Escrito por José Alfredo López Sosa.27 de Febrero.Tomado de La Prensa Gráfica.
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En matemática existe un tema llamado proporcionalidad directa, cuya definición textual es: se dice que las magnitudes son directamente proporcionales si al aumentar una también aumenta la otra, o al disminuir una también disminuye la otra, pero manteniendo la misma razón y la proporcionalidad inversa dice que al aumentar una magnitud la otra disminuye; o si al disminuir una, aumenta la otra. Este proceso se da en matemática por ser una ciencia exacta.
Es lógico pensar que esta proporcionalidad en cualquiera de los casos es efectiva, pero no es así. En nuestra vida diaria si tomamos el caso particular los profesionales que existen en los recintos universitarios y en la sociedad que constantemente se preparan estudiando: diplomados, maestrías, doctorados o una carrera afín a la ya obtenida, lo hacen con el objetivo en primer lugar de ser competentes profesionalmente y en segundo lugar tener un ingreso monetario de acuerdo con el perfil profesional que este ha obtenido.
En la mayoría de estos casos los profesionales la proporción es más inversa que directa y esto se observa cuando en los clasificados de los periódicos aparecen empleos que solicitan un perfil académico exigente con anexos a su título académico como maestría, conocimientos de informática, idiomas; lógico sería que el salario fuera proporcional al perfil solicitado, pero esa proporción directa generalmente no se da sino la que se da es la inversa: poco salario ante un perfil alto solicitado.
La proporcionalidad inversa es más evidente y se da más en personas menos preparadas académicamente con salario sustancial y prestaciones envidiables como el caso de nuestros políticos para los que la exigencia académica no es un requisito. Algunos no han cursado ni media carrera universitaria y están en cargos que ni un ingeniero, licenciado o doctor con una o más maestrías pueden aspirar.
Y lo peor de los casos es que estos políticos no se preocupan por superarse, pero sí por mantenerse en las curules por largos períodos legislativos durante su vida haciendo un círculo cerrado al cual no cualquiera puede entrar a excepción de un familiar o amigo.
Para ellos sí se practica la proporcionalidad directa, con muchas variables, porque tienen inmunidad diplomática, salarios atractivos y prestaciones envidiables.
Qué bueno fuera que los partidos políticos como regla general pidieran currículos con perfiles académicos idóneos a su puesto para que cualquier salvadoreño mencionara “tenemos a un político preparado y acorde al puesto aspirado”. Pero no es así. Lo se ve en las curules o en los ministerios son abreviaturas en sus escritorios como Sr., Sra., Srita. que se repiten constantemente y que lo único que cambia es el nombre.
Esto no se dice para desanimar a aquel profesional ávido por mejorar su currículo y así aspirar a un mejor ingreso económico.
Al contrario, lo que se persigue es que hay que seguir adelante y hacer ver al Estado, a la empresa privada, la necesidad de que revise a través de sus respectivas dependencias la mejora salarial adaptada a los perfiles requeridos, para que todo aquel que esté en constante preparación académica sea valorado de acuerdo con su capacidad y perfil profesional obtenido.
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