“Vivimos un nivel de confrontación social peligroso, multitud de manifestaciones que se salen con su gusto, tensión creciente entre gobierno y gremiales empresariales... Este ambiente impide el progreso.”
Escrito por Rafael Castellanos.22 de Febrero.Tomado de La Prensa Gráfica.
Mantenemos un estado de confrontación permanente que está llegando a nivel de alarma roja. De mantenerse este estado, existe el peligro de que el retroceso que hemos tenido en la economía y la seguridad se traslade a las otras esferas de la vida del país, un lujo que no debemos permitirnos.
Hay cualquier cantidad de movimientos, entre reales y medio inventados que protestan, montan manifestaciones violentas, amenazan al gobierno y este termina “negociando”, dándoles lo que piden a los revoltosos aunque no los acompañe la razón, desde el subsidio a los buseros a cualquier otra manifestación que muestre fuerza. Aquí hay movimientos desde la izquierda desestabilizadora, a cualquier cantidad de aprovechados en ofensiva permanente, algunos por razones políticas, otros por chantaje económico.
Al mismo tiempo se escala la tensión entre el gobierno y las gremiales empresariales, ahora por el tema fiscal, antes por falta de inversión, ambos tienen ópticas diferentes, es lógico, pero conversando con apertura y sin prejuicios se pueden hacer avances cualitativos importantes.
El nivel de confrontación a que se ha llegado es preocupante e innecesario y peligroso, habrá quienes se alegren de que esto suceda. Probablemente hay quienes aconsejen al presidente que le dé garrotazos al sector privado para tener ganancias políticas y de popularidad. Seguramente hay sectores que se ponen contentos de ver las agresiones, pero eso no son ganancias que valen la pena, evaluándolas contra el daño que genera el estancamiento del sector que produce, del que genera para pagar las demandas sociales.
España y Brasil son dos buenos ejemplos de gobiernos socialistas que se entendieron con el sector privado y los sindicatos, para tomar un rumbo común en que ganaba el país y veamos qué bien les fue.
Esperemos que este estado de confrontación sea un episodio breve, no está claro cómo se logra, pero es posible.
Debemos proteger el avance en democracia que representa la alternabilidad en el poder civilizadamente, que al retroceder en los ámbitos mencionados se desluce, en vez de potenciar los motores del progreso económico y desarrollo social que se asocia con ello.
Hay signos preocupantes como una encuesta que muestra que la democracia no es apreciada por un porcentaje muy alto. Muchos piensan que la democracia resuelve sus problemas por sí misma y eso no es así, democracia es simplemente un sistema de gobierno y convivencia con libertad en que se toman decisiones, y el progreso llega si las decisiones son acertadas o no. Pero el concepto abstracto no le importa mucho a la gente cuando tiene problemas, los relaciona directamente y eso preocupa.
La libertad y la democracia son sagradas, le han costado tanto a este paisito valiente, que deben tenerse presentes todos los días como referente en las acciones que se toman, principalmente en el sector público, que son las que afectan a todos. El ambiente de confrontación y tensión social no ayuda a tomar buenas decisiones.
Para salir adelante debe superarse la confrontación y efervescencia social como primera reacción, pues mantienen la emocionalidad de la sociedad y los actores principales crispada, nos hace atascarnos en el pantano de la inmovilidad que causa el espíritu confrontativo, es necesario ver más allá, salir del pantano.
Si podemos sacar la mente y las energías de la confrontación a veces estéril, podemos dedicar nuestros esfuerzos a pensar en cómo trascender, no solo en cómo estamos de complicados.
Es urgente encontrar la estabilidad, la tranquilidad colectiva, superar este momento de agitación y efervescencia social inmerecida, aunque los problemas pueden serlo, debemos encontrar la forma de bajarle la temperatura a la caldera social, a este diario vivir agitado que nos hace patinar en el pantano, aunque haya cosas positivas en el ambiente, como la visita del presidente Obama, un reconocimiento de que algo bueno está sucediendo aquí en el tema democracia y la posibilidad de una mano amiga en momentos de aprieto.
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