrepasa a los mandatos de los socios, en aspecto económico y despilfarro de dinero, se le acusa de administración fraudulenta, Y a estos funcionarios de estado que son delegados del pueblo y que abusan de él, ¿por qué no corren la misma suerte?
El vaso ya rebalsó, el pisto va y viene y nadie sabe quién lo tiene. No se puede seguir señalando errores, ni soluciones que no se escuchan; llegó el momento de exigir: no más préstamos, honradez en el manejo de fondos, reducción del gasto público, dar cuentas exactas públicamente del dinero que es del pueblo, cárcel a los corruptos.
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