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2011/02/14

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 Salvador Samayoa.14 de Febrero.Tomado de El Diario de Hoy.
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Ahora resulta que vienen más impuestos. Siempre dicen que solo afectarán al pequeño segmento de ingresos más altos, pero al final pagamos todos, de una u otra manera, sobre todo las capas medias.

Y lo peor es que de no ser por los pocos medios de prensa que aún conservan su independencia, en este caso El Diario de Hoy, ni nos hubiéramos enterado hasta que el “gobierno de la concertación” nos hubiera presentado su “reforma” tributaria como un hecho consumado.
El argumento del diputado Inmar Reyes del FMLN expresa una terrible y descarnada lógica confiscatoria cuando afirma que las empresas han tributado más en 2011, y toma su propio reconocimiento como prueba de que tienen capacidad de dar más dinero al Estado del que ya dan. Según esa lógica, allí donde se detecten buenos resultados económicos, el gobierno puede pasar la guadaña sin mayor consideración.
A ver si alguien les explica a estos “reformadores” la diferencia entre la redistribuciónyla confiscación,porqueelprimer concepto es emblemático de las izquierdas y tiene su propia legitimidad, aunque tenga también vigorosos detractores, mientras que la confiscación es la divisa de los resentidos, de los incompetentes y de los corruptos que asfixian siempre la economía y no resuelven nunca los problemas del país y de la gente.
Pero más que discutir sobre diferentes enfoques omedidas de política tributaria, lo que por ahora resulta más interesante -casi increíble- es la falta de respeto a los ciudadanos y la irresponsabilidad, en el sentido estricto del término, quemuestran algunos funcionarios al proponer o avalar el alza o la creación de nuevos impuestos en un momento de verdadera indignación en amplios estratos sociales por la acumulación de hechos de despilfarro, chapucería y corrupción en diversos sectores del Estado. Estos tipos realmente tienen más cara que espalda. Nada les da pena.
No tienen vergüenza. ¿Cómo se atreven a pensar siquiera en subir impuestos después de todo lo que hemos conocido en días recientes sobre cientos de plazas injustificadas en la Asamblea Legislativa? ¿Cómo se atreven después que el presidente de laAsamblea primero ofreciera transparencia en su discurso inaugural y a los pocos días dijera que la Asamblea no es un circo para que estemospidiendo ver o conocer la cantidad de plazas y los salarios que se pagan en ese Órgano del Estado? ¡Habráse visto! Como si no tuviéramos todo el derecho del mundo de saber cuánto y a quiénes se paga con nuestro dinero.
¿Cómo se les ocurre hablar de impuestos después de comprometerse el gobierno a darle más dinero a los buseros? Bien dicen que será a cambio de exigirles que se comporten y no hagan tantos desmanes, lo cual estaría bien si no fuera ridículo que el Estado diera bonos por conducta civilizada, y si no fuera porque al final se cumple siempre la parte del subsidio y se incumplen siempre los compromisos de los buseros.
¿Cómo se les ocurre pensar en mayores impuestos cuando vemos todos los días en nuestro paso por “el pedregal” el patético monumento a la chapucería y al despilfarro de millones de dólares de nuestros impuestos? Y en otro orden de cosas, ¿porqué habríamos de sacrificar nuestros ingresos para que los altos funcionarios públicos vivan como millonarios, para que viajen y se compren casas, apartamentos, carros, trajes y joyas como millonarios? Cierto es que nuestro país tiene necesidades de infraestructura. Cierto es que mucha gente necesita ayudas especiales para salir de la pobreza.Cierto es que las élites salvadoreñas -todas, no solo las empresarialeshan sido poco solidarias a lo largo de la historia.
Cierto es que el Estado necesita recursos, pero también es cierto que los gobernantes deben ser mucho más decentes y eficientes de lo que son para ganarse el derecho de pedirnos que les demos una porción aún mayor de nuestros ingresos. En otros países, en los más desarrollados, la carga tributaria es mayor que en el nuestro.
Eso es verdad, pero es solo una parte de la verdad. La otra es que el Estado devuelve los impuestos en forma de obras y servicios de primera calidad. Los americanos o europeos pueden pagar hasta el 40% de impuesto sobre la renta, pero luego no tienen que gastar en seguridad privada, pueden mandar a sus hijos a excelentes escuelas y universidades públicas y tienen acceso a servicios médicos y a transporte público de primera calidad. Así funciona la ecuación: me dasmucho dinero, pero te doymuchos servicios, incluyendo el de la paz social. Y si no te los doy me destituyen, y si abuso de mi poder me meten preso.
En otras palabras, tiene que haber compromisos pactados, creíbles y verificables.Ysobre todo, tiene que haber concertación y transparencia. Pero de verdad, no como la paja del CES, o como la paja de la nueva presidencia de laAsamblea, o comola grosería de decir en un discurso oficial que en el “portal de la transparencia” del Ministerio de Hacienda “se asientan absolutamente todos los movimientos de dinero” del gobierno. Por ahora a los ciudadanos solo nos queda la libertad del cuche cuando nos anuncian aumentos de impuestos. Solo nos queda la libertad de berrear cuando nos llevan al matadero.
Eso es ahora. Mañana la molestia y la indignación pueden transformarse en otra cosa. A ver si reaccionan los partidos políticos. A ver si hacen oposición de verdad, en vez del vergonzoso contubernio con el partido de gobierno que tan fielmente ha reproducido los peores vicios del pasado.

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