El "juego limpio" es usado para el conocimiento y respeto del entorno de competencia comercial
Por Francisco Díaz Rodríguez.26 de Febrero.Tomado de Contra Punto.
ANTIGUO CUSCATLAN-“Juego limpio” (“fair play” en inglés) es una expresión muy utilizada para denominar el comportamiento leal y sincero además de correcto en el deporte, en especial fraterno hacia el contrincante “oponente”, respetuoso ante el árbitro y correcto con los asistentes. La preocupación por el juego limpio ha ido en aumento en todo el mundo, ante la reiteración de conductas deportivas cuestionables, no sólo por parte de los jugadores, sino por parte también de dirigentes, sponsors, padres y familiares, árbitros, entrenadores y público.” (Wikipedia, la enciclopedia libre)
Aunque tengo menos de dos semanas de haber asumido responsabilidad como Superintendente de Competencia, estoy sorprendido por la cantidad de personas que me ha preguntado: “Bueno ¿y eso qué es?”.
La pregunta expresa claramente cuánto se desconoce la institución y la ley a la que sirve, y preocupa, francamente, cuando es formulada no sólo por legos sino también por supuestos entendidos: comerciantes, empresarios y profesionales, con excepción, lógicamente, de economistas y administradores de empresas.
Esa preocupación me motiva a esta breve incursión explicativa, y las ideas del fair play ayudan para ello: el propósito de la Ley de Competencia y de la Superintendencia que vela por su cumplimiento consiste en que la competencia económica en El Salvador se realice en condiciones de “juego limpio”.
En efecto, el comportamiento leal y sincero además de correcto que se pide para el deporte aplica para la competencia; el comportamiento fraterno hacia el contrincante, puede traducirse como comportamiento honesto y de buena fe hacia el competidor; el comportamiento respetuoso ante el árbitro equivale al respeto de las leyes y de las instituciones del Estado, y, finalmente, lo más importante, el comportamiento correcto con los asistentes, corresponde al comportamiento con los consumidores: conquistar su preferencia en base al precio y la calidad de los productos ofertados, y en base a la calidad del servicio al cliente.
¿Es ésta una visión idílica, inocente, de la competencia en el mercado? Sí, definitivamente sí, porque la competencia en el mercado es mucho más que un deporte, es una verdadera lucha.
Esa competencia es, para algunos, una lucha por acceder al mercado; para otros, una lucha por sobrevivir exitosamente en él; para la mayor parte, es una lucha por expandirse y crecer y, quizás para los menos, es una lucha por controlar y dominar un mercado determinado. El mercado es al mismo tiempo la razón de esa lucha y la “cancha” en donde ella se desarrolla, y agente económico es el nombre genérico de quiénes están en competencia en esa cancha, o de quiénes inciden en la actividad de competir. Así, productores, distribuidores, mayoristas, minoristas, comerciantes, tenderos, importadores, exportadores, vendedores o revendedores, etc., son todos agentes económicos, como lo son también las instituciones públicas que adquieren o contratan por medio de licitaciones, y el Estado mismo cuando establece políticas o normas de economía.
En el deporte existe la llamada lucha libre profesional en la cual se vale todo, o casi. Se salvan a veces las zonas prohibidas y los pinchazos a los ojos. Y hay luchadores “técnicos”, que practican un juego limpio, como también “marrulleros”, que no tienen ningún escrúpulo con tal de acabarse al contrincante. Pero existen también las diversas modalidades de lucha olímpica, en las que hay reglas claras y el juego limpio deja de ser aspiración para convertirse en ley. En todas esas modalidades el tapiz o zona de combate está delimitada; la vestimenta similar y las categorías de peso y de edad sirven para equiparar las condiciones del combate, y existe, en fin, un sistema de competición por puntaje que estimula las habilidades, establece diversos tipos de victoria y, muy importante, que señala un conjunto de técnicas ilegales que no deben utilizarse jamás.
Toda sociedad jurídicamente organizada puede decidir qué clase de lucha de mercado permitirá: la “lucha libre” o la “lucha olímpica”.
Desde 1950 El Salvador es, por definición constitucional, un Estado socialmente responsable. Su Constitución actual reconoce un orden económico que “debe responder esencialmente a principios de justicia social”, y comprende un conjunto de enunciados entre los cuales se encuentran los que en noviembre de 2004 dieron base a la Ley de Competencia: I) El que exige al Estado la promoción del “desarrollo económico y social mediante el incremento de la producción, la productividad, la racional utilización de los recursos, así como la defensa del interés de los consumidores” ( Art. 101); II) El que “garantiza la libertad económica, en lo que no se oponga al interés social, fomentando y protegiendo la iniciativa privada dentro de las condiciones que acrecienten la riqueza nacional, pero que aseguren sus beneficios al mayor número de habitantes del país” (Art. 102); y III) El que prescribe que “no podrán autorizarse monopolios, sino a favor del Estado o de los Municipios, cuando el interés social lo haga imprescindible; y que se prohíben las prácticas monopolísticas para garantizar la libertad empresarial y proteger el interés de los consumidores” (Art 110). El Salvador optó, pues, por la “lucha olímpica”.
Quedémonos hasta aquí esta vez para no aburrir demasiado a nadie, pero sin dejar de decir que todo aquel agente económico (productor, distribuidor, comprador, vendedor, importador o exportador, mayorista o minorista, etc., de bienes o servicios) o, como lo define la Ley de Competencia: “toda persona natural o jurídica, pública o privada, dedicada directa o indirectamente a una actividad económica lucrativa o no”, puede dirigirse a la Superintendencia de Competencia buscando información, o pidiendo su intervención, si considera que algún tipo de práctica económica, pública o privada, limita o restringe su capacidad para entrar o para competir libremente en el mercado. Escríbanos: contacto@sc.gob.sv, o visítenos: www.sc.gob.sv
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