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2011/02/28

LPG-Países árabes: ¿por el fin de las tiranías?

 Costa Rica condenó “las acciones violentas del Gobierno de Libia hacia su población'”, denunciando que “es una barbarie lo que se ha hecho con la población civil que protesta por su libertad... es un genocidio”.

Escrito por Claudio M. de Rosa.Escritor 28 de Febrero.Tomado de La Prensa Gráfica.

 

Todo comenzó con la revolución en Túnez que se ha propagado por el mundo árabe, donde buena parte de sus países tienen gobiernos rodeados de funcionarios descritos como “clásicos cleptócratas” (burócratas ladrones), que se han enriquecido mientras sus pueblos, bajo opresión, se mantienen empobrecidos. Gran mensaje para muchos, que dejan que la corrupción se entronice a todo nivel, mientras la gente se siente desesperada por las dificultades económicas y, como en El Salvador, también angustiada por la delincuencia.

Los expertos consideran que en estos países no habrá una evolución radical, porque los vicios de la corrupción no se eliminarán fácilmente, pero es un primer paso de un proceso “irreversible”. Lo más espectacular es que el poder de la libertad, expresada en internet, redes sociales y la comunicación vía celulares, contagió a jóvenes estudiantes y profesionales, que perdieron el miedo a la violencia gubernamental y están derribando gobiernos. Indudablemente, la tecnología, la información y las comunicaciones han cambiado el mundo.

El 14 de enero cayó el presidente de Túnez, Zine el Abidine Ben Ali, después de 23 años de gobierno. El 11 de febrero renunció Hosni Mubarak en Egipto, tras 30 años de gobierno. Ante fuertes protestas, en Yemen, Ali Abdullah Saleh se comprometió dejar el poder en 2013, pero está al rojo vivo. En Jordania, el rey Abdalá II introduce reformas preventivas, para contener el descontento. Igualmente lo hace el Gobierno de Argelia. Las “ciber-convocatorias” vía internet en Marruecos demandan al rey reformas a la Constitución y terminar con la corrupción. En Siria, los llamados a la “revolución” se mantienen en las redes sociales, y varios activistas han sido detenidos. En Irán ante las fuertes manifestaciones de mediados de febrero el Gobierno reaccionó con una dura represión y el presidente Obama les señaló “lo que es verdad para Egipto tiene que ser verdad para Irán”, dada la similitud de las demandas con las del pueblo egipcio. En Bahréin, el 17 de febrero el Gobierno decretó el Estado de Emergencia para aplastar el levantamiento chii, que pedía reformas democráticas, causando tres muertos y 230 heridos.

Las protestas en Libia comenzaron el 15 de febrero y desde un inicio fueron sangrientamente reprimidas por una parte del ejército y 30 mil mercenarios, tras 40 años de dictadura de Muamar el Gadafi. Nadie conoce el número de muertos, pero Human Rights Watch los estima en 300 y según televisiones españolas llegan a 1,000, mientras que en playas libanesas cavan tumbas para los muertos. Tambalea un régimen sanguinario, donde está prohibido todo partido de oposición y sus partidarios intimidados con pena de muerte. Erradamente, con las amenazas de “baños de sangre”, Gadafi ha entrado en un callejón de difícil salida.

El precio del petróleo superó los $100 el barril, amenazando tanto la recuperación económica mundial como con un alza de los alimentos por aumentos de precios de los fertilizantes. El anuncio que Arabia Saudita producirá más petróleo, el control de los rebeldes de la mayor parte de las fuentes de producción del país con las mayores reservas de petróleo de África, han calmado a los mercados. Pero, todo dependerá cuánto tiempo tome resolverse la crisis de Libia.

En Latinoamérica varios gobiernos han condenado la violencia de Gadafi, mientras los que luchan por enraizarse en el poder lo apoyan. Daniel Ortega dijo: “Me he estado comunicando telefónicamente con Gadafi... lógicamente él está librando nuevamente una gran batalla, ¡cuántas batallas ha tenido que librar Gadafi!... le transmití... la solidaridad de los sandinistas nicaragüenses”. Fidel Castro señaló que “al gobierno de EUA no le preocupa en absoluto la paz en Libia, y no vacilará en dar a la OTAN la orden de invadir ese rico país”, sin mostrar preocupación alguna por las víctimas ni condenar la represión. Chávez mantiene silencio, pero su canciller hace “votos porque el pueblo libio encuentre... una solución pacífica a sus dificultades... sin la injerencia del imperialismo”.

Contrariamente, el Gobierno de Costa Rica condenó “las acciones violentas del Gobierno de Libia hacia su población”, denunciando que “es una barbarie lo que se ha hecho con la población civil que protesta por su libertad... es un genocidio”. En El Salvador, el Gobierno aún no se pronuncia debidamente ante tan grave violación de derechos humanos. Es lamentable.

Países árabes: ¿por el fin de las tiranías?

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